A casi 24 horas del siniestro donde perdieron la vida tres personas, aún las autoridades no han esclarecido las causas. Habitantes de la ciudad portuaria indicaron que Protección Civil esperó una segunda explosión para desalojar la zona.

Guanta. Confusión e incertidumbre se observaban al despuntar el sol en los rostros de quienes habitan en el municipio Guanta en Anzoátegui.

La explosión ocurrida el pasado sábado en un área baldía, que colinda con la planta procesadora de gasoil El Chaure y varios tanques de almacenamiento pertenecientes a la refinería de Puerto La Cruz ubicados en la zona, dejó como saldo lamentable el fallecimiento de tres personas, entre ellas una niña de 5 cinco años, y un herido, que se encuentra ingresado en el hospital Luis Razetti de Barcelona, en estado delicado, pues sufrió quemaduras de primer grado en 95% de su cuerpo.

Quienes habitan en el Conjunto Residencial Parque Guaraguao tuvieron la tarde del sábado 8 de junio una experiencia que quisieran no haber vivido: presenciar en primera fila el inicio de la llamarada que se extendió hasta poco después de 12 de la madrugada del domingo, en virtud de que la residencia, integrada por 360 apartamentos, está enclavada en todo el frente del terreno donde se originó el siniestro.

Con morrales a cuestas y cara de trasnocho visibles, muchos retornaban a sus hogares tras el episodio y los que se quedaron informaban a quienes llegaban sobre una nueva eventualidad: un escape de gas en la urbanización que personal de Pdvsa se encontraba controlando, el cual, según informaron, se originó por la apertura de manera simultánea de las válvulas de suministro del combustible.

Hipótesis del siniestro que mantuvo en vilo a todo el municipio Guanta hay muchas, pero aún, casi 24 horas después del suceso, ninguna autoridad y mucho menos personal de Pdvsa ha esclarecido cual fue la causa del suceso.

El paso de la onda tropical número dos por la zona norte de Anzoátegui dio pie a que en principio corriera la versión sobre el impacto de un rayo en una especie de fosa con combustible formada en lugar, que habría generado combustión y propició la llamarada. Más tarde, organismos de seguridad como Protección Civil atribuyeron el incendio a un cortocircuito, pero a juicio de habitantes de la urbanización como Mariano Rivera, una serie de eventos infortunados causaron la tragedia que aflige a los habitantes del parcelamiento Hugo Chávez, lugar donde residía Juan Carlos Salazar Urbano, con su esposa y su pequeña hija.

“Nosotros estuvimos aquí y nunca llegamos a escuchar un rayo, si eso hubiese sido así, tenlo por seguro que no te estaría contando nada ahora, la combustión habría sido más fuerte y la tragedia mayor. Según los vigilantes el carro falló porque por el sitio donde pasaba, cada vez que llueve, se hace una laguna, el muchacho trató de prender el carro y la chispa del motor se mezcló con el combustible, hizo ignición y el resto ya todos lo sabemos”, sostiene Rivera.

Rivera afirma que representantes del condominio de la referida residencia habrían notificado a la Alcaldía de Guanta hace poco más de 15 días sobre la presencia de combustible en la zona, puesto que desde sus ventanas habían observado a personal del holding estatal, realizando inspecciones en la zona. La denuncia, por los resultados, al parecer no tuvo asidero en las autoridades municipales.

Apenado por la tragedia de quienes iban en el vehículo, Pedro Contreras, uno de los vigilantes que se encontraba de guardia la tarde del sábado, describe el dramático momento cuando ocurrió la explosión. Cuenta que tres de los cuerpos salieron literalmente volando en el momento de la explosión. “La mujer quedó atrapada en la reja, los dos hombres quedaron como a cinco metros del carro y la niña quedó dentro. Eso fue horrible, el humo era muy denso y no se podía ver nada, aquí le dijimos a la gente que desalojara porque no sabíamos de verdad que podía ocurrir”, refiere.

