Los padres y hermanos de la víctima están hospitalizados por la misma causa pero fuera de peligro. La familia cocinó un arroz con yuca rallada. Era la única comida del día.

Ciudad Guayana. Era la primera comida del día y terminó siendo la última de su vida: Ángel Luis Hernández, de tres años, murió este domingo en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) del barrio La Victoria, en San Félix, intoxicado con la yuca amarga que él y su familia se comieron.

El desayuno, servido a la hora del almuerzo porque no había nada más para comer en la casa, fue arroz con yuca rallada. La familia de la víctima explicó que es una forma de “rendir” la comida.

Después de comer, Ángel Luis le dijo a su mamá que le dolía la barriga. Sus hermanos —Rubeliz, de tres años; Luis, de siete; y Elismaris, de 12— también se sintieron mal. Luego fueron Olga González y José Luis Hernández, los padres, los que se sintieron mal.

Todos salieron de su casa —barrio Moscú, en Vista al Sol, San Félix— para el CDI. Ángel Luis fue el primero en ser atendido. Los médicos contaron este lunes que vomitó las conchas de la yuca, pero la intoxicación había invadido el torrente sanguíneo. Murió allí, antes de que pudieran llevarlo al hospital.

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Sin ambulancias

En el CDI de La Victoria no hay ambulancia. Al lado está una comisaría de la Policía del Estado Bolívar (PEB). Fue en una patrulla que prestó el servicio donde, finalmente, pudieron llevar a la familia intoxicada al hospital Doctor Raúl Leoni y al pediátrico Menca de Leoni.

Allí están todos hospitalizados y, según los familiares, fuera de peligro.

Esperan que el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas investigue el caso para dar con el responsable de lo ocurrido: el que le vendió la yuca a la familia. “Prefirieron comprar eso porque la masa está muy cara”, dijo una hermana de Olga.

Apuntaron que, según lo que ellos mismos han averiguado, la yuca fue robada de un conuco del sector y luego vendida en el mercado. Nadie les advirtió al respecto. Las consecuencias fueron la muerte de este niño de tres años y la intoxicación de su familia.

Foto: Marcos Valverde


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