Según el politólogo Benigno Alarcón, que el Gobierno “rompa” con el silencio solicitado por los noruegos es una señal de que en realidad nunca se buscó acordar una salida a la crisis sino repetir el efecto que los fallidos diálogos de Dominicana tuvieron sobre el liderazgo de Juan Guaidó.
Caracas. El pasado 29 de mayo concluyó formalmente la segunda ronda de reuniones exploratorias entre la oposición y el chavismo. Ese mismo día Maduro faltó a la única solicitud hecha por los mediadores noruegos —prudencia sobre el proceso— al declarar en cadena nacional que la iniciativa estuvo precedida por reuniones secretas desde “hace 2 y 3 meses”.
Esta “revelación”, hecha por el mandatario del chavismo tiene como objetivo el dinamitar la confianza de la base opositora en su liderazgo, así lo asegura el politólogo Benigno Alarcón.
Lo que gana es desprestigiar a la oposición. No hay que olvidar que el liderazgo se fundamenta en la confianza, si no confío en el líder, no hay liderazgo. Lo que Maduro trata de hacer es decir que el líder no te dice la verdad, te oculta información y yo te digo la verdad, no porque ese público lo apoye a él [a Maduro], sino porque deje de apoyar al liderazgo de oposición”, afirma Alarcón.
El también director del Centro de Estudios Políticos y de gobierno de la UCAB, cuestiona entonces la motivación real de Maduro y la coalición de gobierno con respecto a las reuniones exploratorias en Noruega, y señala que ese tipo de acciones, además de los representantes que se enviaron al país escandinavo (los mismos que acudieron para el fallido diálogo en República Dominicana de 2017-2018), parecieran indicar que lo que se busca en realidad es debilitar a la oposición.
“Los noruegos pretendieron manejar esto de forma discreta y cuando una parte [Maduro] sale a hablar de ello, está violando el acuerdo de buena fe. El resultado que quiere el Gobierno con la negociación es el mismo que logró en República Dominicana cuando logró debilitar el piso de la oposición y de varios de sus liderazgos, busca el mismo efecto”, explica.
En esa línea, Alarcón manifiesta que no se puede criticar a la oposición por intentar buscar una solución que evite “un derramamiento de sangre o una escalada de violencia” en el país, pero aprovechó para señalar algunas áreas en las que las fuerzas opositoras pudieran mejorar.
Una de estas áreas sería la comunicación, en la que el académico sostiene que la oposición debería mantener una línea más directa y sincera sobre las reuniones de Noruega, señalando no solo por qué se aceptó ir, sino también lo que se busca y lo que ha ocurrido en los encuentros.
Esto iría en contra de lo solicitado por los noruegos, pero el propio politólogo señala que la oposición no “gana nada con ser discreta si el otro bando [el Gobierno] no lo va a ser también”.
Otro punto que Alarcón menciona es la importancia de mantener la presión sobre el Gobierno, ya que se debe entender que la misma debe ser “complementaria a un proceso de diálogo y no una alternativa al mismo”.
Hay que tener claro que el Gobierno sabe que lo que se negocia es su salida. Inclusive si es una elección lo que se busca, ellos saben que no la van a ganar porque sería una elección con garantías (…) Para que el Gobierno negocie su salida tiene que mantenerse la presión, la presión debe ser complemento de la negociación y no la alternativa. No tiene sentido quitar la presión para sentarme a negociar”, expresa.
El pasado 29 de mayo culminó la segunda ronda de reuniones exploratorias en Noruega donde representantes del chavismo y la oposición, junto con mediadores del país europeo, han intentado establecer un diálogo para encontrar una solución a la crisis política venezolana.
Tras esta segunda ronda de encuentros, no se ha logrado llegar a ningún acuerdo que permita un diálogo o una salida política al caso que inició el pasado 23 de enero y que ha llevado al no reconocimiento de Nicolás Maduro por parte de diversos países del mundo.
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