A diferencia de mediados de 2020, donde solo se desarrolló un lapso o momento, la pandemia de COVID-19 obligó a conducir el año escolar 2020-2021 de forma virtual en la educación primaria y media general. Las fallas de luz e internet fueron una constante durante el ciclo académico, por lo que los padres aseguran que sus hijos no alcanzaron las competencias ideales para avanzar de grado. 

Regiones. El año escolar 2020-2021 dejó más sinsabores que alegrías a padres, representantes, maestros y alumnos que cursan estudios en el sistema educativo venezolano.

Padres y representantes del gremio docente coincidieron en señalar que el período académico, que inició en septiembre de 2020, terminó “con 0 en la boleta”, al asegurar que con la educación a distancia los muchachos se convirtieron en simples “hacedores de tareas”, dejando de lado el razonamiento lógico de las materias con tal de cumplir las asignaciones escolares.

Especialistas advierten que de continuar la modalidad de la educación a distancia, a raíz de la pandemia de COVID-19 que azota al país desde marzo de 2020, se deben hacer correcciones de forma y fondo pues el desarrollo actual puede generar efectos adversos en el sistema educativo venezolano.

Bachilleres guaireños no aprendieron “casi nada” con estudios a distancia

Por segundo año consecutivo, la pandemia de la COVID-19 obligó a la finalización del año escolar a distancia. El balance para estudiantes, docentes, padres y representantes en el Litoral Central ha sido de angustia, insatisfacción e inconformidad. 

Me graduaré de bachiller y en los dos últimos años, solo aprendí a entregar tareas, a cumplir con lo que se pedía en el aula virtual cuando la conexión a internet lo permitía, pero no me siento con nuevos conocimientos para afrontar el reto de la universidad”, así explicó Alberto Escobar, quien espera por su título de Bachiller.

A fines de este mes, Escobar alcanzará los 18 años y aguarda por un cupo de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu) en la carrera de Medicina, en la Universidad Central de Venezuela. 

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Bachilleres aún no saben qué carreras escoger tras el termino del año escolar 2020-2021 / Foto: Mirna Montemayor

″Por mi cuenta investigué más de los temas que son afines a lo que quiero, de Biología, Ciencias de la Tierra, Química, Física y Matemáticas, porque los profesores también sufrieron, como nosotros, las fallas de internet y de la luz eléctrica″, agregó el joven.

Desestimulo e inconexión

El presidente de la Asociación de Padres y Representantes de la entidad, Johnny Martínez, aseguró que más de 7500 familias reportaron daños de telefonía e internet, lo que representó un obstáculo para miles de estudiantes. 

En un momento de este 5º año, entendí que debía entregar como sea las tareas; no recibí clases a distancia y mucho menos explicaciones de los ejercicios de cálculo de las ‘tres marías’ (Física, Química y Matemáticas), por lo que tuve que ingeniármelas. Siento que no aprendí casi nada″, señaló la estudiante de 5to año de bachillerato Karla Sivira.

Relató que más de la mitad de sus compañeros abandonaron los estudios para trabajar en fincas, huertos y asentamientos campesinos de la zona. 

Para sortear los imponderables de la educación online, los bachilleres guaireños contaron con el apoyo de distintos parientes, que en no pocos casos tuvieron que conseguir dinero ″hasta debajo de la tierra″, para las recargas a móviles celulares y así facilitar el cumplimiento de las actividades académicas vía digital.

″Esto fue horrible para las finanzas familiares, para mi hijo bachiller que quiere un futuro mejor. No quisiera pensar en los que quedan si esta pandemia sigue imponiendo las clases por internet. Es muy costoso y difícil″, sostuvo Hilda Lucero, a quien le preocupa que todavía debe educar a otro pequeño de 7 años de edad que fue promovido al primer grado.

Desprecio al docente

Maestros y profesores también enfrentaron dificultades con las conexiones a internet, están conscientes de las falencias de los contenidos. Pero han hecho énfasis en los bajos sueldos que devengan (entre 2 y 4 dólares mensuales) y las peticiones de sus gremios desoídas por parte de las autoridades nacionales y regionales.

