Los vecinos están rodeados de basura, moscas, zamuros y ratas. Dijeron que la recolección se hace cada dos o tres días y denunciaron que el problema es que no hay contenedores ni espacios para la disposición final de los desechos sólidos.

Vargas. Habitantes del barrio Aeropuerto, ubicado en la parroquia Urimare vía Catia La Mar, perdieron el sentido del olfato debido al efecto de los gases que emana el relleno sanitario que bordea las terrazas altas del sector.

Hace dos semanas, parte de ese relleno agarró candela justo donde hay desechos de cauchos. Y al olor que desprendía, se sumó una humareda oscura y densa que, según los afectados, llegó incluso a perjudicar las operaciones en el aeropuerto de Maiquetía.

El incendio fue controlado por los organismos de seguridad, pero todavía se observan pequeñas fumarolas montaña adentro, las cuales se aprecian desde la parte baja del barrio.

[irp posts=”37099″ name=” La gente vive en pobreza pero se entera de la comida enviada para Haití y eso molesta””]

Amenaza permanente

Antonio Mundaraín, vocero del consejo comunal, dijo que ese relleno afecta a seis sectores donde residen cerca de seis mil familias, más de 12.000 personas.

Citó el caso de Las Veredas, San Miguel, Bloques Unidos, Brisas del Aeropuerto, Vista al Aeropuerto, Santa Eduvigis  y el barrio Aeropuerto: “Todas esas comunidades sufren una calamidad por ese relleno. Cuando le prenden candela aquí no se puede vivir”.

Mundaraín denunció que en estas dos últimas semanas los casos de afecciones respiratorias se incrementaron producto de la explosión del material inflamable. Expresó que muchas personas llegaron a la casa comunal manifestando alergias y cuadros gripales, mientras que otras se fueron directo al hospital: “Es la generalidad, aquí todos estuvimos expuestos a esos gases que, además, dificultaban la visión”.

img_20161014_115030423.jpg
En la parte alta de las terrazas, pese a que aún hay pequeños incendios, se observan personas escarbando entre la basura.

Los abuelitos de la comunidad comentaron que se encerraron en sus casas mientras pasaba el humo arrastrado por el viento. Sin embargo, Isaura Ramos aseguró que se metía por todos lados en su casa. “No podíamos tener una ventana medio abierta porque por ahí se colaba. En mi casa hay un niño asmático y en dos oportunidades lo sacamos al hospital, donde no había para nebulizarlo. Ese relleno realmente es como una bomba de tiempo. Deberían cerrarlo ya, pues cada vez es más frecuente que le prendan candela”, destacó la señora, que tiene 25 años viviendo en el barrio.

Ciertamente, no es la primera vez que el relleno arde. En agosto pasado se quemaron dos hectáreas del basurero, en el cual, según datos de la Alcaldía de Vargas, entran al día 504 toneladas de desechos provenientes de ocho parroquias del estado Vargas: Catia La Mar, Urimare, Macuto, Caraballeda, Naiguatá, La Guaira, Maiquetía y Carlos Soublette; basura que es atractiva para los indigentes y para las personas que se rebuscan del material recolectado.

Mundaraín contó que el consejo ha pedido la transferencia de la recolección de los desechos y su administración dentro del relleno, según la Ley de Transferencia de Servicios. Con todo, esta petición no ha tenido eco en las instancias de la Alcaldía. Por lo que el vocero comunal fustigó al director de gobierno, Jhonny Vásquez, a quien acusó de no querer discutir con ellos esa problemática ambiental.

[irp posts=”7671″ name=”Aguas podridas carcomen bases del bloque 6 de la urbanización 10 de Marzo en Catia La Mar”]

Rodeados de basura

Y por si fuera poco la crisis ambiental generada por el relleno, en la entrada de la comunidad crece fuera de control otro vertedero, que alimenta una mina de moscas que invaden casas, ambulatorios y comercios. Está en un costado de la plaza principal a la vista de todos los transeúntes.

Según Odalis Castellanos, vecina y líder comunitaria, hace meses les quitaron los contenedores y, en consecuencia, los desperdicios son arrojados en ese espacio. A veces ocupan media calle y cuando los camiones se llevan la carga, el repele queda regado por la acera peatonal.

Niños, mujeres y ancianos caminan entre los desperdicios aguantando la hediondez. También los locales de comida circundantes y el ambulatorio próximo se ven afectados por el mal olor.

img_20161014_112238460.jpg
Vecinos piden que sean devueltos los contenedores.

“Es insoportable esto. Tenemos el relleno arriba y este vertedero en toda la entrada de la comunidad. Las moscas no nos dejan en paz. Están en todos lados y a toda hora”, denunció, al tiempo que pidió a las autoridades locales devolver los contenedores para al menos mantener aseada la entrada del barrio y evitar así la propagación de epidemias producto de la insalubridad.

Fotos: Mabel Sarmiento Garmendia


Participa en la conversación