Calentar la comida o bajar escaleras son tareas que, para los residentes del municipio de Anzoátegui más opositor al gobierno nacional, pasaron a ser verdaderas odiseas. La interrupción del servicio eléctrico ha sobrepasado las 15 horas

Lechería. En el municipio Urbaneja, en Lechería, estado Anzoátegui, prácticamente se ha decretado un paro técnico a raíz de los apagones que padece Venezuela desde el 7 de marzo pasado.

Y es un paro técnico porque tanto empresarios como trabajadores y residentes del llamado municipio turístico de Anzoátegui sostienen que se ha convertido en una pequeña Maracaibo. Sufren cortes de luz en tandas dobles y en horarios fuera del cronograma de racionamiento establecido por Corpoelec.

Vecinos sostienen que por el hecho de ser Lechería el municipio con más arraigo hacia los factores de la oposición al chavismo, los cortes prolongados son hechos de manera intencional.

“Uno quedó para hacer diligencias en Lechería cuando hay luz”, dice Yisaira Reyes, residente de la zona. Indica que desde que se oficializó el llamado plan de administración de cargas han sufrido interrupciones del servicio hasta por 18 horas.

Yo sé que en Maracaibo la cosa está peor, pero aquí en Lechería nos llevan por la misma vía, los cortes han sido inclementes, fuera de horario, el cronograma dice que son tres horas, pero aquí nos han sometido hasta con cortes de 18 horas. Aquí solo trabaja el 30% de los establecimientos porque tienen planta, del resto todo está paralizado”.

La vida de Reyes se ha complicado desde que los cortes de energía arreciaron. Vive en el cuarto piso de un condominio en la calle Arismendi, y su madre está confinada a su apartamento debido a una lesión en la rodilla.

“Mi mamá está operada de la rodilla y no puede estar bajando escaleras. Como no hay luz, los ascensores no funcionan. Todo se complica porque nosotras vivimos solas y yo tengo que subir dos botellones de agua porque sin luz no tenemos agua. Pese a todo, sé que la situación va a cambiar y vamos a lograr un mejor país”.

Tomás Castellanos, abogado, sostiene que lo que hace unos años era para él algo cotidiano, hoy se ha convertido en una odisea, sobre todo tras sufrir interrupciones del servicio que culminan a las 2:00 a.m.

“En Lechería prácticamente esta última semana fue perdida. Fui a la notaria y estaba cerrada por falta de luz, acudí al registro y la misma situación, ¿cómo se puede trabajar así? No puedo redactar un documento porque no tengo luz y si llega no tengo internet, estoy amarrado por todos lados”.

Complicaciones hasta para comer

El simple hecho de calentar un plato de comida se convierte en una proeza. Castellanos dice que ha recurrido a la ayuda de vecinos para hacer la cena.

Tengo una cocina eléctrica y me ha tocado molestar a los vecinos ya sea para cocinar o recalentar la comida. Con esta situación ahora hacemos la comida hasta para tres días. Hay un fulano plan de racionamiento, pero quitan la luz hasta cuando no corresponde. Esto es invivible”.

Cuenta que tiene envases por toda la casa para almacenar agua y se sorprende del resurgimiento del Plagatox para espantar los zancudos. “Eso no lo veía desde que estaba chamo”, dice.

Daniel Parra, periodista, afirma que ahora su trabajo se desarrolla en durante las horas de la madrugada cuando hay la electricidad e internet.

Me levanto a las 3:00 de la mañana, cuando tengo luz, para hacer el trabajo. Descubrí que justo en ese horario es cuando llega el internet. La productividad y todo se trastoca con esta ineficiencia gubernamental”.

Los tres residentes de Lechería, aunque no se conocen, coincidieron en que mantienen la esperanza de que la crisis eléctrica que padece el país solo sea el inicio de un nuevo comienzo para Venezuela.


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