El primer Caracas-Magallanes de la temporada 2016-2017 no tuvo el movimiento de público en las horas previas de otras temporadas.

Caracas. “Aquí hay más policías que gente”, señaló con algo de fastidio por el sol el agente de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), Juan Lancelotti, cerca del mediodía en las cercanías de las taquillas del estadio Universitario de Caracas, que en las horas previas al primer clásico Caracas-Magallanes de la 2016-2017, se miraba sin el movimiento habitual de anteriores campañas.

Lancelotti aseguró que el contingente de 300 policías llegó al coso de Los Chaguaramos a las 5 de la mañana y se encontró con una cola de unas 100 personas, que, en sus palabras, “dejaron pasar de inmediato sin mayor inconveniente”. El diagnóstico del funcionario estuvo acorde con el tránsito despejado que exhibían las aceras a la salida de la estación Ciudad Universitaria, donde más o menos a la misma hora el 27 de octubre del año pasado, las filas por entradas para el primer duelo entre los Eternos Rivales de la 2015-2016 se extendían hasta la parroquia universitaria.

“Esto está muerto”, continuó quejumbroso el gendarme, para quien el Caracas-La Guaira del miércoles fue el partido con mayor afluencia de público. El poco entusiasmo que ha generado la nueva temporada entre la gente también era narrado desde los puestos de comida y souvenirs de la Plaza de los Estadios.

“Estamos comenzando, pero la venta va un poco lenta. Hay menos gente y los que vienen preguntan y evalúan lo que pueden comprar”, admitió Juan José, quien tiene 25 años vendiendo camisas y gorras en un tarantín cercano a las taquillas del estadio de Los Chaguaramos. “Hay que estar picoteando. La venta no es como antes, pero hay que mantenerse para permanecer aquí” (sic), sentenció el comerciante con precios de camisas entre 8.000 y 30.000 bolívares y gorras de 3.000 para arriba.

Más adelante, Grégory se mantenía a la expectativa por el clásico, a su juicio “la prueba de fuego” de la joven temporada en cuanto a ventas se refiere. El dueño de una pequeña cantina de empanadas —600 bolívares por unidad— tiró un dato que resume la poca asistencia de la fanaticada al campeonato: “Yo en una semana vendía dos o tres pacas de Harina Pan, pero hasta ahora no he vendido la primera”.

En el local de al lado, la señora Carmen Blanco coincidió con las expectativas sobre el Caracas- Magallanes, se mostró hasta ahora tranquila por el tema de la seguridad en las afueras del recinto y abogó por una victoria de los turcos ante su archirrival.

Solo a partidos importantes

En la pequeña aglomeración de 50 personas para comprar entradas de tribuna, los aficionados como Francisco concordaban en “distribuir” la ida a los escenarios, con prioridad para los encuentros más importantes. Los entre 6.000 y 8.000 bolívares que pensaba llevar para disfrutar del duelo, quizá no le alcanzaron con cervezas a 500 bolívares, perros calientes entre 1.200 y 2.500 y hamburguesas a 4.000.

Quizá por eso Luis Alfaro fue más comedido y tenía presupuestado un monto mayor para la noche: “Pienso llevar 40 mil bolos para disfrutar y comprar una curdita. Vendré solo a los partidos importantes, está muy caro todo allá adentro”.

Foto Cortesía


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