Foto: Gleybert Asencio

Comunidad

Ansiedad e incertidumbre juegan en contra de la salud mental de los venezolanos

By Alberto Torres Márquez @albertotorresm_

March 25, 2019

La crisis de servicios, aunada al colapso económico que sufre el país, ha generado un estado de “sobrealerta” en la ciudadanía. La ansiedad y la incertidumbre juegan en contra de una población ya de por sí afectada por la hiperinflación y la crisis sociopolítica venezolana.

Caracas. Los constantes apagones, la falta de agua y transporte, y las acostumbradas fallas en el Metro de Caracas han trastocado el día a día de los caraqueños. Tras el megapagón del 7 de marzo, la gente teme pasar por situaciones similares a las de esos días; preocupación, ansiedad, incertidumbre y hasta cambios de hábitos alimenticios forman parte de la cotidianidad de una parte de la población.

Carolina Torrealba espera a su hermana en la estación La Hoyada. Ya han pasado veinte minutos desde que llegó allí proveniente de Chacao y la angustia se le nota al ver que cada cierto tiempo revisa la hora en su reloj. Quedaron en verse allí porque tenía que hacer diligencias en la avenida Nueva Granada y su hermana no tiene efectivo para llegar a la casa. Ambas viven en Catia y el desespero de Torrealba, más que por la hora, se debe a temer que un nuevo retraso en el Metro de Caracas las haga llegar tarde a su casa, otra vez.

Por aquí cerca pasan camionetas hasta Catia. Pero, imagínate, si normalmente pasan full, con un retraso colapsa la avenida Urdaneta en plena hora pico, explica.

Desde que en la oficina donde trabaja retomaron las actividades laborales, Torrealba es más precavida. Asegura que, incluso, deja de almorzar para poder salir un poco antes de la hora estipulada. Me da pánico quedarme atrapada en un túnel. Es más, hasta quedarme varada en el este de la ciudad me preocupa. El día del apagón hubo compañeros de trabajo que se fueron caminando hasta sus casas, dice, mientras ve de reojo la entrada de la estación que conecta con la parada del BusCaracas.

Retraso en el Metro de Caracas

El presidente de la Sociedad Venezolana de Psicología de la Salud, Gilberto Aldana, señala que “la incertidumbre es un estado emocional muy agresivo, nadie puede predecir qué va a pasar en el futuro y por eso la sensación es tan dañina. Cuando estamos en situación de incertidumbre, se genera ansiedad“.

Según el psicólogo clínico, la falta de servicios básicos como la electricidad, el agua o el gas hace que las personas se adapten a las circunstancias, “pero esta adaptación puede influir en la salud física y psicológica de ellas”. Indica que esto puede provocar estrés en la persona y su entorno, así como enfermedades y anomalías patológicas.

Incipientes problemas de memoria, nerviosismo, alteración del estado de ánimo y falta de concentración son algunas de las afectaciones que puede producir el estrés.

La crisis de servicios, aunada al colapso económico que sufre el país, ha generado un estado de “sobrealerta” en la ciudadanía, según el doctor Aldana.

José Ángel Linares, habitante de la parroquia Coche, hace énfasis en que a la preocupación de cómo alimentar a sus dos hijos, ahora se le suma la incertidumbre de qué pueda ocurrir si sucede otro apagón mientras él está trabajando.

Yo he hablado con ellos [mis hijos] y con la vecina, que es quien los busca al colegio porque su hijo también estudia ahí. Si pasa algo ellos deben esperarme en su casa mientras yo llego, pero igual me preocupa cómo puedan reaccionar, dice.

Por otro lado, Linares debe salir “corriendo” todos los días de su trabajo a su casa, pues a las 7:00 de la noche apagan la bomba de agua del edificio: “Y si no recogiste, te ‘fregaste’“. El colapso del Metro de Caracas también agrava su situación. Asegura que las pocas veces en que dispone de suficiente dinero en efectivo utiliza el transporte superficial para llegar a su casa.

Otras personas han tenido que cambiar rutinas diarias para evitar golpes abruptos en el bolsillo. Hugo Hernández, comerciante y dueño de un local en el centro de Caracas, asegura que desde hace un año utiliza su carro solo para desplazarse a lugares a los que no pueda llegar en el servicio subterráneo. “Hasta hace un mes tenía casi un año yendo todos los días en Metro al trabajo, pero con los retrasos y el apagón he tenido que hacer sacrificios”.

Sus ingresos, a veces, apenas le alcanzan para comprar comida y las medicinas de su esposa, que tiene diabetes, y pagar gastos administrativos o de personal. El carro lo tiene solo para emergencias o casos en los que su hijo no lo pueda trasladar. Hernández vive en El Cafetal y, “entre comer y pagar en dólares por arreglar el carro”, prefiere comer.

Para Aldana, la situación por la que atraviesa el país supone “una dura prueba para la salud mental” de los venezolanos, por lo que es importante que exista “planificación, organización y apoyo social” para que cada quien sea capaz de sobreponerse en estas situaciones pues la sobrealerta “se puede convertir en estrés crónico” si se mantiene en el tiempo.