El agua llega a las casas con olor, sabor y color. Esos tres componentes dicen que algo no está bien y que el agua que sale por las tuberías no es apta para el consumo. Esta falla ha sido una constante en las últimas cuatro semanas y se asocia a la turbulencia de los embalses producto de las fuertes lluvias.

Caracas. Cuando Verónica Torrealba, habitante de El Cafetal, en el municipio Baruta, se lavó el cabello –el miércoles, 19 de octubre– el agua que se acumulaba en el piso del baño era marrón, como si se tratara del lavado de un tinte.

Mientras que Yuli Salas, habitante de San José Cotiza, en el municipio Libertador, tiene ya más de 15 días sin agua por tuberías.

En las redes sociales, específicamente en Twitter, han sido constantes las quejas por la mala calidad del agua que sale por los grifos: parece papelón, tiene tierra, huele hedionda, sabe mal.

En los lugares donde el agua no es fácilmente accesible ni potable, las personas pueden considerar que lavarse las manos o la ropa no es una prioridad, lo que aumenta la probabilidad de propagación de la diarrea y otras enfermedades como irritación cutánea, erupción e infección.

Me pica toda la piel, me rasco el cuero cabelludo. Cuando me acuesto en la cama la sábana y la cobija tienen mal olor. A todo no le puedo poner cloro. Estamos hirviendo el agua para la comida y para tomar, pero aún así estamos presentando dolores estomacales y evacuaciones líquidas frecuentes, dijo Romina Altuve, habitante de la parroquia Coche.

Yuli, Verónica y Romina expresan la preocupación de la mayoría. Unos a quienes les imponen una sequía obligada y se ven en la necesidad de almacenar agua, lo cual supera la preocupación por su calidad; una falla sostenida desde 2019, luego de los apagones nacionales.

Y a otros, a los que sí les envían el agua, pero con mal olor, color y sabor. Los tres elementos que nos dicen que no es apta para consumo humano, irregularidad que se ha mantenido en las últimas cuatro semanas.

Río Seco
De una casimba (pozo) agarran agua potable para saciar la sed en Río Seco. Desde hace un mes no reciben agua potable.| Foto: Joanne López
Plantas potabilizadoras

Fue el 19 de octubre, cuando ya había corrido mucha agua sucia por las tuberías, que el mandatario Nicolás Maduro pidió rehabilitar las 170 plantas potabilizadoras que existen en el país.

Tenemos que lograrlo, darle la mayor calidad de servicio de agua a todo el pueblo de Venezuela, indicó desde La Guairita, en el estado Miranda, donde funciona una de las importantes plantas en la Gran Carcas.

Ese mismo día Maduro señaló que la meta es enviar  23.000 litros de agua por segundo a Caracas, a través del sistema Tuy II. No dijo por qué el agua llega sucia, ni cómo se iba a desarrollar el plan de rehabilitación de las plantas.

A Caracas entran, en estos momentos, entre 10.000 y 12.000 litros de agua por segundo, desde el sistema Tuy, según Monitor Ciudad.

El 24 de agosto de 2012 el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani; Alejandro Hitcher, ministro para el Ambiente; y Cristóbal Francisco, presidente de Hidroven, firmaron junto con Enrique García, presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), un contrato para un préstamo por 150 millones de dólares. Los fondos se invertirían en financiar parcialmente el Plan de Rehabilitación y Optimización de las siete mayores plantas de agua potable del país.

Ese día Giordani resaltó que no se puede pensar en calidad de vida sin el agua, este elemento para nosotros siempre ha sido fundamental y por eso Venezuela ha invertido tanto en los últimos años en temas ambientales y sociales.

Con el Plan de Rehabilitación y Optimización de las siete mayores plantas de agua potable del país se mejorará la oferta, calidad y confiabilidad del suministro de agua potable en las principales áreas metropolitanas del país, declaró a su vez el ministro Hitcher.