En el Litoral Central hay más de 22.000 docentes activos, quienes laboran en 95 planteles dependientes de la Gobernación de La Guaira, 105 adscritos al Ministerio de Educación y otros 55 de gerencia privada, incluyendo los de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec).

Es indignante lo que hacen con los profesores y maestros de Vargas: no solo pagan salarios de miseria y no ayudan para que puedan ofrecer sus clases a distancia sino que también los han marginado de las vacunaciones especiales contra el COVID-19″, denunció la secretaria de organización del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Vargas (Sitravargas), Ana Mercedes Aponte.

Por las mencionadas razones, sumadas al abandono de las infraestructuras de las escuelas y los liceos en la región, Aponte cree que no hay condiciones para el retorno a clases presenciales en el venidero mes de septiembre.

Madres buscaron ayuda fuera del hogar para continuar el proceso educativo en Anzoátegui

″Si no consigues ayuda fuera de casa, el muchacho no aprende″. Así resume su año escolar Carmen, una madre de tres varones que cursan estudios en los diversos niveles de la educación regular venezolana (inicial, básica y diversificada). 

Las tareas dirigidas y el apoyo de una vecina ingeniero fueron claves para que sus chicos continuaran con la actividad académica que en un principio, asegura, la colapsó a tal nivel que el rendimiento de sus hijos no era el de otrora. 

Este sistema así no sirve, los chamos creen que la casa es un salón de juegos, no se concentran. Yo tuve que buscar la ayuda en las tareas dirigidas porque si no, ellos hubiesen estado en peores condiciones para el venidero año escolar″, dice.

Carmen fustiga que pese a toda la tecnología, nada supera el sistema de clases presenciales y la prueba está en su hijo que cursa el tercer año de bachillerato. Durante los primeros años, su chamo siempre figuraba entre los mejores 10 alumnos de la clase, en este nuevo año escolar, promedió cuatro materias aplazadas por lapso o momento. 

En primer y segundo año él siempre estuvo entre los 10 primeros del salón, este sistema no sirve porque tuve que buscar ayuda sobre todo en materias como Física, Química y Matemáticas, que necesitan de un profesor que explique y oriente″, contó.

Carmen tiene esperanza de que sus muchachos regresen al aula de clases durante septiembre próximo, asegura que un nuevo año escolar en condiciones como el actual terminará con la educación en Venezuela. 

Alberto es un trabajador público con dos hijas, una a punto de convertirse en bachiller y otra en quinto grado de educación básica, ambas cursaron estudios en la misma escuela privada. 

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Los hogares pasaron a convertirse en salones de clases improvisados / Foto: JC

Alberto vivió dos escenarios con sus hijas. Una que terminó todo su contenido de forma regular y otra a la que prácticamente, como él dice, tuvo que arrearla para que hiciera las asignaciones escolares. 

Aunque una fue más aplicada que otra, el padre de 41 años aseguró que al consultarle a sus hijas sobre el desarrollo del presente año escolar, ambas agradecieron que el mismo terminara ya porque: “sienten que solo se dedicaron a hacer tareas”. 

Comprendo que el mundo avance hacia las nuevas tecnologías, pero a nosotros nos empujaron a este sistema en el cual prácticamente los padres quedamos como responsables directos de la educación de nuestros chamos y el maestro solo califica y ya, no hay un razonamiento, así como está planteado en la actualidad el sistema, no hace falta ser un erudito para darse cuenta de que no funciona, es desmotivador″, dice Alberto.

Estudiantes sucrenses solo dominaron 40 % del contenido curricular

La falta de recursos y el limitado acceso a herramientas tecnológicas de las familias agravó la coordinación de actividades escolares y de investigación ″lo que pone en evidencia la ventaja de algunos estudiantes sobre otros menos favorecidos″, dice William Figueroa, secretario del Sindicato Único de Maestros (Suma-Cumana).

″La Unesco habla de implementar un plan que garantice el carácter inclusivo de los programas y aquí muchos niños de las zonas rurales quedaron fuera del acceso a la formación a distancia dentro del marco de ciertas garantías que les permitan cumplir con los objetivos del proceso de enseñanza-aprendizaje″, sostiene el gremialista.

