Una encuesta de la Red Agroalimentaria de Venezuela reveló que —respecto a octubre de 2021— en agosto aumentó la frecuencia de entrega de bolsas Clap, pero también lo hicieron las quejas por la cantidad de productos que incluyen y su mala calidad. Beneficiarios denuncian que se han enfermado por consumir algunos alimentos de las bolsas y que mes a mes les entregan menos.

Caracas. María Avendaño*, religiosamente desde que el año pasado empezó a recibir de forma frecuente la bolsa Clap, lo primero que hace es separar la comida que —por su experiencia— es de mala calidad y cambiará en los próximos días por productos de limpieza.

“Yo cambio casi todo lo que está llegando en esa bolsa, solo nos quedamos con el arroz y unas latas de sardinas que a veces llegan. Lo demás, lo pongo en una bolsa aparte y ya el muchacho que cambia sabe que me dará tantos productos por esa comida, explica María, habitante de la parroquia Sucre de Caracas.

Su caso no es aislado y tampoco es nuevo. Desde su creación, el sistema de entrega de alimentos subsidiados de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) ha estado en el ojo del huracán por denuncias de sobreprecios, descomposición, vencimiento y presuntos hechos de corrupción en su importación y producción.

Aún así, y a pesar de la retórica gubernamental de que las sanciones internacionales entorpecen sus políticas alimentarias, la frecuencia de entrega de las bolsas y cajas Clap ha aumentado.

La encuesta más reciente sobre la situación socioalimentaria en varias regiones del país, realizada por la Red Agroalimentaria de Venezuela (RAV), revela que en agosto 53 % de los consultados afirmó recibir la bolsa Clap en 30 días o menos, frente al 35 % reportado en octubre de 2021.

Por otra parte, la proporción de encuestados que recibía la bolsa Clap con una frecuencia de entre 45 y 60 días bajó de 23 % a 9 %, en el mismo período. Sin embargo, la RAV reporta que la calidad de los productos que reciben es la principal queja sobre el Clap en las comunidades.

Ahí llegan cosas que no se pueden ni comer. La harina (de maíz) solo la probamos una vez y pasamos todo la noche con dolor de estómago; la pasta se pega así estés pendiente de la cocción y el café, las pocas veces que llega, sabe a tierra, dice María.

Después de la calidad de los productos, la Red Agroalimentaria de Venezuela concluyó en su encuesta que los productos que contienen las bolsas y/o cajas y la cantidad son las otras dos quejas más frecuentes (22 % y 15 %, respectivamente).

Anyelis Párraga*, beneficiaria del Clap en una comunidad de la parroquia San Juan (suroeste de Caracas), asegura que en la última bolsa que recibió solo les dieron: tres kilos de harina de maíz, tres kilos de arroz, dos kilos de pasta, una barra de medio kilo de mortadela y dos latas de poco más de 100 gramos de sardina.

Me parece una burla, sobre todo para las familias de menos recursos en la comunidad porque siguen quitando productos como el aceite, el azúcar y el café, que están carísimos en los mercados. Las pocas veces que mandan granos, son de mala calidad o cuestan para cocinar, cuenta Anyelis.

En el último informe de diagnóstico comunitario de la plataforma Hum Venezuela se reveló que hasta marzo de este año el Clap es el principal lugar o forma de abastecimiento de alimentos entre los hogares encuestados (60 % se abastecen así), pero su disponibilidad es muy irregular y la cantidad y calidad de los productos no cubre las necesidades.

El informe muestra que las proteínas de origen animal, las frutas, las verduras y los vegetales son los alimentos que frecuentemente faltan o no se comen nunca en los hogares por sus altos costos —que no paran de subir— y los niveles de pobreza que atraviesa la mayor parte de la población.

Mientras el salario mínimo sigue perdiendo valor por la devaluación del bolívar (pasó de $30 a $16 en seis meses) y el promedio del sector privado apenas supera los $120 mensuales —según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF)— los precios siguen aumentando y el Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores (Cenda) proyecta que la canasta alimentaria aumentó 146 % desde agosto del año pasado.


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