Plantas de agua potable:

Alejo Zuloaga (Carabobo), La Guairita, La Mariposa y Caujarito (Miranda), Cordero (Táchira), Turimiquire (Sucre) y Planta C (Zulia).

¿Qué pasa con la purificación?

Mientras Maduro hablaba, a la señora Carmen Zerpa le llegaba una mezcla pastosa. Cuando abrió el grifo del fregador, luego de ocho días sin agua en La Candelaria, el chorro le escupió un desagradable barro que no servía ni para fregar los platos.

Dejé la llave abierta un buen rato y no aclaró. Salió más diluida, pero igual de marrón. Lo que hice fue llenar los peroles y limpiar los baños. Las pocetas las tengo amarillas. Cada dos días mando a mi hijo a recargar tres botellones, comentó con desilusión.

Cada botellón carga 20 litros de agua. Y la recarga sale en aproximadamente Bs. 5. Tres potes de esta capacidad serían Bs. 15. A la semana, la señora Zerpa paga Bs. 45 (un poco más de $5).

En su informe de agosto de 2022 Cedice Libertad, organización no gubernamental promotora y defensora de la libertad individual, ya había documentado denuncias sobre las fallas en los cronogramas de racionamiento y sobre la presencia de un olor muy fuerte en el agua corriente, así como también un color semejante al lodo.

agua
Foto: Alberto Torres

En las zonas del oeste de Caracas, la falla ha permanecido por dos semanas. Se conoció que el filtro principal de distribución está averiado y el agua se traslada sin ningún tipo de tratamiento, dice el informe.

En las guías de la Organización Mundial de Salud (OMS) se considera que el agua no es potable en un lugar donde el servicio no es continuo y los sistemas tienen fugas por grietas, a través de las cuales pasan contaminantes que se acumulan con el tiempo.

La meta 6.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible exige un acceso universal y equitativo al agua potable salubre y asequible. ¿Está cumpliéndose eso en Caracas, la capital de Venezuela?

  • Expertos de la OMS sostienen que el agua segura y suficiente facilita la práctica de la higiene, que es una medida clave para prevenir no solo enfermedades diarreicas, sino también infecciones respiratorias agudas y numerosos males tropicales desatendidos.
  • La OMS calcula que al menos 829.000 personas mueren cada año de diarrea como consecuencia de la insalubridad del agua, de un saneamiento insuficiente o de una mala higiene de manos.

Jesús Armas, director de la ONG Monitor Ciudad, un día antes del anuncio de Maduro, alertó que este problema estaría asociado a los efectos de las lluvias sobre los embalses y a los graves problemas con las plantas de tratamiento.

Hay problemas con las propiedades organolépticas del agua. Es decir, color, olor y sabor; lo que claramente la hace no apta para el consumo humano. Las plantas de tratamiento son, quizás, el punto neurálgico de todo este sistema. En el caso del sistema Tuy, la planta más importante es la de Caujarito y todo indica que no está funcionando de manera óptima. No hay mantenimiento y probablemente tampoco acceso a los productos de purificación correspondientes, como el gas cloro. Esto pone en riesgo la salud de los ciudadanos.

El ingeniero civil José María de Viana, y quien durante siete años fue presidente de Hidrocapital, también apuntó a que el agua para ser potable tiene que ser inodora y clara. Cuando eso no se cumple la desinfección no es completa.

Cada persona, si tiene el servicio, consume cerca de 200 litros de agua al día, y cada familia alrededor de 1000 litros por día. De esa cantidad, hay una suma importante que usamos para la higiene, para limpiar, para los baños, para lavar la ropa y lo que ingerimos es poco (entre 10 y 20 litros) por persona. Pero la norma dice que es potable, eso quiere decir que tiene que tener calidad de alimento y alto nivel de disponibilidad, dijo de Viana.

Resaltó que Hidrocapital anteriormente tenía cerca de 700 empleados en constante capacitación, que permitía tener actualizada la empresa. Ahora, hay un proceso de desprofesionalización técnica, además no hay acceso a la información, y eso se ve en el producto final.