Figueroa afirma que, según los parámetros establecidos por la Unesco, en Venezuela no se cumplió con las exigencias para dar continuidad a los contenidos académicos, pese a que desde los años 80 instituciones como la Universidad Nacional Abierta (UNA) y el Instituto Pedagógico Experimental Libertador (UPEL) muestran una larga experiencia con el manejo de la educación a distancia.

Manuel Moya, secretario general del Colegio de Licenciados en Educación seccional Cumaná, refiere que el año escolar online fue más improductivo desde el punto de vista académico para la población estudiantil. 

Asegura Moya que el personal docente sucrense suprimió un alto promedio de los contenidos de la malla curricular para limitarse a desarrollar, en la medida de lo posible, los contenidos que son prerrequisitos necesarios para los años y niveles posteriores. 

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Los muchachos encuentran en la casa elementos distractores para su concentración / Foto: AB

Moya advierte que los efectos de lo que él considera un retroceso en la formación estudiantil, se verán en los próximos años y en los niveles de estudios posteriores hacia donde son promovidos los estudiantes, toda vez que solo están dominando entre un 40 y un 60 % de los conocimientos requeridos, particularmente en las asignaturas prácticas.

Mariela Roque, una docente de educación preescolar, asegura que el presente año académico ha sido una tarea ardua porque la falta de conectividad, entre otros factores, se sumó a las ya precarias condiciones de enseñanza, que en su caso realizaba en El Peñón, una de las comunidades más populares de Cumaná.

No sólo es el esfuerzo que deben hacer los docentes y las familias, es la limitante de los hogares que tienen que lidiar con el pírrico presupuesto familiar que apenas les alcanza para comer. Es el mismo drama que padecemos los docentes que también tenemos hijos en edad escolar″, contó.

Educación a distancia fracasó en Carabobo

En “total fracaso”, así considera José Gregorio Medina, presidente del sindicato educadores de Carabobo, la culminación del año escolar 2020-2021. 

Para el docente, que sus colegas de las escuelas públicas no contaran con los recursos tecnológicos para adecuarse al plan implementado por la administración de Nicolás Maduro, Cada Familia Una Escuela, sentenció el calendario académico al fracaso.

Por las fallas del internet se implantó la perversa práctica de llevar portafolios escolares. Con esto los alumnos se transforman en simples hacedores de tareas. Mandan un trabajo, lo corrigen y colocan la nota, eso atenta contra el bienestar sociocultural del muchacho que solo transcribe y no razona los temas. Hay fallas en las materias prácticas como: Matemáticas, Física, Química″, recalcó.

Los padres tuvieron que adaptarse al sistema educativo virtual, así esa adaptación significara invertir más dinero y tiempo del habitual, consideraron que sus muchachos avanzaron de grado sin la debida preparación. Esta realidad tampoco escapó de la educación privada.

Lenny Estévez es padre de una alumna de 6to grado en una escuela privada de Valencia, consideró que su hija no está bien preparada para enfrentar el inicio del bachillerato en el próximo año escolar.

Faltó un poco más de interacción docentes-alumnos. Los objetivos quedaron inconclusos, en el caso de mi hija, quien siempre ha sido dedicada, le costó mucho adaptarse al sistema, mucha apatía″, relató Estevez.

Diana Colmenares es madre de un estudiante de segundo año de bachillerato, y aseguró que ante la falta de interacción alumno-docente recurrió a un tutor personalizado para que su hijo se nivelara en Matemáticas. 

La mensualidad del colegio era de 25 dólares, las clases particulares tenían un costo de 2,5 dólares la hora académica, su representado tenía tutoría cinco horas semanales.

Tareas dirigidas, la salvación de agobiados padres en Táchira

Muchas fueron las peripecias que los padres tachirenses hicieron con tal de garantizar algo de aprendizaje en sus hijos, pues a diferencia del pasado año escolar, los niños no tuvieron ni un lapso, o momento, como ahora se le conoce, dentro de los salones de clases tachirenses. 

Con la finalidad de enseñarles algo a sus hijos y garantizar la conectividad para que estos recibieran las lecciones ya fuese por WhatsApp, Facebook o correo electrónico, la creatividad tuvo que salir a flote. 