Entre quienes escuchaban los relatos de la tragedia estaba Luz Marina Suárez. Ella habita en la torre 8 del conjunto. Más allá del trasnocho y el susto, el sentimiento de tristeza la embargaba. Luz Marina era amiga de Juan Carlos Salazar y la tragedia cobró otro sentido al escuchar su historia.

“No merecían morir”, dice, y señala que la desgracia opacó la celebración que ese día tenía la familia Salazar. La primogénita de Juan Carlos y su esposa Eulimar de Salazar arribaba a sus cinco añitos y ellos habían salido al centro de Puerto La Cruz a comprar una torta y varias cosas para cantarle cumpleaños.

Suárez señala que Juan Carlos Salazar trabajana precisamente en la industria petrolera, específicamente en el Terminal de Almacenamiento y Embarque del complejo petroquímico José Antonio Anzoátegui (TAEJAA), como operador de lanchas.

Desconcierto total

Sofía Marrero es otra vecina de la zona y afirma que durante la llamarada reinó la anarquía en la urbanización, los vecinos corrían de un lugar a otro porque “para colmo de males”, el servicio eléctrico había sido suspendido y la zona, entrada la noche, quedó totalmente a oscuras.

“Yo agarré a mis tres muchachos y me salí temprano, soy ingeniero petrolero pero nunca lo ejercí, y se cómo es este proceso, todas las tuberías de gas de este conjunto están conectadas, todo fue un desastre, muchos vecinos no sabían que hacer, por los grupos lo primero que indicamos fue que cerraran el gas, yo salí apenas vi la llamarada y durante la segunda explosión yo estaba en el sector El Pensil de Puerto La Cruz y hasta allá se escuchó”.

Otros vecinos que escuchaban los relatos y que se quedaron en la zona, indicaron que Protección Civil esperó que ocurriese la segunda explosión, que fue en la parte interna de la planta El Chaure, específicamente en el sistema de drenajes, para ordenar un desalojo de esa zona. Sin embargo, habitantes de otros conjuntos, como Alexander Redondo, tuvieron que abandonar su vivienda de manera improvisada.

Redondo habita en una unidad habitacional separada por las residencias Parque Guaraguao afirma que durante el primer evento se aguantó para salir de su casa porque creía que el peligro había disminuido con el paso de las horas. El segundo evento lo cambió todo, a tal punto que el único sitio que veía seguro era la plaza Miranda, la plaza principal del pueblo de Guanta.

“Mi hijo mayor trabaja justo en la planta de El Chaure y menos mal que no estaba de guardia. Cuando escuché la segunda explosión agarré a mis chamos y salimos corriendo, el estruendo fue feo. Aquí nos quedamos esperando que viniese Protección Civil u otro organismo a decirnos qué hacer, pero nada, todo lo hicimos por voluntad propia, nunca vinieron a hacer un desalojo. Uno que más o menos conoce donde vive, sabe que esas explosiones son peligrosas y yo que tengo toda mi vida viviendo aquí en Guanta, nunca he presenciado un simulacro de evacuación en caso de un incidente en la refinería”.

Operativo

Protección Civil desplegó este domingo varios operativos asistenciales por la zona, para atender casos de ansiedad y angustia, producto del evento del pasado sábado. La tragedia de El Chaure fue el segundo incidente de magnitud ocurrido en la ciudad de Guanta esta semana.

El pasado miércoles, una gandola cargada con 20.000 litros de gasoil se volcó y posteriormente se incendió, dejando al conductor del tractocamión herido.

El refrán popular reza: “Después de la tormenta viene la calma”. Así amaneció Guanta este domingo. Muchos curiosos aprovecharon para ver el sitio de la explosión que no solo mantuvo en vilo al pequeño poblado de la zona norte de Anzoátegui, sino que se convirtió en tendencia de redes sociales en todo el país.


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