Venezuela tiene uno de los presupuestos menos transparentes del mundo

Los resultados del Índice de Presupuesto Abierto, que fueron presentados por Transparencia Venezuela, revelaron que hay una débil vigilancia del gasto y poca participación ciudadana

Mayela Armas/@mayearmas

Caracas. Venezuela es el país donde se ocultan las cifras de inflación, escasez, pobreza, comportamiento de la economía, entre otro conjunto de datos. Y adicionalmente, tiene el presupuesto menos transparente.

La Índice de Presupuesto Abierto, que evalúa si el Gobierno pone a disposición del público la información sobre el presupuesto, reveló que de 102 naciones que conforman el indicador, Venezuela quedó en el lugar 95, por encima del Líbano, Chad, Catar y Arabia Saudí. Cuando se compara con el resto de los países de Latinoamérica, está en el último puesto.

Christi Rangel, coordinadora de IBP para Transparencia Venezuela, explicó que esa posición que ocupa el país evidencia que hay una débil vigilancia del gasto y poca participación ciudadana. En ese contexto, añadió que la supervisión de la Asamblea Nacional es baja, por lo que considera que “se ha autocensurado en el ejercicio del control” y la Contraloría General no cuenta con los recursos suficientes para ejercer sus labores.

El Gobierno cada año presenta un presupuesto en el que subestima ingresos y gastos, por lo cual en el transcurso del ejercicio gestiona créditos adicionales ante la Asamblea Nacional para cubrir las insuficiencias de los entes oficiales. La orientación de esos egresos no cuenta con fiscalización.

La diputada, Vestalia Sampedro, apuntó que “no se ha visto un desorden fiscal como éste del cual ha sido cómplice la Asamblea Nacional y los organismos”. Comentó que el Parlamento, además, ha sido responsable de las autorizaciones de leyes habilitantes que le han permitido al Ejecutivo nacional seguir con la opacidad en las informaciones.

Para el economista, José Guerra, “la desinformación es una política de Estado. La estadísticas se usan como un instrumento político”. Cuestionó la subestimación que se realiza de los ingresos y gastos y puso como ejemplo, las erogaciones para aumentos salariales, que no se incluyen en su totalidad.


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