La encuesta del Observatorio de Universidades a profesores y estudiantes del área de la salud reveló que estudiar o formar a médicos y enfermeros en Venezuela entraña un riesgo. Estudiantes de posgrado no cuentan con suministro de mascarillas médicas (24 %), trajes de bioseguridad (61 %), gorros (69 %) ni guantes (43 %).

Caracas. La formación de médicos y enfermeros en Venezuela está en riesgo. Las facultades y escuelas de Medicina y Enfermería, así como los centros de salud, donde estudiantes y profesores realizan sus prácticas profesionales, no tienen la capacidad, infraestructura ni condiciones para la formación de calidad. 

La encuesta de Condiciones de Trabajo de Profesores y Estudiantes de Medicina y Enfermería del Observatorio de Universidades reveló datos dramáticos de estos centros en medio de la coyuntura por la COVID-19. La medición fue levantada durante los meses de julio y agosto, participaron 1120 personas, entre profesores, estudiantes de pregrado y posgrado de ocho universidades donde enseñan Medicina y Enfermería. 

Es un constante riesgo, así definen estudiantes y profesores sus actividades académicas en los centros de salud. 51 % de ellos no recibe ningún tipo de equipos de protección, mientras que en los hospitales centinelas, estudiantes de posgrado no cuentan con suministros de mascarillas médicas (24 %), trajes de bioseguridad (61 %), gorros (69 %) ni guantes (43 %). 

Las condiciones de agua, saneamiento básico, industrial e higiene no están garantizadas. La encuesta del Observatorio de Universidades indica que en 33 % de los casos, los baños muy poca veces están operativos, 32 % a veces y 13 % nunca. Sobre el suministro de agua, 31 % nunca tiene, 29 % dos a tres días a la semana y 21 % todos los días. 

Esto lleva a que las condiciones de estudio y trabajo no sean las adecuadas; desde el punto de vista de salud ocupacional y organizacional, estamos en un ambiente enfermo, dijo Liliana Rojas, médico cirujano y profesora de la Universidad del Zulia. 

Esta es la realidad a la que se enfrenta la mayoría de los estudiantes y profesores en los hospitales tipo IV donde estudian o trabajan. En cuanto al entrenamiento para atención de pacientes con COVID-19, 46 % no lo ha recibido, otro 29 % piensa que es insuficiente. 

Los estudiantes y profesores están limitados para investigar y buscar información en Internet. Menos de 15 % cuenta con una computadora individual o compartida; solo 11 % tiene conexión siempre y casi siempre en estos espacios académicos. 

Para el profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de los Andes, Pedro Fernández, lo que se evidencia es la precariedad de los centros de formación clínica. Preocupado, alerta de que para 2021, como consecuencia de la crisis, podrían tener 100.000 trabajadores de la salud fuera del territorio nacional “buscando en otros países medios de subsistencia”. 

Y agrega: “Tienen dos opciones: abandonar para buscar mejores condiciones o permanecer, aun cuando tenemos la conciencia de que no se están formando adecuadamente. El récord de intervenciones y procedimientos necesarios para graduarse e ir al campo profesional no se está cumpliendo”. La crisis y el ahogamiento de las universidades, señala Fernández, no lo permite. Llama a priorizar y dar importancia a la educación y la salud. 

Carlos Meléndez, director del Observatorio de Universidades, destaca que el Ministerio de Educación Universitaria y el Ministerio de Salud, “deben buscar medidas de coordinación y ayuda a las universidades que por años han formado médicos y enfermeros en Venezuela”. 

Meléndez enfatiza que estudiar o formar a médicos y enfermeros en Venezuela entraña un riesgo. “Las facultades y decanatos de ciencias de la salud, además de estar afectadas por la migración forzada, sufren múltiples privaciones en cuanto a las condiciones necesarias para el desarrollo de las actividades académicas”, explica. 

El Estado, señala Meléndez, además incumple las recomendaciones internacionales, como las de la Organización Mundial de la Salud, al no dotar a estudiantes y profesores de equipos de protección. 

Condiciones extralaborales 

La capacidad de movilización de estudiantes y profesores universitarios es otra arista de la crisis: 50 % utiliza el transporte público, 47 % vehículo particular; pero otro 42 % ha tenido que ir al centro de salud caminando. A pesar de ser un sector priorizado en el suministro de combustible, solamente 3 % ha podido echar gasolina siempre y casi siempre de manera preferencial. 

Otros datos: 63 % no cuenta con agua corriente en sus hogares, 54 % no tiene servicio eléctrico continuo en el lugar de residencia, 18 % ha sido victima de robo fuera del lugar de trabajo o estudio y 11 % de hurtos en el lugar de trabajo.

Foto referencial: Miguel González.


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