Los perreros cuentan que tienen que adquirir algunos productos en los bachaqueros y ello les obliga a hacer ajustes de precios cada semana.
Gabriela Berroterán/@gabyestibalys
Caracas. Eulogio Sánchez tiene más de 20 años con su carrito de perros calientes en el centro de Caracas y afirma que “el esfuerzo de toda una vida se ve comprometido por la escasez de algunos productos y los altos costos”.
Hasta comerse un perro caliente ahora se complica por la ausencia de productos y los altos precios.
Con la paralización de la producción de mayonesa, salsa de tomate y salchichas, se pone en riesgo el sustento de muchas familias. Los voceros del sector privado han señalado que los inventarios de materia prima están críticos y lo que se está distribuyendo es lo poco que tienen disponible.
La menor disponibilidad de insumos se debe al recorte en la entrega de dólares a las industrias, que en enero fue de 87%, de acuerdo con datos oficiales.
Juan Carrillo, quien vende perros en Plaza Venezuela, cuenta que “lo más difícil del negocio es conseguir los ingredientes y mantener la relación entre la calidad y el precio”. Comenta que ha tenido que ir hasta Valencia en busca de las papitas, “pues acá no se consiguen”. Anteriormente, las compras las realizaba en el mercado de Quinta Crespo, “no había necesidad de hacer un gran recorrido”.
Francisco Rodríguez, que mantiene su puesto desde hace 10 años en Chacaíto, agrega que “no sólo escasean las salsas, también los huevos, la carne, el pollo, las papitas y hasta el papel para envolver”. Hizo referencia al pan, pero que por ser cliente fijo desde hace tanto tiempo se lo llevan hasta su lugar de trabajo.
Quienes se dedican a la venta de las llamadas balas frías en la calle, en ocasiones deben hacer las compras a precio de bachaquero, porque los productos son indispensables para el negocio.
“Todas las semanas tienen un precio mayor, me veo obligado en aumentar el costo o de lo contrario sólo perdería dinero y tiempo”, añade Carrillo.
Fotos Angeliana Escalona
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