El largometraje francés ha desatado todo tipo de reacciones desde que Netflix empezó a promocionarlo. Trata sobre una niña que busca ser aceptada en un grupo de jóvenes que hace twerking

Caracas. Cuties estuvo precedida por la polémica. La promoción que hizo Netflix con el tráiler y el afiche generó en redes cientos de mensajes de rechazo a la película francesa, a la que acusan de sexualizar a niñas y hacer apología de la pederastia. Incluso, llegaron a amenazar a la directora, Maïmouna Doucouré.

Sin embargo, antes de que se supiera que la plataforma estrenaría el largometraje, el filme había participado en el Festival de Sundance y en el Festival de Berlín, donde recibió buenas críticas en su momento, aunque ahora tenga muy bajo puntaje en IMDB y en Rotten Tomatoes por parte de la audiencia. 

Finalmente Cuties está disponible en Netflix y las redes volvieron a explotar con mensajes en contra, incluso hubo quienes aseguraron que cancelarían su suscripción a la compañía de exhibición.

¿De qué trata Cuties? Es un filme centrado en Amy (Fathia Youssouf), de 11 años de edad. Es emigrante de Senegal y vive con su familia en París en un hogar musulmán en el que ella empieza a dejar la niñez bajo las estrictas reglas de la religión.

Cuties
Todo comienza con el agobio que siente la protagonista en un hogar disfuncional

Pero desde los primeros minutos se nota que en casa las cosas no van bien. El padre está todavía en África, Amy no entiende muy bien las razones hasta que descubre que allá se casó nuevamente y piensa ir a Francia con otra mujer, con quien tendrá que compartir el pequeño techo en el que también viven su mamá y sus dos hermanos pequeños.

Como hermana mayor, Amy colabora en las labores domésticas, especialmente en el cuidado de los menores. La mamá disimula la impotencia, pero uno de los primeros encuentros de la protagonista con la vida real es cuando, a escondidas, se da cuenta de que esa fortaleza llamada madre está derrumbada por lo que ha hecho el esposo. La madre está anulada, no tiene ni derecho de palabra, y la vida en casa empieza a girar en torno a los preparativos de la celebración del nuevo matrimonio.

Amy se siente ahogada, y todo coincide con los comienzos de la adolescencia, cuando las personas buscan su espacio, esos momentos torpes de tantear lo que es el individuo.

Conoce a un grupo de compañeras de clases que se reúne para hacer twerking y ganar un concurso de baile. Es acá cuando comienza el tema que ha generado discusión, pues la cineasta, que es francesa de origen senegalés, se adentra en el afán por imitar las formas de las estrellas de la música que hacen de la sexualización un elemento distintivo de sus videoclips.

Las niñas ven en Internet esos videos, que imitan además en un escenario casi clandestino, debajo de un puente, lejos de miradas curiosas, aunque paradójicamente luego suben las grabaciones a las redes, donde buscan la aprobación a través de likes.

Cuties
Otra lectura del filme podría ser el rol de los padres en la crianza de sus hijos

Es un mundo nuevo para Amy, quien se acerca a ellas, pero inicialmente es rechazada por su timidez, forma de vestir e incluso su cuerpo. Pero la protagonista no se amilana. Está dispuesta a pertenecer como sea.

Y son las imágenes de los bailes en Cuties las que han causado las reacciones adversas, pues la cineasta subraya en cada toma la exacerbación de las niñas en su imitación de poses sugerentes de estrellas del pop y de la llamada música urbana. Sí, las imágenes pueden resultar incómodas y desagradables, y no se entiende muy bien la intención de la realizadora en reiterar constantemente esas tomas para dejar claro un mensaje que se comprende desde que las niñas son mostradas de una forma caricaturesca en sus primeras apariciones. Si la intención es cuestionar la sexualización de menores en redes sociales, el objetivo se disipa con escenas que parecieran responder más a un afán de escándalo y controversia.

Otro problema del Cuties está en que la directora no es atinada al momento de mostrar ciertas reacciones, con frases y situaciones más apegadas a reforzar la dicotomía presentada que a los matices que puede haber en las dinámicas. Por eso, en algunos momentos su guion luce forzado y apurado en subrayar el conflicto sin profundizar en otros aspectos, como si todo el esfuerzo estuviera en comprender a Amy, y el resto de los personajes solo existiera para dar cabida a las dos opciones contrastantes que se le presentan a la protagonista. Por ejemplo, no hay mayor información sobre el grupo de baile, quienes parecen actuar de forma automática y casi robotizada de acuerdo con lo planteado por la directora y también guionista.

Cuties
En la película hay poco desarrollo de los personajes secundarios

Tampoco es que Cuties es una apología a la sexualización o a la pederastia, aunque la torpeza de su desarrollo haga vulnerable su cuestionamiento. Podría servir como punto de partida para la discusión sobre la relación entre niños y adolescentes con las redes sociales, el deseo de pertenecer, el rechazo, las diferencias culturales y el rol de los padres en momentos cruciales de los hijos. Porque hay otro aspecto del filme que poco se ha tratado, y es la labor de los padres de las niñas del grupo de baile.

Pero más allá de eso, Cuties es tan solo una película con un objetivo que se pierde entre el escándalo y reiteraciones innecesarias y susceptibles a críticas, y que además brinda un final sorpresivamente místico que pretende darle cabida a la inocencia perdida con una resolución bastante floja.


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