La serie, disponible en Netflix, fortalece a dos de sus personajes principales, un indicio de una autonomía que parece dirigida a mantener la historia sin tanta reminiscencia del pasado.

Caracas. El año comenzó con un estreno esperado: la tercera temporada de Cobra Kai, la serie que cuenta el paradero actual de Daniel LaRusso (Ralph Macchio) y Johnny Lawrence (William Zabka), los rivales de la saga Karate Kid que comenzó en los ochenta y que llegó a Netflix el año pasado. 

Si bien la nostalgia ha sido determinante para enganchar a los espectadores de esta historia, en esta tercera etapa la trama empieza a tomar un rumbo más autónomo. No quiere decir que no haya reminiscencias de lo ocurrido en las películas, pero hay elementos que podrían configurar una historia a largo plazo con apenas evocaciones. 

De hecho, en estos diez nuevos episodios hay un personaje que reaparece, pero que será fundamental para hacer la revisión necesaria del pasado de uno de los personajes y así girar para distintos procederes, y salir del círculo vicioso con el que culminó la temporada anterior. 

Cobra Kai
Johnny Lawrence es juzgado por aquellos en quienes había encontrado paz.

Los que esperaban esta temporada, quedaron en ascuas por lo ocurrido en la pelea del colegio, en la que resultó gravemente herido Miguel Díaz (Xolo Maridueña), el joven pupilo de Johnny Lawrence, padre de Robby Keene (Tanner Buchanan), quien huye temeroso por las repercusiones de lo que hizo. 

Mientras, Samantha LaRusso (Mary Mouser), la hija de Daniel, está contrariada ante un escenario que la supera, tanto en la escuela como en la casa.

En estos episodios de Cobra Kai se profundiza en la redención, en la que los dos personajes en principio antagonistas, Daniel y Johnny, buscarán la forma de enmendar tanto entuerto, pero desde sus respectivos campos de acción, y sin reflexionar más allá de sus perspectivas. Paulatinamente, la historia cambiará para evitar que la serie quede estancada en las oposiciones conocidas.

Cobra Kai
Samantha LaRusso es uno de los personajes en los que se afianza la serie.

Personajes como Miguel y Samantha se erigen cada vez más como fundamentales para los nuevos caminos a seguir en los conflictos que se presentarán. Ya hay más determinación en ambos para tomar las riendas de una saga en la que se perfila una atenuación de las otras dos figuras mayores, que no desaparecerán, pues serán determinantes en los desafíos venideros, especialmente después de la imagen con la que cierra esta temporada.

El sarcasmo es uno de los puntos fuertes de esta tercera temporada de Cobra Kai, decidida en su discurso a ironizar sobre la corrección política y algunas tendencias que buscan demonizar hasta ciertos alimentos. 

Obviamente, es Johnny Lawrence el responsable de la mayor parte de estos comentarios, con su visión cruda y tajante de la realidad, sin contemplaciones en un mundo en el que considera que las cosas deben ser llamadas por su nombre para aceptarlas y enfrentarlas. 

También hay cabida para diálogos de anónimos que subrayan ese mensaje, como el hombre que va ante una autoridad municipal para mostrar su descontento por el plan de cambiar el nombre de las alcantarillas por tapas de servicio. “¿Saben cómo le decíamos en mis tiempos a las alcantarillas? Pues alcantarillas?”, dice.

Daniel LaRusso hace un viaje que lo reencuentra con viejos adversarios.

Y esta parte del discurso de Johnny en Cobra Kai podría verse como la negación de una persona de cincuenta años de edad a los cambios, pero no tiene contraparte juvenil que busque alardear con discursos presuntamente moralizantes. 

No, las nuevas generaciones siguen sin mayor cuidado, porque, además, es desde la juventud de la serie donde se enfocará el mensaje principal de esta historia, cuando los graves hechos ocurridos en la segunda temporada pongan en peligro el karate como disciplina, actividad a la que culparán de las desgracias pasadas.

En el colegio llegan a emplear palabras amables como absurda estrategia para la reconciliación, fallido intento de borrar la desgracia pasada. 

Cobra Kai no llega al extremo de la burla de Peter Charles, el personaje mejor conocido como Director PC en South Park, pero igual, desde su astucia, los escritores de la serie lanzan un mensaje que se configura para la resolución del problema. 

Cobra Kai
Esta temporada todavía tiene guiños al pasado, pero hay un personaje que será clave para la futura autonomía de la saga.

Miguel y Samantha verán cómo sobrepasarán las diferencias de los adultos para defender su pasión desde una posición reivindicadora del karate, no solo como defensa de lo físico, sino también de lo mental ante las adversidades de la vida, que, como daga, pasa a ras y a veces corta.

Hay tranquilidad en la saga Cobra Kai. No hay escape del pasado, imposible que haya; además, las imágenes de tiempos de antaño forman parte de la estética de la serie, pero ya hay dos personajes que se fortalecen. 

En ese punto, cuando ambos muestran la madurez necesaria para sostener la necesidad de protegerse, vale la pena recordar las palabras del politólogo Joaquín Ortega: “Sin destrezas ante el mundo real, alguien criado en una burbuja educativa de esas características se vuelve presa fácil de los depredadores externos que no reciben esa educación o formación del sí a todo… que vienen de otra crianza, que no han cultivado ese tipo de imaginación. El ser humano, por evolución, crece y gana todo tipo de músculo, frente a las resistencias del ambiente”. 

Con esas palabras, se podría concretar el mensaje de los dos jóvenes que destacan en esta temporada de Cobra Kai.  


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