“Ya nos tocó a nosotros, otra familia que se enluta con esta inseguridad”

Esteban López, de 39 años, recibió tres tiros por resistirse al robo de su celular Samsung. Su esposa, Maritza Rodríguez viajó desde Carúpano a retirar su cadáver

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. Vestida completamente negro y con sus ojos claros sumamente rojos e hinchados estaba Maritza Rodríguez, sentada con sus familiares en la morgue de Bello Monte. Le tocó viajar desde Carúpano hasta Caracas para retirar el cadáver de su esposo, a quien mataron la tarde del martes.

No había consuelo, recordar cualquier cosa de él la hacía llorar. Sus parientes no podían hacer nada, solamente abrazarla cada vez que estallaban sus lágrimas. La llamada que anunció la mala noticia la recibió desde el hospital Pérez Carreño, porque unos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) se tomaron la molestia en decirle.

Poco supieron decirle en el Hotel Alta Vista, ubicado en la avenida Sucre de Catia, del homicidio de Esteban López, de 39 años. El vigilante se escondió cuando un menor de edad entró corriendo e intentó arrebatarle el celular a la víctima, quien hablaba en ese momento.

Había llegado a bordo de un taxi a la 1:30 pm, se había registrado e iba a meter las maletas cuando apareció el antisocial. Forcejaron, se corretearon, cayó la pila del Samsung al piso, hasta que le sujeto le metió dos tiros en la cabeza y uno en el brazo.

“Yo le decía que Caracas ya no era lo mismo, que no se confiara y se confió de esta inseguridad. Siempre decía que si lo iban a robar no se dejaría, oriental al fin era muy fuerte de carácter”, detalló la viuda pausadamente, llevando sus manos varias veces a los ojos.

Esteban era comerciante. Tenía una distribuidora llamada Dorado Mar, encargada de la venta de pescado a varios restaurantes del oeste de Caracas. Acostumbraba a viajar para cobrar, aunque por seguridad siempre pedía cheques.

“No solía quedarse en el mismo hotel siempre. Siempre viajaba en un taxi, siempre tenía que ir a Caracas”.

Cuando la PNB lo trasladó al hospital no había nada que hacer por salvarle la vida. Los funcionarios llegaron al hotel porque hay un módulo a aproximadamente 50 metros y escucharon la situación.

“Otro luto más, un padre más que enluta a una familia. Hoy nos tocó a nosotros, ya nos tocó a nosotros otra familia más que se enluta con esta seguridad. Pensábamos que con toda la inseguridad en algún momento nos podía pasar, pero no me lo esperaba”, soltó.

El comerciante fue una de las últimas víctimas del mes de junio, el cual registró 430 ingresos a la morgue de Bello Monte, de acuerdo con cifras extraoficiales. Dejó huérfanos a tres hijos, el mayor de 11 años y unos morochos de 7.

“Le pido a los padres que cuiden a sus hijos, este es un país de riesgos, tenemos que huir porque no contamos con un Gobierno que nos cuide. Hay mucha inseguridad”, dijo, antes de abrazar a un pariente que llegó a apoyarla.

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