Mirrut Fernández vive en la zona industrial de El Llanito y le ha cocinado, y hecho el café a los funcionarios de PC Sucre que buscan al menor en el Guaire
Yohana Marra/@yohanamarra
Caracas. Al borde del Guaire queda la casa de Mirrut Fernández, a la altura de la zona industrial de El Llanito, en Petare. Desde su azotea, llena de muchos muebles en los cuales es muy cómodo sentarse, se ve clarito todo lo que pase por el río. Y desde ahí es donde hacen guardia los funcionarios de Protección Civil del Municipio Sucre, para ver si pasa flotando Manuel Alejandro Montilla, de seis años.
En una silla se sienta el hombre designado, a ver fijamente hacía el río y alertar inmediatamente a sus colegas -que se ubican metros más abajo- si llegara a observar algún indicio del niño.
Mirrut ha puesto su granito de arena abriéndole la puerta de su casa a la comisión encargada de hallar al menor, arrojado al Guaire este domingo por la expareja de su mamá, Alexander Ramírez.
Desde el lunes recibió a unos 25 hombres de PC Sucre y Bomberos del Distrito Capital, pues desde el ángulo de su casa divisan la curva más pronunciada del Guaire donde, por experiencia, hallan la mayoría de los cuerpos atascados.
La mujer, de vestimenta bastante alegre por sus colores, les hizo café, les dio agua y jugo. A la hora del almuerzo les hizo pasta y hasta les puso a freír unos tequeñitos.
“Siempre he hecho labores sociales y me gusta. Sé que es un trabajo duro lo que están haciendo ellos”, contó muy amable, como si no le costara entrar en confianza con nadie.
A Auristela Durán, madre de la víctima, también la apoyó. Conversó con ella largo rato y trató de aconsejarla lo que más pudo cuando deprimida le dijo que quería morirse por lo que estaba atravesando con su bebé.
Otros vecinos con comercios cerca se solidarizaron donando alimentos y bebidas para los rescatistas, y solita les sirvió a cada uno.
“Yo los apoyo con toda la logística, aquí podrán mantener un punto de control hasta que lo necesiten y encuentren al niño”, soltó la simpática Mirrut.
Habitantes de otros sectores de Petare no se quedaron atrás, pues en los puntos del río Guaire donde veían a los rescatistas laborando se acercaban a preguntar cómo iba la búsqueda.
“Ha sido tremendo, la gente me pregunta cómo va todo, no tengo palabras para describir tanto aprecio. Me dieron hasta ropa y una ducha para quitarme el barro de la búsqueda del primer día porque estaba toda sucia”, destacó Auristela.
Manuel Alejandro, su pequeño, lleva cuatro días desaparecido, luego de que su exnovio lo arrojara al Guaire a la altura de Las Mercedes. A su hijo mayor, de siete años, también lo lanzó pero él corrió con suerte y se agarró de una cabilla hasta que los transeúntes lo ayudaron.
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Fotos: Cristian Hernández
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