Los ingresos del país aumentaron 65 % en 2021 respecto al año anterior, aunque solo el 10 % más rico de la población fue parte de esa mejoría. Los aún bajos salarios y la precariedad e inestabilidad del trabajo informal juegan en contra de mejoras económicas de quienes menos tienen.

Caracas. Alfredo Piñero volvió a Venezuela hace nueve meses y se encontró con un país distinto: sin filas de personas en los comercios, con asfaltado e iluminación pública (al menos en la zona por la que transita para trabajar), pero más desigual y excluyente. 

La realidad, a diferencia de años atrás e incluso antes de que estallara la crisis económica y pulverizara más de 70 % del PIB, fue más evidente esta vez y la notó apenas empezó a patear calle buscando trabajo y saliendo con amigos que tenía años sin ver.

Con un título de TSU en Publicidad que no llegó a usar en el país al que emigró, Alfredo ya tiene poco más de seis meses trabajando en una tienda de ropa en Chacao con ingresos que rondan los $150 mensuales. Como vive con familiares, asegura que el dinero le alcanza para gastos básicos “pero para nada más”.

Ciertamente, hay lugares y personas que tienen mucha actividad y mayores ingresos ahora, no como antes de la crisis, pero sí más que hace cuatro años. Una vez que sales de esa burbuja y ves lo pequeña que es, notas tanto tu verdadera realidad como la de muchos en tu entorno, dice Alfredo.

Foto referencial: Tairy Gamboa
Crecimiento que no llega a todos

Un estudio sobre la distribución de ingresos en el país en el último año, elaborado por la consultora privada Anova Policy Research, revela que los ingresos per cápita promedio de los venezolanos (en dólares estadounidenses) aumentaron 65 % entre 2020 y 2021, aunque ese crecimiento “no favoreció por igual a todos los estratos de la población”.

La firma concluyó en su análisis que el ingreso de los sectores más pobres no se está recuperando. De hecho, en términos relativos, solo el 10 % más rico de la población tuvo mayores ingresos en el último año. 

Se puede decir, con bastante certeza, que el ‘renacer’ de la economía venezolana y el bienestar que ha producido el rebote parcial del consumo no tiene una ancha base poblacional, señala Anova en su informe, y resalta que la mayor disponibilidad de bienes de consumo no se traduce, necesariamente, en mayores niveles de consumo para toda la población.

Alfredo, por ejemplo, cuenta que es poco lo que puede hacer con lo que gana mensualmente en la tienda, más allá de sus gastos básicos (como transporte e higiene) y de alimentación. Cuando salgo a distraerme uso de lo que ahorré afuera, pero lo menos posible, dice. En el sector comercio y servicios la remuneración promedio, si bien ha mejorado, apenas llega a los $116 mensuales, de acuerdo con Anova Policy.

Foto: Tairy Gamboa

La canasta alimentaria de los trabajadores, medida por el Cenda, llegó en marzo a un costo de $347 mensuales y su precio en dólares sigue al alza por factores como la inflación global, los efectos de la invasión a Ucrania en ciertos alimentos y, a lo interno, el aumento en la demanda de dólares y la apreciación del tipo de cambio.

Poca productividad y actividad laboral juegan en contra

Entre las variables y barreras que, según Anova, hacen que se incremente la brecha en la distribución de ingresos, se encuentra la debilidad y poca participación del mercado laboral. Datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) revelan que solo 53,8 % de la población en edad de trabajar participa en el mercado. Es la tasa más baja de toda la región.

Unos 8,8 millones de adultos en edad productiva no generan ingresos autónomos y están en situación de dependencia, estima la consultora. Las familias que pueden compensan sus ingresos con remesas (con montos limitados), liquidan activos muebles e inmuebles o acuden, como Alfredo, al uso de sus ahorros para ciertos gastos. En este contexto, las brechas de ingreso y bienestar resultan ya notorias.

La Encovi reseña que el empleo informal sigue en ascenso ante la depresión de los salarios formales y al menos la mitad de la población activa trabaja por cuenta propia (en 2014 era 30 % del empleo). Aún así, los niveles de ingresos de parte de quienes se dedican a esta actividad son insuficientes y muy cambiantes, dado el bajo consumo.

Centro de Caracas durante la flexibilización en diciembre de 2021. Foto: Luis Morillo

Ana Omaira Palma, quien trabaja como vendedora de ropa en un mercado popular de La Hoyada (centro de Caracas), menciona que cuando flexibilizaron las medidas de cuarentena y pudo volver a trabajar en su rubro, pensó que la reactivación iba a implicar mayores ingresos, pero la realidad fue otra.

A mitad de año (2021) y en diciembre fue que más o menos hubo una mejora. De resto, las personas compran una o dos prendas y ya, compran lo más barato porque todos estamos en las mismas. Hay más plata, pero aún no alcanza como antes”, cuenta Ana.

El factor territorial de la desigualdad

Añade que vive en Ocumare del Tuy y tiene familia en Barlovento y “allá la realidad es muy distinta a la de acá (Caracas)”, con niveles de precariedad más notorios sin contrastes como la actividad comercial de zonas como Las Mercedes.

“La dualidad actual de la economía venezolana se expresa en islas urbanas de dinamismo económico y recuperación del consumo que coexisten con segmentos demográficos y territoriales que viven en condiciones precarias o altamente vulnerables”, dice el reporte de Anova.

Se espera que el crecimiento por rebote de la economía venezolana se mantenga este año. Firmas privadas y organismos internacionales calculan que el PIB se incremente entre 5 % y 10 % respecto a 2021, aunque sin políticas públicas que incrementen la productividad de sectores distintos al comercio, difícilmente se incentivará la actividad laboral y se reducirá la brecha en la distribución de ingresos.

Datos clave

  • El 10 % más rico de la población incrementó 91 % sus ingresos en 2021, mientras que el 10 % más pobre tuvo una disminución de 11 %.
  • El 20 % más rico tuvo ingresos 46 veces superiores al del 20 % más pobre. En 2020 era 23 veces superior.
  • El 20 % superior de la distribución de ingresos concentró 61 % del total del país en 2021. En 2020 concentraba 54 %.

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