El maltrato al pasajero, la basura y las aguas servidas son el pan de cada día para los ciudadanos del oeste de Maracaibo.

Maracaibo. La Curva de Molina es el punto más efervescente del oeste de Maracaibo. Ahí convergen 27 líneas de transporte público que conectan la ciudad con otros municipios como Mara, La Guajira y Jesús Enrique Lossada. El comercio informal ha ido creciendo a través del tiempo en este punto que debe su nombre al “señor Molina”, un hombre adinerado que fue propietario de un gran terreno, donde hoy funciona una estación de servicio.

Los comerciantes más antiguos de la zona cuentan que Molina era muy celoso con su terreno y no permitía que vendedores ambulantes ejercieran su comercio en los alrededores, por lo que los vecinos comenzaron a llamar el sector como propiedad del señor, nombre que trascendió en el tiempo hasta hoy. Con el paso de los años, en La Curva de Molina se logró establecer un mercado que abastece las barriadas y poblaciones vecinas siendo en laa ctualidad el segundo mercado a cielo abierto de Maracaibo, llamado por algunos “el centro chiquito”.

Los “tiempos mozos” de este lugar quedaron atrás: la basura, la mala conciencia ciudadana, la venta de efectivo, el bachaqueo y los transportistas abusivos predominan en el panorama actual. La variedad cultural de chinos, colombianos, árabes y wayuú comparten el espacio, cada grupo definiendo sus prácticas y sus productos de comercialización. La falta de orden y “mano dura” por parte de los gobernantes ha permitido el crecimiento del abuso y la delincuencia en la zona.

Jesús Infante, vendedor de guayabas desde hace más de 10 años, dijo a Crónica.Uno:

Esto se ha convertido en un cochinero, porque además de la inconciencia ciudadana, que todo lo echan al piso, están las malas políticas de gobierno, al oeste nunca le han parado bola, aquí cada quien vende, roba y vive como le da la gana y nadie hace nada.

Jonathan Estevas, usuario del transporte público, contó su malestar mientras sostenía a sus hijos de la mano. Ahorita el colector del bus de las Mercedes me insultó como le dio la gana porque perdió el turno y nos quería pasar para otra unidad en plena vía, que ya estaba full, me tuve que venir guindando con mis muchachos y además de eso cobra 5000 bolos de pasaje, y eso que es de mañana, en la tarde es peor.

Leannys Quintero pasa por la Curva dos veces al día. En la mañana para ir al trabajo y en la noche cuando retorna. Confiesa que ambos trayectos los hace rezando.

Me han atracado varias veces, la última vez casi me muero del infarto, si no es en el bus, es en el trayecto hasta la parada de La Limpia, esto es tierra de nadie. Hasta el año pasado había un comando de la policía regional aquí pero lo quitaron, ahora hay uno de la Guardia Nacional, pero solo hay un guardia y no hace nada”.

Conciencia ciudadana o falta de Gobierno

La Asociación de Comerciantes de La Curva de Molina reconoce que los desechos generados por el comercio desmejoran el espacio, sin embargo, dicen que han hecho proyectos para que destinen un lugar para colocar contenedores de basura donde puedan acudir los camiones a recogerla, pero nunca los han aprobado por lo que justifican el desorden asegurando que “a los vendedores no les queda de otra que tirar la basura en la isla o al pie del semáforo hasta que la vengan a recoger”.

Esta zona del oeste de Maracaibo también sufre por el colapso del sistema de desagües y cloacas. La aglomeración de basura que se ha colado a través de los años ha ido empeorando la situación. Hoy se cuentan en el perímetro del mercado 13 botes de aguas negras por el colapso de colectores a los que Hidrolago solo asiste para destaparlos, no para repararlos.

Hidrolago viene cuando el desespero de los comerciantes los lleva a cerrar la calle, ponen un pañito de agua tibia y se van, no pasa mucho para que todo vuelva a estar igual, ellos dicen que no tienen material para reparar la tubería que ya esta vieja.

Ambos problemas producen un malestar generalizado en los transportistas de la zona, que caen en alcantarillas sin tapa, huecos inundados de aguas negras o pierden sus cauchos por pisar vidrios. Mauricio Villalobos, presidente de la línea Curva Concepción, dijo que hoy en día ser transportista es una tarea difícil, pero tener que pasar por la Curva es peor.

“Este escenario ha ido acabando de a poco con los carros y buses, porque el agua sucia pica las unidades o cuando menos piensas te traga un hueco. Por eso cada vez hay más chirrincheras, camiones o lo que sirva para recoger pasajeros porque a falta de carros legales y abundancia de mala situación cualquiera es chofer”.

A esto se le suma la falta de iluminación y fallas en otros servicios como el agua potable, necesaria para comercios formales. Renato Osorio, dueño de una panadería, reclamó que hace un año decidió reducir la jornada laboral porque “la Curva de noche es una cueva de lobos“. Eso sin contar que los semáforos no funcionan y no hay estacionamientos suficientes para la cantidad de comercios que existen, sin contar los informales que ya casi toman toda la avenida.

Niños, ancianos, comerciantes, choferes, mujeres embarazadas e incluso personas con discapacidad tienen que saltar entre la corriente de agua turbia y la basura para ir de un lado a otro. La fetidez, el calor, el tumulto de gente complican todo, tanto de día como de noche. En los barrios como Libertador y Raúl Leoni existen familias enteras afectadas con manchas en la piel y escabiosis por la exposición al agua sucia.

Al menos 2000 personas pasan a diario por La Curva de Molina. Los comerciantes de la zona denunciaron que las ventas han caído hasta 70 % debido a la situación de insalubridad y más de seis rutas de transporte público han cesado sus actividades por falta de vehículos, pero eso la petición para el oeste es al unísono: “Auxilio”.

Foto: Mariela Nava


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