Cada vez que cortan la electricidad, el miedo de que no regrese internet agobia a los cansados padres, pues muchas veces al llegar la luz se dañan componentes que permiten la conexión en red, así como los routers o módems que dejaron de funcionar debido a las constantes fluctuaciones de voltaje.

Y al igual que buena parte de los padres venezolanos, Esperanza Parada considera que sus hijos no avanzaron mucho en el tema educativo en lo que va de pandemia, lo que la obligó a pagar tareas dirigidas. Esperanza carece de pedagogía y, para ahorrar malestares entre ella y sus hijos, prefirió hacerles las tareas. 

Comenta que por sus dos hijos paga más de 23 dólares mensuales para que una docente les enseñe y refuerce lo poco que pudieron aprender en el presente año escolar.  

Yo pienso que a los niños les hace falta la presencia del docente y de quien los oriente, y las tareas dirigidas han servido para ello″, dijo.

Aseguró que también necesitan la interacción con otros niños, cosa que hacían en las escuelas y que ya tienen más de un año sin hacer. Espera que en algún momento pueda llevar a sus chamos de vuelta al colegio. 

Parada agradece poder contar con los equipos para hacer las entregas oportunas de las tareas, pero hay quienes no tienen ni teléfonos inteligentes ni tabletas y menos acceso a internet, por lo que esos son los más rezagados a la hora de entregar las asignaciones escolares. 

Las tareas dirigidas se convirtieron en tabla de salvación para muchos padres pese a su costo / Foto: Cortesía

Así las cosas, y ante la proximidad de un nuevo año escolar, los padres vislumbran sombrío el panorama luego de que sus hijos estuviesen prácticamente un año sin ver clases de forma presencial. 

Continuidad de modalidad a distancia generó más frustración y estrés en Apure

Culminar bajo la modalidad virtual duplicó el desgaste emocional tanto para padres, maestros y alumnos en Apure. 

Doriana Medina, psicóloga del colegio católico Casa Hogar San Fernando de la entidad llanera, dice que el año pasado las clases a distancia se tomaron como una novedad en medio de una eventualidad que se consideraba temporal. La realidad fue otra. 

El impacto del cambio fue muy grande y en algunos aspectos, muy seleccionados, ha sido positivo, pero en la gran mayoría de los aspectos ha sido terriblemente negativo″, apunta la psicóloga.

La escuela es la segunda instancia de socialización más importante después de la familia.

Según Medina, para los estudiantes la escuela es una sociedad aparte de su núcleo familiar donde aprenden a socializar con otras personas y, actualmente, hay un vacío en el sistema de relaciones de estos niños y adolescentes.

Aunque parezca una tontería, que no lo es, a los muchachos les ha pegado mucho porque no se pueden ver con sus amigos y compañeros. Ahora pasan más tiempo en sus casas con sus familias, algunos en ambientes hostiles y para quienes el colegio representaba un escape″, sostiene.

Lidiar con el tema de la virtualidad y sus implicaciones en el contexto venezolano generó emociones desgastantes en los adolescentes, que no por falta de pericia técnica describen esta situación como un “un fastidio” debido a que envían la tarea al correo del profesor y luego aparecen aplazados porque estos no la recibieron. 

La dificultad no ha sido menor para los directores y el personal administrativo de las instituciones educativas, quienes ya con el sistema tradicional tenían bastante trabajo y estrés, mucho más ahora que tienen que hacerle frente al retardo de los reportes y notas de los profesores por fallas de internet, tener mayor eficiencia en la planificación para lograr las metas exigidas por el Ministerio de Educación en medio de tantas limitaciones, incorporar a los padres y representantes y acompañarles en el proceso de enseñanza de sus hijos.

Por un lado, la Zona Educativa les exige reuniones de colegios para celebrar aniversarios, eso genera más estrés para el cuerpo administrativo porque tiene que organizar. Por otro lado, a los directivos les toca enfrentarse con los padres, los profesores y las limitaciones de todos y cuidarlos del coronavirus. En mi colegio, por ejemplo, se contagiaron cinco profesores″, refiere la psicóloga.

La especialista teme que de no atenderse y revertirse el desgaste emocional que produce esta nueva modalidad de estudio, la calidad educativa del país sufrirá daños severos y las futuras generaciones pagarán las consecuencias. 


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