Según cálculos de la Fundación Bengoa, una bolsa de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción, que trae aproximadamente 15 productos, apenas alcanza para que una familia de cinco miembros consuma entre 1000 y 1200 calorías, por individuo, durante cinco días del mes.

Caracas. El promedio de ingresos económicos dentro de una familia venezolana, que se pueda permitir el acceso a una alimentación “equilibrada, balanceada, saludable y amigable con el ambiente”, no es acorde al costo de la canasta alimentaria, explicó la doctora Maritza Landaeta, coordinadora de investigación y docencia de la Fundación Bengoa.

Las estimaciones de la Fundación Bengoa reflejan que una bolsa de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que trae aproximadamente 15 productos, apenas alcanza para que una familia de cinco integrantes ingiera el equivalente a entre 1000 y 1200 calorías, por persona, durante cinco días del mes.

“El resto del mes no sabemos cómo lo compensan”, dijo Landaeta, al tiempo que recordó que existen varios niveles de desnutrición en el país.

La canasta alimentaria, según cálculos del Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda), tiene un costo actual de 324,37 dólares. Mientras que el salario mínimo, con el aumento reciente, es de 130 bolívares, el equivalente a unos 30 dólares.

Tenemos que diferenciar que hay varios mundos en Venezuela, una cosa es lo que podemos tener en Caracas y otra en el interior del país. Es bueno diferenciar que la desnutrición aguda tiene una variabilidad muy grande, puedes conseguir una comunidad con 3 % y otra con 12 o 14 %.

Desasistencia

Durante una rueda de prensa realizada por la plataforma del Observatorio Social Humanitario, Landaeta también destacó la disminución de programas de protección materno-infantil. A su juicio, esta carencia afectará los niveles de desnutrición en mujeres embarazadas y madres lactantes.

Aproximadamente 20 % de los embarazos en Venezuela son de madres adolescentes. De ese número, la mayoría se dan con déficit nutricional, lo que impactará directamente el desarrollo del bebé.

El informe 2020 del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, estima que, entre 2018 y 2020, 7,8 millones de personas presentaron desnutrición en el país. Esta investigación es elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). También participan Unicef, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El sábado, 19 de marzo, la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, pidió a los funcionarios ir a las comunidades en busca de casos de niños y niñas con desnutrición. La orden fue dada durante un recorrido televisado por la parroquia 23 de Enero, del municipio Libertador de Caracas. Vamos a buscar niño por niño, en sus casas, que tengan vulnerabilidad nutricional y le damos salud, los hacemos unos niños sanos, fueron sus palabras.

Vulnerabilidad extrema

Al menos en Distrito Capital, los indicadores sociales de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), edición 2021, realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES-UCAB), proyectan que 90 % de la población en Distrito Capital vive por debajo de la línea pobreza. Mientras que 65 % está en pobreza extrema.

La Encovi también calcula que el tamaño de la economía venezolana se redujo 74 % durante el período 2014-2020. Esta reducción ha ocasionado que 94,5 % de la población viva en estado de pobreza.

Lissette González, coordinadora de Investigación y Difusión de la organización Provea, insistió en que el Estado venezolano continúa fallando en su obligación de proteger el derecho a la alimentación de la población.

No hubo tampoco medidas para proteger el ingreso de los trabajadores. Y otra obligación es que los alimentos importados, tanto de los CLAP como los de los bodegones, no pasan por los controles sanitarios del Estado venezolano, por lo que no nos están protegiendo, agregó.

La investigadora añadió que el Estado tampoco ha diseñado e implementado políticas sociales que faciliten el acceso a una alimentación balanceada y equilibrada de la población.

Está el tema de los servicios públicos, la falta de agua potable, apagones y la escasez de gas para cocinar, lo que tiene un impacto directo sobre la capacidad de la población para alimentarse. Por otra parte, los CLAP no se distribuyen con la misma periodicidad del pasado. Tampoco contienen alimentos nutritivos y necesarios. Sobre los bonos de la patria, también son insuficientes y tampoco hay criterios claros de asignación, dijo.

Inequidad

González alertó que, aunque se observen mejoras en los indicadores económicos, el Estado venezolano ha dejado de invertir en el sistema de salud. Así como en educación, en servicios públicos, en salarios, entre otras.

La economía se recupera al costo de un aumento tremendo de desigualdad y el cese de los derechos de los venezolanos. La economía crece para un grupo que recibe ingresos en divisas, etc. y el resto de la población se encuentra en una situación de vulnerabilidad cada vez mayor, finalizó.

El informe FocusEconomics Consensus Forecast LatinFocus, publicado este mes, estima que la economía venezolana continuará mejorando durante el primer trimestre de este año, al igual que prevén que la economía se expanda debido a un impulso de mayores remesas y el aumento de los precios del barril de petróleo.


Participa en la conversación