Para distancias cortas y medias, este vehículo es una alternativa contra el tráfico y la incomodidad. Además es más económico, saludable y fácil de estacionar

Cristian Hernández/@FortuneCris

Caracas. Antes de mudarse a Valencia hace un año, Gabriela Aguilar vivía en la parroquia San Juan y trabajaba en la Universidad Central de Venezuela. Para trasladarse solía usar el transporte público, en el que se tardaba aproximadamente una hora.

“No solo me quitaba demasiado tiempo, sino que muchas veces era un estrés ir parada en la camioneta, o apachurrada entre la gente y cocinándome en el metro”.

Desde la estación Maternidad hasta Ciudad Universitaria hay aproximadamente unos 7 kilómetros. “En bicicleta esa distancia se recorre en 25 minutos”, dijo Gabriela, quien además aseguró que el trayecto nunca llegó a cansarla.

“Mucha gente tiene la idea errónea de que Caracas es una ciudad imposible de recorrer en bicicleta. Ya sea por el peligro o la falta de infraestructura, o que la vestimenta no te ayude para ir al trabajo”. Pero Aguilar no le dio importancia a eso y disfrutó hacerlo.

Del estrés a paseo

“Cuando estás metido en camioneta o en metro solo te trasladas de un punto A a un punto B. Sin intermedios. Pierdes la oportunidad de disfrutar la belleza de la ciudad, lejos del ruido y la incomodidad”, comentó Gabriela.

Durante sus traslados muchas veces se detuvo para  pasear por plazas y parques, o para comerse un helado y así refrescarse del sol caraqueño.

Conoció partes de la ciudad que de lo contrario nunca visitaría, debido a que no llegan camionetas o el Metro.

Por su parte, Manuel Valera, activista del movimiento de ciclistas, cree que Caracas es una ciudad totalmente apta para el ciclismo urbano.

Aseguró que los medios de transporte no motorizados son una alternativa ante el colapso del tráfico caraqueño, y además es una tendencia mundial visible en las grandes ciudades del mundo.

“Cambiar la mentalidad del uso del carro particular a medios menos invasivos solventaría problemas como la contaminación, el tráfico excesivo y la falta de espacios para caminar. Otros beneficios poco conocidos son la disminución de la violencia, el aumento de la inteligencia y de la creatividad y la creación de una conciencia social más arraigada hacia la comunidad y sus necesidades”, dijo.

En los últimos años -según Valera- gracias al trabajo permanente de los distintos movimientos del ciclismo urbano se han ejecutado obras importantes en beneficio del uso de la bicicleta, como las ciclovías temporales y permanentes, el préstamo de bicicletas en el plan Caracas Rueda Libre, por parte de la Alcaldía de Libertador, y el plan Caracas a Pedal de la Alcaldía Mayor.

Sin embargo, reconoció que queda mucho para lograr y por generar las condiciones atractivas para el grueso de la población. Una de estas condiciones es la educación vial a conductores y la modificación de leyes que otorguen mayor protección y espacios a estas unidades.

“La actual ley de Tránsito Terrestre obliga al ciclista a tomar el canal más cercano a la acera, circular en fila india en todo momento, y otras medidas absurdas que al momento de un accidente le dan toda la razón legal al conductor de automóvil”, se quejó Valera.

No obstante, eso no detiene a un número cada vez mayor de ciudadanos que están escogiendo este vehículo.

De hecho Valera afirmó que desde que se promueve esta alternativa, ha habido una mejora sustancial en el trato de los conductores, que ya no ven a los ciclistas como elementos extraños en el tráfico. “Han aprendido a convivir con nosotros”, celebró.


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