Usuarios y transportistas se las ven feo con el hampa y con la escasez de repuestos

Luego de las 4:00 p. m. disminuye la afluencia de camionetas en las principales avenidas de Caracas. En el terminal Río Tuy, los pasajeros pagan plantones; principalmente los que se dirigen hacia Coche. Una de las dos líneas que opera en ese circuito solo tiene 14 carros al día, de 157 que tenía hace varios meses. La falta de piezas y la inseguridad ahuyentan a los conductores.

Caracas. Hay choferes de rutas del transporte público que luego de las 7:00 p. m. no prestan servicio por temor a los atracos y secuestros. Mientras que a los pasajeros les salen raíces esperando camionetas en las paradas y terminales.

En ocasiones, las unidades tardan más de una hora, como ocurre en el terminal Río Tuy, donde llueven las quejas de los usuarios, precisamente porque pasadas las 4:00 p. m. el servicio es pésimo y pone en evidencia la palpable escasez de camionetas.

Las causas para el retiro de las unidades son la inseguridad y el desabastecimiento de repuestos.

Terminal Rio Tuy / 20 de enero de 2016 / Angeliana Escalona / CronicaUno
Los usuarios esperan hasta una hora por una unidad.

Este es un problema anunciado y reiterado por los afectados directos, “pero no hay correctivos y no dejamos de ser víctimas. El pasajero no entiende cuando subimos el pasaje, se molesta cuando se montan los charleros a vender o pedir, nos acusan de cómplices si los roban, pero en realidad también estamos sentenciados por el hampa. Esto es un estrés, estar detrás del volante”, contó Jon Pérez, de la línea Casalta-Chacaíto-Cafetal.

El pasado viernes 27 de enero un miembro de la Línea Casalta-Chacaíto-Cafetal, Roigar Molina Arellano, fue asesinado dentro de la unidad en medio de un robo.

Voceros de los transportistas llevan el pulso de los ataques hamponiles y este martes, durante una caravana que se efectúo hacia la sede del Ministerio de Interior Justicia y Paz, en la avenida Urdaneta; indicaron que, a pesar de las numerosas protestas públicas efectuadas por los distintos bloques de transporte y de la participación en las mesas de dialogo entre autoridades de todos los niveles (municipal, regional y nacional), así como de las promesas y planes realizados; la situación, lamentablemente, está muy lejos de resolverse.

Tomando como referencia las reseñas de la prensa nacional, Hugo Ocando, presidente del Bloque del Oeste, expresó que, durante el primer semestre del año 2016, el porcentaje de homicidios de choferes en la Gran Caracas ascendió significativamente: 28 transportistas asesinados. Esto significó un incremento de 36 % con respecto a 2016.

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También Pedro Jiménez, del bloque suroeste, consideró que esta problemática no se puede atacar definitivamente si los responsables no tienen la capacidad operativa real para hacerlo:

“En 16 años, el Gobierno ha implementado 15 planes de seguridad con el único fin de reducir los altos índices de criminalidad en Venezuela, que se han convertido en uno de los problemas que más preocupa a los ciudadanos. Pero la realidad es otra, en vez de bajar el delito, las negras estadísticas, no oficiales, demuestran la precipitada escalada de violencia y ponen en tela de juicio la efectividad de estos programas de   protección. En tal sentido, corresponde al Estado en todos sus niveles, a las distintas instituciones y poderes a la sociedad civil, a usuarios y transportistas buscar soluciones inteligentes y efectivas”.

Mientras que Luis Colmenares, representante del bloque del Este, consideró que con una tasa de 91,8 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, Venezuela se ubica en el segundo lugar de los países con mayor violencia letal en el mundo: “Cifras y estadísticas nada alentadoras, pero que obligan, dada la magnitud y crudeza de las mismas a buscarle reales soluciones al problema de la inseguridad y la violencia criminal, al hampa desatada en Venezuela”.

Por tanto, exigen a los distintos niveles de decisión política y administrativas del Poder Ejecutivo que establezcan las coordinaciones necesarias, para actuar integral y mancomunadamente en la solución de tan grave problemática. “La vida y la seguridad personal y patrimonial de muchísimos venezolanos está en juego ante tan grave problemática y corresponde a todos, absolutamente a todos los implicados en la resolución de dicha situación, abocarse con prioridad y responsabilidad para resolverla”.

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Aunado a ello, está el tema de la escasez de repuestos. Solo en la línea La Rinconada-Silencio, de 155 carros que estaban en funcionamiento, la flota bajó en los últimos meses a un promedio de 14 diarios, según su directivo José Gómez. Y todo por la falta de batería y cauchos, principalmente.

Gómez explicó que cuando se funde un motor necesitan más de dos millones de bolívares y que cuando les secuestran una unidad quedan empeñados de por vida.

A su vez, sostuvo que, si el Ejecutivo escucha sus planteamientos, es hora de reactivar la entrega de subsidios para la compra y repotenciación de unidades: “De seguir así el servicio desaparecerá, pues con los costos actuales es imposible mantener un carro y menos una familia”.

Según José Luis Hernández, presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores, en 2016 la producción de autopartes nacionales para el ensamblaje se redujo 97 %.

Fotos referenciales: Angeliana Escalona


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