Dos fundaciones, Sembrando Fútbol y Activa Caricuao, se unieron para entrenar en el balompié a más de 100 niños y adolescentes. El objetivo principal es que estos muchachos logren llegar a la universidad.

Caracas. No es una técnica nueva eso de enamorar a los chamos con el deporte para que alcancen una carrera universitaria. Sucede que algunos llegan y otros se quedan en el camino. Por esa razón, Eduardo Eduardo Morao, Contador Público de 27 años de edad, escribió en su proyecto de vida dar clínicas de fútbol, y así ayudar a conseguir becas en las universidades que beneficien a los chamos de escasos recursos económicos.

En 2015 organizó, junto con unos compañeros, la Fundación Sembrando Fútbol, la cual busca crear en los niños y adolescentes oportunidades para el desarrollo y la superación.

Con ese precepto arrancaron. Formaron un grupo de niños en la UD-7 de la parroquia Caricuao y comenzaron a entrenarlos.

Trabajo ad honorem

Cuando chico siempre me imaginé entrar a un estadio profesional y demostrar mis habilidades, pasado el tiempo, la oportunidad nunca se me dio. Fue uno de esos sueños que de niño llegue a tener, de esos que aún se mantienen y no se olvidan, se lee en un texto escrito por Morao en sembrandofutbol.blogspot.com.

Los entrenamientos son martes y jueves.

Hoy en día ve materializar ese sueño en más de 100 niños a los que ahora tiene el gusto de enseñar las técnicas del balompié.

Sin embargo, este año ha sido muy difícil a nivel económico y no han podido hacer ningún evento en el campo, dijo.

No hemos recibido ni donaciones. No obstante, en el campo que está en la UD-7 de Caricuao, frente al Materno Infantil, hay un terreno que la gente recuperó y ahí estamos trabajando con los chamos y en alianza con la Fundación Activa Caricuao.

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Y como en esto de trabajar ad honorem hay que dar un paso a la vez, Morao no se detiene en su objetivo inicial: conseguir becas de estudios, pero mientras se abren las puertas, los martes y jueves de cada semana hace que niños desde los 5 hasta los 14 años den rienda suelta a su talento en la cancha.

Fui jugador. Estuve en la escuela Caricuao Fútbol Club que practicaba en el Luis Aparicio en la UD-3. Y por eso tengo tanta identificación con la parroquia. Lamentablemente, en esta zona el fútbol es muy subestimado. Las canchas son un tierrero. Eso no sucede en otras parroquias, como en el 23 de Enero o El Paraíso, donde hay patios con engramados. Eso de alguna manera me motivó a seguir aquí. Sé que no tengo dinero para hacer más, pero con los conocimientos que adquirí estoy aportando un grano de arena.

Ahora ve resultados, pues contó que los mismos padres le refieren que notan cambios no solo en las técnicas del juego de sus hijos, sino además en el comportamiento. Eso es muy buena nota. Hay una mejor convivencia y de mi parte mucha responsabilidad. Cuando yo sienta que no puedo, lo diré, pero sembraremos fútbol y si el panorama del país se aclara un poco, iremos a otras comunidades a participar en ligas, como lo hicimos en 2015 cuando fuimos al barrio La Cruz en Chacao.

Desde los 5 años reciben a los niños para su formación deportiva.

En estos momentos con él trabajan otras cuatro personas que igual hacen esta labor sin esperar dinero a cambio. Nuestro concepto está muy bien definido: la educación debe ir de la mano con el deporte, y el fútbol como expresión de valores fundamentales ayuda al desarrollo personal de los chicos, los enseña a trabajar en equipo y a tener visión de futuro.

Puede conocer más sobre esta experiencia de Gente Buena a través de las redes @SembrandoFútbol y @Sembrando_Fútbol.

Fotos: Cortesía


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