Al Museo de Antropología de Valencia el moho, las termitas y el abandono se lo devoran de a poco

Museo de Antropología

El Museo de Antropología no ha corrido la misma suerte que otros museos de la ciudad que han recibido la ayuda gubernamental como el de Cultura, el Centro Nelson Mandela y la Casa Páez.

Carabobo. La cultura de una ciudad se define, para algunos, por la manera en la que se conserva el patrimonio. Es mediante el patrimonio que la identidad prevalece. Luego, eventos sociales, económicos y políticos ayudan bien sea a potenciarlo o dilapidarlo. Así ocurre en Valencia, fundada el 25 de marzo de 1555, hace 468 años, específicamente en el Museo de Antropología Henriqueta Peñalver.

Ubicado entre la calle Comercio y la avenida Soublette del casco histórico de Valencia, funciona desde el año 1974 como museo y en su interior hay una amplia colección de objetos y restos antropológicos de los indígenas que habitaron alrededor del lago de Valencia.

Entrada del Museo de Antropología e Historia de Valencia. Fotografía: Armando Díaz.

También hay urnas funerarias, huesos de animales prehistóricos y una buena cantidad de pinturas del artista valenciano Andrés Pérez Mujica, pero, ni la destacada colección ni el título que los historiadores le han dado a la casa como la vivienda antigua más hermosa del centro de la ciudad, han servido para que la administración pública regional se haga cargo de ella.

La Casa de los Celis, como también se le conoce a esta edificación llena de ornamentas y ventanas, se percibe descuidada, pintura caída en su fachada y con manchas de moho. Sin embargo, abre religiosamente lunes, miércoles y viernes, aunque muchos no lo saben. El museo siempre está con las puertas cerradas por seguridad.

Claudia Salazar al final de un pasillo en la casa de los Celis. Fotografía: Armando Díaz.

Hace unos 10 años un comando armado entró al sitio, amordazó a los trabajadores y robaron sus pertenencias. En otras oportunidades personas entraron y robaron piezas en exhibición.

Por eso, Claudia Salazar y su madre Carmen Del Valle tomaron la decisión. Es la tercera generación a cargo del museo, nieta de la antropóloga y profesora universitaria Henriqueta Peñalver, fundadora del museo, el cual alberga a la Fundación Lisandro Alvarado

Carmen Del Valle y Claudia Salazar. Fotografía: Armando Díaz.
30 años de gracia

Salazar explica que el museo nació de la necesidad de ubicar las piezas arqueológicas, pues había alrededor de 10.000. Pidieron al Ministerio del Interior la casa de los Celis y luego de tres años, se les otorgó. Después el Ministerio de Obras Públicas ordenó su restauración en vista de que la casa estaba sin techo.

De ahí en adelante el museo y su departamento pedagógico recibieron a estudiantes, organizaron ponencias y continuaban las excavaciones en las adyacencias del lago. A diferencia de otros museos, la Casa de los Celis nunca ha tenido curador, son los Peñalver-Salazar quienes hacen todas las labores.

Urnas funerarias de los indígenas que habitaron en la zona del lago de Valencia, antiguamente llamado, lago Tacarigua. Fotografía: Armando Díaz.

La falta de ingresos y de tecnología de punta pone en riesgo los huesos humanos y los de animales prehistóricos como el megaterio, un tipo de perezoso gigante que vivió hace 2,59 millones de años y desapareció hace 8000 años. Ni hablar de las pinturas de Mujica, donada por una amiga de la familia a cambio de que fueran exhibidas de manera permanente. Sin embargo, las pinturas están guindadas en salones con ventanas abiertas en donde entran el polvo, el sol, la lluvia y la humedad, y sin ningún tipo de resguardo o identificación de la obra.

En la actualidad están reorganizando las exposiciones. Pero el deterioro del museo se remonta a siete años, cuando el gobierno de Carabobo y el museo perdieron contacto. A partir de la pandemia, el deterioro se recrudeció. También se suspendió el subsidio económico dado por la Secretaría de Cultura, el cual para 2018 eran 20.000 bolívares. “Pretendían que con esa cantidad cubriéramos los gastos anuales”.

Una de las habitaciones del museo, sin exhibición, solo hay viejas láminas con información, al fondo se observa una grieta provocada pro viejos temblores.
A ningún gobierno le interesa

Con la llegada de Rafael Lacava al poder, Salazar pensó que las cosas cambiarían, pero no fue así. Tampoco lo fue con los alcaldes de Valencia. “De Cochiola ni te cuento”, dijo en referencia al último alcalde opositor de la ciudad.

En este tiempo de abandono han ocurrido temblores que han agrietado algunas paredes, llegando a desprenderse un pedazo de cornisa del auditorio, por lo que la sala dejó de usarse para exhibir obras a fin de prevenir algún daño mayor.

La Fundación Lisandro Alvarado encontró en los sótanos del estadio de béisbol José Bernardo Pérez archivos del estado Carabobo que datan de hace casi 200 años. Hoy son resguardados en el Museo. Fotografía: Armando Díaz.

Asimismo, el techo tiene filtraciones, por lo que parte de las columnas unidas a este muestran el moho negro, al igual que las bases. De acuerdo con el Colegio de Ingenieros de Carabobo, la estructura puede aguantar.

Museo de Antropología
Una de las columnas carcomida por el moho a causa de las filtraciones en el tejado. Fotografía: Armando Díaz.
El comodato castigo

Las termitas también han hecho de las suyas: hay una enorme colonia en las esquinas y a lo largo de pilares y paredes, formando una especie de fila gruesa y marrón de insectos; pero no son los únicos, las palomas han encontrado refugio entre los pilares y los alerones están llenos de excremento y plumas.

Hace cinco años una comisión gubernamental visitó el lugar, pero no ha habido ayuda alguna, de hecho, en la gobernación les han dicho: “Vayan y pídanselo al ministerio”, recuerda Salazar.

Museo de Antropología
Una de las piezas encontradas en las márgenes del lago de Valencia. Fotografía: Armando Díaz.

Ante la falta de dinero no se pueden cambiar bombillos, tampoco pintar ni hacer reparaciones. Además temen que el Gobierno al querer reparar los daños termine haciendo algo peor ante la falta de mano de obra preparada.

Por si fuera poco, parte de la colección de Henriqueta Peñalver se encuentra decomisada y en paradero desconocido luego de que la Alcaldía de Valencia derrumbara el Museo de Antropología de Valencia en el Parque Recreacional Sur.

Llegaron un día y dijeron que sacaran todo, porque venía la Flor de Hannover, pero la flor no llegó y el Instituto de Patrimonio Cultural guardó el material”.

Casi 20 años después se cree que las piezas están en un galpón y la información que manejan es que han robado huesos de la colección “para hacer brujería”.

Una urna funeraria, al fondo de un pasillo en la casa de los Celis atravesada por una tubo del cual cuelga una desgastada bandera de Carabobo. Fotografía: Armando Díaz.

Lea también:

Museo de Arte de Coro: Un patrimonio de la humanidad que muere por falta de mantenimiento


Participa en la conversación