La película de Marité Ugás se ambienta en el mundo de creyentes de extraterrestres de Perú. Semblanzas de personajes rotos.
Caracas. Aldo (Baldomero Cáceres) vive atormentado en Lima. No encuentra ninguna tranquilidad en su quehacer. Es fácil vislumbrar que hay algo roto en él.
En los alrededores de su vivienda hay cambios, dinámicas que perturban la tranquilidad de quienes ahí viven. Las ciudades se transforman sin importar los pesares de algunos habitantes.
Contactado es la más reciente película de la cineasta Marité Ugás, quien no estrenaba película desde 2011, cuando en las pantallas venezolanas se proyectó El chico que miente, una de esas obras que se adentraron en los restos de la tragedia de Vargas de 1999.
Como es costumbre en la dupla, el guion fue escrito en conjunto con Mariana Rondón. Plasman en pantalla la desdicha de un hombre que fue un líder de un culto, cabecilla de un grupo creyente en los extraterrestres.
En su juventud, Aldo despertó las esperanzas de decenas de personas que buscaban un sendero hacia una verdad, líneas que mantuvieran la esperanza hacia un más allá, un vínculo con seres de otros mundos que justificaba la búsqueda de certezas milenarias.
Fue importante entre esos grupos. Hay videos que registran sus discursos, las maneras en las que entusiasmaba, el fervor hacia lo que ofrecía.
Pero todo eso se vino abajo. Aldo se convierte en uno más, en uno de los que trata de llevar el día a día lo mejor que posible, en la precariedad de una realidad lejana a la trascendencia que en algunos entusiasmó.
Contactado es una producción entre Perú, Venezuela, Brasil y Noruega. Una historia que luce gris, entre desiertos y pirámides, pero también entre el agotamiento de sus personajes, que no hallan cómo trazar sus vidas.
Todo cambia cuando aparece Gabriel (Miguel Dávalos), un joven que asegura ser admirador de Aldo, estudioso de su trayectoria y formas. Poco a poco va entrando en su vida, en su intimidad, en sus miedos y pesares.
Gabriel sabe muy bien como leer a Aldo, quien, seducido por la admiración de otra persona, además de la posibilidad de volver al ruedo, sacude una vida que se pensaba anquilosada.
De esta manera, las autoras hablan claramente sobre las necesidades espirituales de las personas, la manipulación, la mentira y la traición.
Contactado es una historia de la pérdida de los propósitos a la vez que seduce en la persecución que surge entre el viejo maestro y el joven aprendiz, un acecho muy sutil del que poco a poco se sabrán sus verdaderas intenciones.
La realizadora logra una obra muy latinoamericana, con un subtexto fácil de asociar a las realidades de la región, pero sin necesidad de hacer todo obvio. Desde lo intrínseco, hay una historia personal que va desentrañando un mundo de despojos, de personas detenidas en sentimiento con la idea de un cambio que dependerá más allá de ellos.
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