Desde hace más de dos semanas, habitantes de Caricuao se las ven feas porque no tienen agua. Para saciar la sed han tenido que, con peroles de todos tamaños, recorrer las zonas donde hay manantiales, almacenan agua para consumo humano y atender la limpieza del hogar.

Caracas. Angustiados porque llevan más de 8 días sin recibir una gota de agua por tuberías, vecinos de Caricuao con peroles de todos tamaños se acercaron a los pozos naturales y de Hidrocapital en búsqueda de agua para atender las necesidades del hogar.

Sin luz, sin transporte público, sin gas, sin Cantv y sin agua. Esa es la triste realidad de los habitantes de la parroquia Caricuao, una de las zonas más verdes de Caracas, por lo que se considera el segundo pulmón vegetal después del cerro El Ávila.

Desde antes del apagón están sufriendo por la fuerte sequía. No han recibido apoyo de la Alcaldía de Caracas en cuanto a la distribución de cisternas. Una que otra vez llega un camión de los bomberos, pero no es suficiente para abastecer a más de 200.000 personas que habitan en esta zona del suroeste capitalino.

Este segundo apagón avivó la crisis y puso más fuerte la sequía. La gente cuando vio al vecino sacando sus tobos, con botellitas yendo hacia los lados de la montaña hizo lo mismo y se enfiló a buscar agua. Otros en la UD-1 se fueron a unos tanques que sirven de resguardo a unas bombas de Hidrocapital, donde, cuando hay agua, hay fugas, pues las llaves están dañadas. Esos tanques tienen agua empozada de muchas semanas, está amarilla, tiene sedimentos. Sin embargo, a los vecinos, la necesidad, los obligó a meterse en esos tanques de más de tres metros de profundidad para llenar los tobos.

Al sitio llegaron niños y personas de la tercera edad. Bajaron de las partes altas y cargaron cuanto botellón podían.

“Tomaremos de esa agua, voy a hervirla qué más voy a hacer. No tengo nada, lo malo es que después vienen las enfermedades estomacales y no hay medicinas”, dijo una mujer mientras amarraba a un carrito de mercado una cava redonda.

La noticia se regó como pólvora y a este llenadero improvisado llegaron más vecinos de otras zonas de la parroquia. A las 12 del mediodía el agua ya había descendido más de dos metros. Los hombres que estaban sumergidos cargaban sin parar los pipotes, a sabiendas del riesgo que implicaba para su salud.

Una cisterna no es la opción más rápida para ellos, pues la están cobrando en dólares y nadie tiene para ese gasto. “Lo que medio tenemos es para comprar comida, no para el agua por eso dependemos de estos chorros. Más arriba hay más colas, esto es muy crítico”, dijo Enrique Saucedo, quien además de estar detrás del agua, desde las 6:00 a.m. estaba en la calle esperando a que pasara un camión del gas para comprar una bombona, pues ese es el otro karma, la falta de gas doméstico. Como el agua, este servicio falla desde hace 15 días.

Los que tienen espacios abiertos en sus casas cocinan con leña, pero el que no puede tiene que pasar largas horas en la vía esperando a los surtidores. De otra forma, tienen que ir a la avenida Morán en San Martín, en donde les venden las mismas bombonas hasta en bolívares 5.000.

Los niños que no fueron a clases por la suspensión hecha desde el gobierno de Nicolás Maduro, en vez de estar en casa disfrutando de una película, en un partido de béisbol, durmiendo, haciendo lo propio de un infante, están cargando pimpinas con obligación.

Ellos se ríen, cuando están en su proceso de llenado porque ven como una diversión eso de meterse en un pozo. Sin embargo, cuando van cuesta arriba con los botellones sobre los hombres, los rostros cambian, se les nota el cansancio y el desagrado de estar en esa tarea forzada.

Los ancianos también se ven incómodos. Sin fuerzas, bajan y suben escalones, se encaraman en cerritos y se llevan sus botellas con angustia. También para ellos en una tarea ingrata, pero “que más da mija. Hay que buscar agua”, comentó una señora que pudo llegar a un manantial que baja del parque La Paz y que colinda con Caricuao. En  medio del trayecto se mareó y tuvo que ser ayudada por otros vecinos que se aglomeraron alrededor de los chorros, ubicados a unas tres cuadras de los tanques de la UD1.

En ese punto más de 100 personas buscaban con desespero abastecerse, se organizaron en colas e incluso esperaban que saliera agua de una tubería que pasa por debajo de la avenida y que sale del parque Zoológico de Caricuao, donde se armó otro punto de distribución. Ahí una cola de más de una cuadra esperaba a que le dieran acceso al tanque del parque para poder llenar.

Desde el 27 de febrero los coordinadores del parque están ayudando a los vecinos que no han tenido límites para surtirse.

No obstante,  este 27 de marzo el tanque que carga 15.000 litros de agua está en límite crítico y los trabajadores estaban pensando en cómo decirles a los vecinos que ya no se podía dar más agua, pues la que quedaba era para el mantenimiento de los animales.

Maximiliano Medina, estaba en la cola esperando a que le dieran acceso. Desconocía el estado del tanque y esperaba poder entrar. “tengo ocho días sin bañarme, lo que me queda de agua es para la comida. Sacrifico mi aseo personal, ya no me da pena decirlo”.

Toda Caricuao parecía estar en medio de un desastre natural donde todos se movilizan por el agua. Las calles, las esquinas, bulevares, en las puertas de los edificios, en los comercios, en todos lados había reuniones de personas en torno a unos botellones.

A pesar de que no hay potabilidad ni calidad en estas aguas, dicen que no tienen otra opción. Un botellón lo venden en 4.000 bolívares y el igreso no alcanza para hacer ese gasto, aseguran.

Justo frente al parque, detrás de la Iglesia de los mormones, se encontraba un manantial con tomas de agua. Muchas familias estaban allí en la búsqueda de esta para el aseo personal y limpieza del hogar.

Carmen Blanco vive en la UD 4, bajó con su esposo por una pendiente para llegar hasta al chorrito. Ella y otros adultos mayores tuvieron que descender por el incomodo terreno  porque tienen más de una semana secos. “Aunque dicen que es de manantial la voy a usar para echarle al baño”.

En horas de la mañana el ministro de Ecosocialismo Heryck Rangel, dijo que están habilitados varios puntos que llamó de aprovechamiento: la Cota Mil y los parques Los Chorros, del Este y el zoológico de Caricuao, de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. Aclaró que no es agua para el consumo humano, sino para los quehaceres del hogar.

Fotos y videos: Mabel Sarmiento y Norma Rivas


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