Observó que las plantas de tratamiento de aguas, donde se retienen los sólidos que trae el agua desde los embalses, carecen de frecuente mantenimiento e inversión. Esta omisión merma la capacidad de los equipos, repuestos y herramientas de trabajo.

Entre esas deficiencias señaló la ausencia de los químicos para purificar, como es el sulfato de aluminio, utilizado principalmente como agente coagulante y floculante primario en el tratamiento de aguas de consumo humano y residuales. Contiene alumbre, que gracias a sus propiedades antisépticas, astringentes y antitranspirantes crea una película que elimina microorganismos.

El otro es el ácido sulfúrico, para neutralizar la alcalinidad del agua. De ambos insumos, alertó, no hay tanta producción nacional y eso afecta la purificación. El agua está entrando con turbulencia a los embalses por las lluvias. Siempre se ha dado ese fenómeno tras las precipitaciones, todo está en el tratamiento que se le hace, una vez entre a la planta.

Jesús Vásquez, ingeniero civil integrante de Monitor Salud, también reconoció las fallas de los químicos y destacó que se han deteriorado las fuentes de agua.

Citó la planta de tratamiento de Caujuarito que recibe de Camatagua. Este embalse que ha sido objeto de cambios y daños por el trasvase que se hace del Lago de Valencia desde 2007 y que arroja materia orgánica y plantas en descomposición.

En mayo de 2021 la organización HUM Venezuela, una plataforma independiente desarrollada por la sociedad civil venezolana para el monitoreo, documentación y seguimiento de la Emergencia Humanitaria Compleja, destacó en un informe las declaraciones de Vásquez, quien denunció  que Pequiven no está produciendo cloro y Ferralca, que era la empresa proveedora de sulfato de hierro, cerró junto con Bauxiven (que aportaba la materia prima) y otras empresas básicas quebradas, como Venalum, Sidor.

Alberto Carnevalli
Los vecinos de Alberto Carnevalli han ido varias veces a Hidrolago y no les dan respuesta de la falla en el sistema / Foto: Cortesía José Ángel Núñez
Sin respuestas claras

Sobre esto no hay información oficial. Tampoco hay acceso a la sociedad civil a las plantas de tratamiento: La Mariposa, Caujarito y La Guairita para saber qué pasa y por qué el líquido llega en esas condiciones.

La Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua Potable y de Saneamiento y la Ley de Calidad de las Aguas y del Aire establece que todo ciudadano y ciudadana debería poder gozar de un servicio de agua eficiente y constante mediante tuberías. El texto resalta que debe ser apta para el consumo humano.

En consecuencia, el malestar y el rechazo se deja sentir por las redes sociales. Mensajes de quejas, foto con los chorros marrones y reclamos a las autoridades abundan sin respuesta precisa.

El agua, a simple vista, sin un estudio bacteriológico se percibe con color, olor y sabor. Está turbia y eso deja en entredicho la calidad e la potabilización. Y como quiera que hay que tomar medidas, antes de consumirla o almacenarla es importante higienizarla.

De Viana insiste en la tarea de filtrarla, hervirla, reposarla y traspasar a los envases. Eso para prevenir enfermedades gastrointestinales y de la piel. Otra forma es usar ozono, pero los costos serían muy altos para las familias.

En este punto, no deben dejar de hacerse las peticiones y los reclamos públicos para visibilizar y documentar la problemática. El pasado 20 de octubre, vecinos de la Gran Caracas protestaron en las afueras de Hidrocapital, en Chacaíto, en repudio a las condiciones del servicio de agua.

Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), en septiembre de este año el segundo lugar del índice de protestas por servicios (118) básicos lo ocupa las fallas en el acceso al agua potable.

El observatorio contabilizó 50 protestas exigiendo calidad y continuidad en la prestación del servicio. “Son comunes las denuncias frente a la insalubridad del agua que llega por las tuberías, situación que facilita la proliferación de enfermedades endémicas, gastrointestinales, y erupciones en la piel, como parte de las amenazas a la salud pública”, señaló la organización.


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