Los partidos de la Alianza Democrática han señalado que apoyan cualquier resolución dialogada sobre el conflicto político venezolano. Sin embargo, mantienen que el proceso de México, que “empezó con exclusión”, seguramente no llegará a buen término.
Caracas. En solo horas, México será la sede de un nuevo intento de negociación y diálogo entre los representantes del G4 y el gobierno de Nicolás Maduro. Desde Venezuela, la Alianza Democrática les desea la mejor de las suertes si esto significa una solución para los problemas de los venezolanos, pero advierten que su exclusión del proceso hace que el mismo arranque de mala manera.
Para Luis Romero, diputado y secretario general de Avanzada Progresista, no hay equivocación, fue “el G4 el que impuso” que la Alianza Democrática no viaje a México para formar parte de la representación de la oposición.
No vamos a trabajar para que el diálogo en México fracase, sería suicida, el canibalismo de la oposición debe acabarse y ojalá que se logren resultado positivos. Pero lo que comienza mal, usualmente termina mal”, dijo.
Romero señaló que aunque tiene fe en lo que pueda ocurrir en México, hay cosas que le “hacen ruido”, como por ejemplo, el que la agenda y los objetivos, hasta la hora de publicación de esta nota, no se hayan hecho públicos.
“Creo que la agenda predeterminada debería hacerse pública. Cuando instalamos la agenda en 2019 la hicimos pública, no sabemos qué se va a hablar en México”, cuestionó.
En esa línea, insistió en que desde el G4, sector que “lleva años sin apoyar la ruta electoral”, al pedir la no inclusión de la Alianza Democrática aísla a millones de venezolanos que siempre se mantuvieron firmes en ir a elecciones y “nunca apoyaron invasiones ni sanciones”.
¿Los millones que votaron por la AN no merecen representación? Se habla de una oposición mayoritaria y una minoritaria. Está bien. ¿Cuándo fue la última vez que esas tarjetas que se creen purificadores se midieron en una elección?”, se preguntó.
Relación congelada con el G4
Desde principios del 2020 todos los partidos que hacen vida en la Alianza Democrática han insistido en que, a pesar de las diferencias sobre el método para salir del chavismo, ha habido conversaciones directas con el G4. La pregunta entonces es: ¿cómo queda esa supuesta relación ahora que un grupo irá a México y el otro no?
Para Romero, la relación queda congelada pero no muerta, esto por la heterogeneidad de las posturas dentro del G4.
“Yo creo que en el G4 hay sectores que comprenden la necesidad de ir con candidaturas unitarias para derrotar al Gobierno y hay otros que vienen por la medalla de plata, la conducción de la oposición, que no importa que se pierdan las gobernaciones y las alcaldías, lo importante es sacar más votos para tener la conducción de la oposición”, dijo.
Para el diputado José Gregorio Correa, Coordinador de la fracción legislativa de la Alianza Democrática, existen diferencias que no se pueden salvar, precisamente aquellas sobre la forma en la que se busca salir del gobierno.
Este sector (el G4) estaba montado en un golpe de Estado, en sanciones, aseguran ser interinos no sé de qué, nosotros siempre hemos insistido en la ruta electoral y ellos ahora parece que se van a sumar”, cuestionó Correa.
Para él, las relaciones con el G4 no están rotas. “Nuestras relaciones con el G4 no cambian, existen, tenemos que buscar la manera de ser unidos, de lograr candidaturas para poder salir de este gobierno”, dijo.
En esa línea, Correa dice que, si bien no se siente representado por los grupos en la mesa, será muy importante lo que se pueda acordar en México. En caso de que no sea así, la Alianza Democrática evaluará cómo reaccionar.
Autocrítica necesaria
La Alianza Democrática lleva más de un año mostrándose como la alternativa opositora a un G4 que desde el 2015 no ha tenido triunfos para mostrar. Sin embargo, esto no ha resonado en el escenario internacional. Por eso no están en México.
Al momento de hacer una autocrítica sobre la coalición, Alfonso Campos, diputado y secretario general de Esperanza por el Cambio, reconoce que la estrategia, al menos parcialmente, falló.
“Es evidente, sino cómo se puede interpretar que una oposición que participa en elecciones no está participando solo porque no está radicalizada”, expresó.
Campos condenó que exista una diferenciación entre las oposiciones al gobierno de Nicolás Maduro, y criticó que se trate de “calificar a la gente en su grado de opositor solo por su intensidad”.
Que yo no le desee la muerte al chavismo, o que no desee una invasión militar contra mi país, no significa que no sea opositor”, dijo.
Para Campos, ese será justo el motivo por el que el diálogo de México fracasará. No desea que esto ocurra, pero le parece inevitable. “¿Si se juntan en una mesa solo los radicales, qué va a pasar?”, se preguntó.
“No quiero ser profeta del desastre, pero creo que va al fracaso y que va a ser un abstencionismo 2.0, porque las condiciones que están fijando no se van a lograr y van a adoptar una postura de abstencionismo radical de nuevo”, dijo sobre el G4.