Los trabajos de pintura y latonería variarán su valor de acuerdo al grado de daño que tenga el vehículo y la cantidad de piezas a reparar. Para quienes tienen un automóvil y viven del día a día, se hace cuesta arriba realizar las refacciones.
Valencia. Martín Pastor hacía la cola del gas para su vehículo en la estación La Granja de Naguanagua, Carabobo, a finales de diciembre. Estaba a punto de cruzar para la avenida Valencia, cuando advirtió que se le iban a colear. Era el primero en la cola del semáforo y la luz se puso en verde, pero no le permitía cruzar, pero cuando los demás carros lo hicieron, él los siguió. Una moto lo chocó y dañó buena parte del lado del copiloto.
“Yo era el último de esa tanda de carros que se comió la luz y comencé a tocar corneta, todos los carros se pararon como para dejarme paso y llegar a mi espacio, pero una moto siguió de largo y en vez de pararse, aceleró y pues me dieron”, cuenta Pastor.
Lo primero en lo que Pastor pensó es que lo que había ganado en diciembre y que tenía destinado para los estrenos de su familia y la reparación de un bote de aceite de su carro se irían en latonería y pintura.
Al taller
Muchos me dijeron que lo dejara para después, pero la verdad es que para mí andar con un vehículo destartalado es igual a atraer ruina”, dice Pastor, quien ya tenía en sus planes llevar al carro al latonero porque su hijo durante su aprendizaje de manejo, rayó el guardafango y una puerta.
“Cuando fui al taller me dieron dos opciones”. La primera era arreglar solo el choque, por lo que le cobrarían $600, lo cual incluía sacarle todos los golpes y pintarlo. “Fue un golpe duro, pero en el taller de latonería y pintura me dijeron que era mejor pintar todo y aprovechar y quitarle todo tipo de golpe y rayón al carro”.
La cantidad por el servicio eran $860. Su esposa lo miró con preocupación, pero de igual modo aceptaron. “Al principio lo iba a dejar a finales de diciembre pero en el taller me dijeron que pasara en enero, para colmo en ese lapso me rayaron el carro en mi edificio y eso me empujó más a llevarlo con el latonero”.
Un servicio no para todos
Historias como esas son comunes en el taller de Gabriel Coletti, quien tiene tres años trabajando en el negocio de la familia; Talleres Fysa, ubicado en el centro de Valencia y con 30 años de trayectoria.
Desde que comenzó siempre le ha parecido fascinante ver la transformación de un carro. “Llegan destruidos o muy maltratados y salen relucientes como si salieran de la agencia y, más aún, si lo haces con buenos materiales y dispones de ellos porque las posibilidades de trabajo se amplifican”.
No solo trabajan con vehículos, si no que además pintan carros de juguete y hasta electrodomésticos.
La crisis se siente
Diariamente reciben entre cinco y 10 clientes, pero hay otros en los que pueden recibir solo dos hasta 15. Sin embargo la crisis dificulta conseguir los materiales, muchos los traen del exterior y otros tienen que sortear proveedores para encontrarlos. “Es remar con las manos”.
El taller cuenta con cinco empleados: dos pintores, un latonero, un jefe de taller y un asistente administrativo.
Una camioneta te dura mes y medio si es pintura general, un carro sencillo tres semanas, una pulitura dos días y un reemplazo de pieza un día, pero todo va a depender de que piezas se reemplazan y así es en general con los precios. No es lo mismo un rayón a un choque en el que el carro terminó muy afectado”, sostiene.
Lo mismo pasa con los precios que van desde $600 hasta $1200 depende del vehículo y sus requerimientos.
Incluso un factor importante en las tarifas de este taller es que cuentan con horno para carros y eso no solo acelera el proceso de secado, si no que deja un mejor acabado, otros talleres no cuentan con ese servicio.
Los números no dan
Ese es el caso de Nancy Carpintero, su carro no ha sufrido daños graves, no hay choques, tampoco abolladuras, solo rayones que se han ido acumulando en el tiempo. Es profesora universitaria y cubrir un gasto como ese se le complica, pero se ha organizado en el tiempo para pagar por una pintura y pulitura completa por 450 dólares.
Yo trato siempre de buscar la economía. Yo voy a llevar mi carro por ahí por el callejón Prebol que hay un un taller y me hacen el pintado por ese precio y te lo dejan bien bonito”, sostuvo la docente.
Sin embargo, la falta de horno incide en el acabado, puesto que al dejarlo bajo el sol corren el riesgo de que caiga sucio y este se adhiera a la superficie.
Pero, independientemente el acabado ambas opciones son costosas, tomando en cuenta que según el Observatorio Venezolano de Finanzas un Venezolano necesita 53 salarios mínimos para cubrir la canasta básica de alimentos la cual en diciembre llegó a los $371 por lo que tanto Carpintero como Pastor, la tiene mucho más difícil.
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