El doctor Rafael Orihuela, exministro de Sanidad, destacó que la cifra de recién nacidos muertos supera la mortalidad infantil. También citó, en un conversatorio sobre las incidencias de la crisis eléctrica, que hay un déficit tremendo de camas hospitalarias —más de 18.000— muchas de ellas pediátricas.

Caracas. En un país sin cifras oficiales, principalmente en materia de salud, los registros se obtienen de los casos publicados en los medios de comunicación. Saber cuántas personas fallecen en una unidad de cuidados intensivos o en medio de una operación quirúrgica producto de un apagón es algo que el Estado no hace público.

Sin embargo, el doctor Rafael Orihuela, exministro de Sanidad, argumentó que en el país mueren cerca de 9000 neonatos, de 600.000 nacidos vivos.

Y entre las causas citó el incremento de las infecciones y las nuevas epidemias, por un lado y, por el otro, las fallas mecánicas como consecuencia de los cortes de energía eléctrica. Mueren sin asistencia. Eso es preocupante y hay que registrarlo, aunque suene escandaloso, sostuvo.

Para el especialista es raro que la mortalidad neonatal (de 0 a 21 días de nacido) supere a la infantil, pero en el país está sucediendo y eso se debe al colapso del sistema, problema que solo se soluciona haciendo una inversión en los equipos.

Esa fue una de las conclusiones preliminares del conversatorio realizado en el Colegio de Ingenieros por la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica, Mecánica y profesiones afines (Aviem), donde este jueves se trataron las consecuencias de las fallas de energía en el sistema de salud.

Orihuela resaltó que los 28 hospitales tipo IV estaban protegidos con plantas eléctricas y denunció que en estos últimos 10 años comenzaron a aparecer las fallas.

Ahora hay que hablar con la verdad. Hay que decir lo que está pasando, pues hasta ahora lo que se sabe es por lo que aparece en la prensa. Hay casos de decesos en las unidades neonatales en Maturín, en Mérida, San Cristóbal, hubo un colapso en Anzoátegui y otro en Maracay. Por eso se justifica que se haga una medición exacta de la situación; así como también de los adultos muertos en las terapias intensivas con gripe H1N1. Si esto no se hace, queda como un rumor, como algo inexistente. Y sabemos que hay indicadores muy claros, como el tema de la mortalidad neonatal.

Se refirió igualmente a la crisis de atención. Hasta 1998 se habían construido 227 hospitales y la oferta de este período largo de Chávez y Maduro fue hacer 18 grandes centros asistenciales generales y completar otros tres o cuatro más pequeños. Solo culminaron —de los grandes— el Cardiológico Infantil. El resto, ninguno fue abordado desde el punto de vista estructural. Quizás en el único que intentaron llegar hasta tres pisos fue el de El Vigía, el cual se hizo famoso porque estaba en un cono de la salida del aeropuerto. Los otros no los ejecutaron. Entre ellos, un Gastroenterológico para Táchira, el Cardiológico para adultos, el Oncológico famoso que lo mudaron de Guarenas-Guatire para Montalbán y nunca lo construyeron. De los pequeños se cuenta la Maternidad de Cúa, uno militar en Barquisimeto y el Materno Infantil de El Valle que lo comenzó Ledezma.

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Esa deuda en la infraestructura hospitalaria se materializa en el déficit de camas para las nuevas necesidades de estos últimos 20 años. Es una carencia importante, a la que también se añade la diáspora con la migración de personal especializado, principalmente enfermeras.

Según las cifras del doctor, en 1995 se contaba con 36.000 camas. De esas, más de 18.000 ya no existen. Con el agravante de que muchas son pediátricas. Lo otro es que un hospital no lo pueden concebir sin enfermeras, por ejemplo, o sin el personal obrero-mecánico. Ese es un circuito completo. Falta uno y se te tranca el serrucho. Esa situación repercute en el paciente: un niño de bajo peso que necesita una incubadora para sobrevivir y se va la luz, se muere. Eso es bastante grave. Ahora cómo detener eso, primero hay que saber el tamaño del problema. Cuando ha habido un apagón no quedan reportes de si la planta arrancó. Cuántas hay, no tengo la menor idea, pero lo cierto es que la requieres, porque lo que hemos visto es que, en el caso de los neonatos, están falleciendo precisamente por falta de atención mecánica.

Levantando diagnóstico 

Al respecto, el ingeniero Wiston Cabas, presidente de la Aviem, destacó que se está levantando un diagnóstico de cómo el colapso del sistema eléctrico repercute en la salud. Las informaciones obtenidas hasta ahora no son gratas, pues están seriamente impactados los sectores de 0 a dos años y los adultos mayores. Nos han reportado falta de incubadoras y fallas de terapia intensiva por el daño de los equipos. En un mes podremos tener números de esas deficiencias. Estamos haciendo un inventario de los equipos electromédicos, de cómo y el porqué se están deteriorando, dijo.

Incluirán en el estudio el estado de las plantas eléctricas, en el caso de existir dentro de los hospitales. Lo que sabe es que hay muy pocas y no están en óptimas condiciones. Citó los casos de Ciudad Bolívar y Zulia donde murieron neonatos que estaban en las incubadoras. También reportó casos de médicos que han terminado los procesos quirúrgicos alumbrando con la luz de sus celulares precisamente por los bajones de energía. La vida de las personas ahora está en juego por la crisis del sector eléctrico. Eso se lo vamos a decir al país cuando se tengan los resultados.

Otros sectores que serán analizados son servicios, industrias básicas y producción agroalimentaria, según comentó el ingeniero.

Foto: Archivo Crónica.Uno


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