De acuerdo con el proyecto Sismo Caracas, 57,1 % de las edificaciones ubicadas en la parroquia Catedral son de “alta vulnerabilidad” y 66,2 % corren “alto riesgo” ante algún movimiento telúrico. Expertos advierten que la ausencia de planes de contingencia, de prevención de desastres y el abandono de algunas estructuras comprometen edificaciones de gran valor patrimonial en Libertador.
Caracas. Solo cuando la calle se sacude con enfado y los edificios se baten, los caraqueños recuerdan que viven en un país sistemáticamente activo, donde cada cierto tiempo se agitan las fallas de San Sebastián o El Pilar, dos de las cinco que flanquean el norte del territorio. Solo entonces, los residentes de las zonas más encumbradas se pasman por el vértigo del sacudón y entienden la severidad de los riesgos y las amenazas que laten en una ciudad que crece convulsionada, acomodada en la cultura de lo provisional.
Lejos de ser un hecho extraordinario, entre el 14 y 22 de agosto la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) documentó 20 eventos telúricos, la mayoría de ellos imperceptibles. El más enérgico de todos ocurrió el pasado martes a 5 km al este de Yaguaraparo, en Sucre, a una profundidad de 31.6 km. Fue, en términos populares, un “sacudón de espanto”, que puso aprueba los nervios de más de uno.
En La Candelaria, la parroquia ubicada en el centro de Caracas, las columnas del Centro Comercial Candoral se agitaron. Y no pasó mucho tiempo hasta que se diluyó una fila de vecinos que esperaban comprar alimentos regulados en un automercado ubicado en ese recinto. De momento, el pánico gobernó el lugar. El miedo se manifestó en algunas sonrisas discretas que irrumpieron en los rostros de quienes proferían mensajes de alerta y otros más que permanecían enmudecidos.
Lo ocurrido en Caracas no es poca cosa. De acuerdo con el proyecto Sismo Caracas, un conjunto de índices de vulnerabilidad elaborado por expertos de la Universidad Central de Venezuela, en el casco y centro de la ciudad solo 2,1 % de las edificaciones cumple con los parámetros de la Comisión Venezolana de Normas Industriales vigentes.
El estudio de microzonificación sísmica enfatiza que 57,1 % de las edificaciones ubicadas en la parroquia Catedral son de “alta vulnerabilidad” y 66,2 % corren “alto riesgo” ante algún movimiento telúrico. Expertos advierten que la ausencia de planes de contingencia, de prevención de desastres y el abandono de algunas estructuras comprometen edificaciones de gran valor patrimonial en Libertador.
En la parroquia Catedral, donde el proyecto Sismo Carcas inspeccionó 154 edificaciones emblemáticas del casco histórico, la propia Catedral Metropolitana, La Casa Amarilla, el Museo Sacro ni el Palacio Arzobispal de Caracas están exentos de riesgo. La fatalidad circunda la zona. Se trata de un preludio aupado por la falta de inversión pública y la ausencia de mantenimiento a esas estructuras que resumen la historia de una ciudad sin memoria.
De acuerdo con el índice de Vulnerabilidad Ciudadana ante Amenazas Naturales, presentado en 2015 por la UCV, USB y UCAB, 80 % de la población vive en zonas de alta amenaza sísmica y 1.050.579 viviendas han sido declaradas oficialmente en riesgo. Ello en un contexto urbano donde más de 64 % de las casas son autoconstruidas por sus habitantes, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida Venezuela (Encovi).
Entre los factores físicos predominates, la Encovi precisa que 3.567.679 viviendas no poseen estructuras y otras 4.862.340 están construidas sobre terrenos inseguros. Un error que, a juicio de Teodoro Ruiz, ingeniero de la USB, ha sido exaltado por Misión Vivienda Venezuela, cuyas casas han sido construidas, en más de 50 %, en zonas inestables.
En gran medida, admiten voceros de Protección Civil (PC) en Distrito Capital, la vulnerabilidad de las estructuras también está asociada a la edad de las edificaciones. En el caso de Caracas, las parroquias más comprometidas son las situadas en la vertiente norte, entre ellas San José, La pastora, Altagracia y Catedral.
Según un estudio de Reducción del Riesgo Sísmico en Edificaciones Escolares, presentado en 2011 por la UCV y Funvisis, de una muestra de 569 planteles caraqueños, solo 6 % cumplía con la norma Covenin 2001; 66,9 % fue construido antes de 1982 y 32,8 % antes de 1939, en 1947 y 1955.
