La adaptación del largometraje francés obtuvo el más importante reconocimiento de la Academia. Su elección ha generado diferencias entre críticos
Caracas. La mayoría de los pronósticos de los Oscar de este año se cumplieron. Prácticamente, las quinielas estaban cantadas varios días antes de la ceremonia.
Como dirían, el final de fotografía del premio a la Mejor Película hubiese sido de mayor discusión si no hubiese sido por el incidente sobre el que todavía se habla. Pero apartando el mal chiste y el bofetón, Coda registró su nombre en la historia de la estatuilla al obtener el galardón principal.
Era la segunda favorita, por detrás de The Power of the Dog, de Jane Campion, quien se llevó finalmente el premio a Mejor Director en esta segunda nominación. Había optado en 1994 al reconocimiento por El piano, obra por la que se llevó Mejor Guion.
Ahora bien, mucho se ha cuestionado a Coda, la película de Sian Heder protagonizada por Emilia Jones. Esta historia que ganó además Mejor Guion Adaptado, es el remake de la película francesa La familia Bélier, de Éric Lartigau, una trama que muchos todavía tienen fresca. Se proyectó en cines apenas en 2015. Por ejemplo, en el Trasnocho Cultural se convirtió en una de las favoritas.
Esa fue una de las principales quejas por el Oscar a Coda. Han dicho que es un refrito. Pero para ser justos, si tomamos como medida lo que va de siglo, no es la primera vez que la Academia Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas premia como Mejor Película a una historia que ha sido adaptada al cine anteriormente.
Por ejemplo, El señor de los anillos tuvo una versión cinematográfica en 1978 antes de la exitosa y magistral saga de Peter Jackson. También está Los infiltrados, de Martin Scorsese, que es un remake de Infernal Affairs, un thriller hongkonés estrenado en 2002.
Pero más allá de eso, como su antecesora, Coda es una película entrañable. No creo que sea una obra fácil de olvidar, como ha ocurrido con otras ganadoras como Crash en 2006.
Cuenta la adolescencia de Ruby Rossi (Emilia Jones), la única persona que escucha en una familia de sordos. Por eso, se convierte en el único medio de conexión de sus padres y hermanos con el resto del mundo. Son pescadores, y ella es la encargada de mediar con compradores y demás elementos del proceso de comercialización.
Además de formar parte de la faena, estudia. Tiene una voz formidable y descubre que puede ser cantante. Entonces, se presenta el conflicto familiar. En casa surgen las diferencias por ese camino que la joven quiere emprender, lejos de lo que sus padres esperaban en el negocio familiar.
Coda es una película predecible totalmente, pero no por eso menos amena. Además, la directora ha sido enfática en decir que siempre quiso que los personajes de sordos fueran interpretados por sordos. Un punto que seguramente influyó en la decisión de aquellos que votaron por ella. Por eso, en el elenco vemos a figuras como Marlee Matlin y Troy Kotsur. Ella había ganado el Oscar en 1986 y él finalmente lo obtuvo en esta edición por este trabajo.
Ahora bien, es cierto que otras nominadas cuentan con una propuesta cinematográfica más contundente que la ganadora, que es más lineal y convencional. Hay historias con un giro más punzante. Podríamos nombrar a Licorice Pizza, Nightmare Alley, The Power of the Dog y Belfast. Son obras con una propuesta más arriesgada desde lo cinematográfico; tanto en dirección como en guion, fotografía y actuaciones. Además, varias de ellas con temas más sombríos, densos e incómodos en cierta manera.
Sin embargo, tampoco sorprende la elección de Coda luego de la incertidumbre de los peores tiempos de la pandemia, una historia optimista y de superación que cae bien en buena parte de los espectadores.
La historia está bien contada y emociona. Uno calcula cuál será el próximo paso, pero igual se acepta. Pero tomando en cuenta que La familia Bélier no fue nominada al Oscar, no extraña que los miembros de la Academia hayan puesto especial atención en esta propuesta, especialmente en momentos de discusión sobre la inclusión.
Coda es una elección controvertida, pero a diferencia de otras películas ganadoras que pasaron sin pena ni gloria al ideario años después, esta obra no será fácil de olvidar para muchos.
Lástima que la discusión sobre el largometraje haya sido opacada por el lamentable suceso originado por el chiste de Chris Rock. Todavía hay mucha tela que cortar sobre el hecho, que pudo haber terminado con Will Smith encarcelado. Las razones sobre lo ocurrido pueden ser muchas, hay demonios que se ignoran. Varias también son las lecturas sobre el estado del sistema de estrellas, como bien apuntó Jim Carrey y The Critical Drinker en su canal de Youtube.
También es lamentable la cantidad de conclusiones que surgieron inmediatamente; distintas organizaciones y figuras adaptaron lo ocurrido a sus narrativas, algunas de ellas próximas a la calificación de Will Smith como agresor en su vida diaria.
Claro que la discusión sobre los límites del humor es válida, incluso automática, así como también lo sucedido sirve para hablar sobre el trauma que pueden pasar las personas que sufren alopecia, como Jada Pinkett Smith, a quien fue dirigido del desafortunado comentario, pero los juicios sobre la personalidad y las insinuaciones de comportamientos constantes fueron más allá.
Las sanciones por parte de la Academia son pertinentes. Cada uno de los involucrados debe ser responsable de sus actos y afrontar las consecuencias, más allá de las razones que impulsen a alguien a cometer un acto reprobable.
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