Los secuestros marcan la pauta en la vida de los conductores, y en varias oportunidades le ha tocado meterse en algún barrio para rescatar a sus compañeros.

Shaylim Castro/@ShayC_

Caracas. Desde que tres delincuentes, con un pico de botella, le propinaron un par de puñaladas a Miguel para secuestrarlo luego de una carrera el pasado 11 de abril, no ha podido volver a trabajar en la línea “Amigos de La Vega”, ubicada en la redoma de La India y donde labora desde hace ocho años.

Ese día Miguel montó en su taxi a un par de hombres y una mujer que le pidieron una carrera desde la avenida Baralt hasta La Vega, donde lo secuestraron para robarle su carro, luego de apuñalarlo y lanzarlo por un barranco en el barrio Las Casitas Altas de La Vega.

Aunque el conductor sigue en recuperación, sus compañeros de línea José Dario Useche y Walter Escalona no olvidan el episodio que les tocó vivir cuando se enteraron de la noticia, pues les tocó correr hasta el sitio para prestarle auxilio.

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“Una señora lo vio bañado en sangre y lo ayudó, lo dejaron hasta desnudo. Gracias a Dios en la zona nos conocen por trabajar cerca y nos avisaron para rescatarlo”, comentaron ambos conductores, junto con otros compañeros. Horas después del suceso, pudieron recuperar el vehículo, pero totalmente desvalijado.

Para varios taxistas este tipo de hechos ya es el pan de cada día, por ello, toman sus medidas como trabajar hasta las 5:00 pm o pensarlo dos veces antes de montar a un cliente.

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Walter trabaja desde hace 20 años como taxista y recordó cuando apuñalaron a uno de sus compañeros, luego de robarle el vehículo

Rescate por un compañero

La línea de taxi de Parque Central Choferes Asociados, ubicada en la planta baja del famoso edificio con el mismo nombre, trabaja las 24 horas del día, lo que supone un riesgo para varios de sus conductores.

Wilmer Porras, de 49 años, señaló que dentro de las instalaciones cuentan con la presencia de un módulo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB),  pero hace apenas una semana le robaron el carro a uno de sus compañeros.

Porras comienza su horario desde las 2:00 am, consciente del riesgo al que se expone tanto él como sus demás compañeros, y más cuando hace un mes secuestraron a uno de los conductores para quitarle el vehículo.

“Hizo una carrera hasta San Agustín y apenas llegó lo interceptaron. La Policía Nacional Bolivariana (PNB) llegó a la línea y nos dijeron que recuperaron el carro, pero no al chofer”, relató el señor Porras.

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Conductores lo piensan dos veces, antes de montar a un cliente si lo consideran “sospechoso”

Luego de la noticia, los conductores movieron cielo y tierra para rescatarlo, ya que uno de los compañeros vive en la zona.

“Los hampones nos pidieron 120 mil bolívares por él, entre varios se reunió la plata. Tuvimos que ir a buscarlo hasta allá y entregar el dinero”, recordó el conductor con 10 años en la línea.

Por medidas de seguridad, la línea revisa a los clientes que consideren “sospechosos” con un detector de metal y, en otras ocasiones, prefieren evitar las carreras a los barrios.

“Hay clientes que no entienden y hay que explicarles que uno es el que toma el riesgo, pues uno los puede dejar en el barrio, pero después salir de ahí es el problema porque nadie te conoce”, afirmó.

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Aunque la línea de taxis de Parque Central cuenta con un módulo de la GNB, no se salvan de la delincuencia

Fotos: Angeliana Escalona


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