Derbys López, director de la Fundación Historia Ecoturismo y Ambiente (Fundhea) y encargado del voluntariado para el rescate del Museo del Transporte, habla con propiedad del tema. López, quien ejerce como guía patrimonial, ha recopilado una serie de fotografías antiguas que le ayudan a reconstruir la historia sismológica en Venezuela y rescata la importancia de conocer nuestro pasado en lo que a eventos sísmicos se refiere.
“Pocas personas registran el terremoto de San Narciso, ocurrido hace 118 años. Como no dejó muchos muertos en Caracas, la historia lo solapó [20 casas caídas, 21 muertos y más de 50 heridos]. Sin embargo, el de San Narciso marca un antes y un después. Fue el punto de partida para las investigaciones sismológicas en Venezuela, desde el punto de vista científico y arquitectónico”, advierte.
Aquel cataclismo, para una ciudad conducida por aires agrestes, también resultó decisivo para que se compraran los sismógrafos en Venezuela y otros equipos importantes para la prevención. “Fue el último terremoto histórico y el primero instrumental [un sismógrafo de Estados Unidos lo registró]”, explica López, quien organiza talleres con herramientas básicas para incentivar la cultura de prevención sísmica en las comunidades.
A propósito del sismo ocurrido este 21 de agosto, los expertos recomiendan tomar previsiones. Protección Civil sugiere evaluar el entorno, identificar zonas de seguridad y rutas de evacuación. También sugiere habilitar un bolso con linterna, agua y alimentos no perecederos. “Durante el evento sísmico es importante mantener la calma. Si vive en un edificio evite utilizar el ascensor. Luego del movimiento corte los servicios básicos”, recomienda Marcos Hernández, funcionario de PC. En el caso de un terremoto, es más acertado protegerse en el sitio donde se esté, en lugar de salir.
De acuerdo con Protección Civil (PC) Miranda, solo en los municipios mirandinos que integran el Área Metropolitana se han identificado al menos 50 zonas en riesgo, entre las cuales resaltan parroquias como Petare, en Sucre; el sector Santa Cruz del Este, en Baruta y áreas de Chacao.
Los riesgos suponen un problema real si se mira la historia ocurrida en Caracas durante el terremoto de 1967. “La Pedrera es una cantera, pero la gente evacuada comercia con el riesgo, venden las casas“, advierten desde PC.
En el municipio Sucre, por ejemplo, más de 600 familias sufren los efectos de un urbanismo en riesgo. El complejo residencial Argelia Laya, una obra del Estado en el Morro de Petare, cada año revive el capítulo de los refugios y reanuda el debate en torno a un programa bandera, que cuenta con la mayor social desde 2011: Misión Vivienda.
Los ocupantes de las terrazas 10, 11 y 12 de El Morro fueron evacuados desde el 4 de septiembre de 2017 para evitar que se consumara lo que parecía ser una tragedia anunciada: el desplome de los inmuebles, un riesgo ineludible tras el sismo de 4,5 de magnitud que estremeció la ciudad el 30 de agosto del año pasado y que torció aún más las estructuras de GMVV que comenzaron a ceder seis meses después de su inauguración en 2008.
En total son 37 edificaciones y 600 las familias que deben salir del urbanismo. Todo el complejo está afectado, pues se levantó sobre una falla geológica activa. La mayor muestra de ello es el agrietamiento progresivo del suelo y los continuos deslizamientos.
Durante más de 12 años la asociación de vecinos de Paulo VI denunció que ese proyecto habitacional era inviable, pero todas estas advertencias fueron ignoradas, recordó Ingrid Palacios, residente de la zona.
A las familias de El Morro se suman las 480 del complejo habitacional Los Caciques de Misión Vivienda, en Colinas de Vista Alegre. Allí un tramo de la calle 3 —justo en frente del urbanismo— colapsó el año pasado. El deslizamiento dejó expuestas tuberías de varios servicios lo que pone en alerta a los vecinos.
Por su parte, los vecinos de Ciudad Tiuna han reclamado por filtraciones en las viviendas. Cuatro torres del urbanismo Estrellas Revolucionarias, en Filas de La Rinconada, tienen riesgos estructurales pues carecen de apoyo. Muchos beneficiarios de Misión Vivienda no denuncian por miedo a ser despojados de sus casas.
Fotos: Archivo
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