Desde el diagnóstico hasta la muerte, el COVID-19 es una tragedia para familias sin recursos

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Soportar las repercusiones económicas derivadas del contagio y la muerte de un familiar por coronavirus es un duro golpe que las familias marabinas de escasos recursos no pueden afrontar. Las cremaciones en Maracaibo sobrepasan los 300 dólares por lo que los parientes deben ingeniárselas para darles un sepelio digno.

Maracaibo. Las opciones de los marabinos para atender a sus familiares contagiados de COVID-19 se han reducido a quedarse en casa. La falta de insumos y de capacidad de costearlos hacen impensables la búsqueda de asistencia médica.

“En los hospitales no hay nada, te piden todo. Para atender a un paciente covid hay que tener muchos dólares para salvarle la vida, los pobres no podemos darnos ese lujo”, dijo Junior González, un joven de 22 años quien perdió a su padre hace una semana a causa del virus.

Hasta el 27 de abril, la entidad registraba 15.932 casos positivos desde la llegada del coronavirus al país en marzo de 2020.

Andrés, el padre de Junior, trabajó toda su vida como albañil, vivía en la parroquia San Isidro, al oeste de Maracaibo. La enfermedad comenzó con un catarro muy fuerte, quebranto y debilidad en articulaciones, hasta que llegaron las complicaciones.

Papi siempre fue muy fuerte, a sus 75 años no recuerdo verlo enfermo, siempre salía a trabajar temprano y volvía tarde. Pero ese miércoles se quebró”, recuerda el menor de tres hermanos.

“Nosotros siempre hemos sido pobres”, dice una tía de Junior. “Somos gente trabajadora, eso sí, pero sin posibilidades de más. Cuando mi cuñada me dijo que el guajiro estaba enfermo me asusté e inmediatamente le pregunté: ¿Perdió el gusto o el olfato? Y ella respondió: ¡No!”. 

La familia confesó que decidieron tratar el malestar con remedios naturales. Un preparado con sábila, eucalipto, miel y limón, también alternaban con té de toronjil y malojillo por las noches y le lavaban la cara con una infusión tibia de albahaca. Nada funcionó, solo dos días bastaron para que el padre de familia empeorara. 

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Zulianos apelan a escaparates u otros instrumentos para hacer urnas rudimentarias / Foto: Cortesía

Un médico cercano a la familia fue a visitarlo y lo diagnosticó con COVID-19. Para el viernes 16 de abril, Andrés ya no podía respirar, necesitaba oxígeno y ahí comenzó el calvario. 

Un vecino nos prestó una bombona que le quedó después que su madre murió de cáncer pulmonar, y llamamos a mis hermanos mayores que están en Colombia para pedirles dinero, porque la recarga costaba 40 dólares y necesitaba una recarga diaria. Solo pudimos atenderlo dos días, el dinero se acabó”, comenta entre sollozos su hijo menor.

Alerta médica 

Dianela Parra, presidenta del Colegio de Médicos del estado Zulia, alertó a la comunidad ante la automedicación. 

“Ante la presencia de algunos síntomas como: fiebre, escalofríos, dolor de garganta, tos, dolores musculares generalizados, dificultad para respirar y algunas manifestaciones gástricas como diarreas y vómitos, la población debe acudir inmediatamente al centro de salud más cercano a su comunidad para ser atendido. Ese paciente necesita seguimiento y la evaluación por parte de personal especializado y capacitado para atender la enfermedad”, dice Parra. 

Parra dijo que aunque mucha gente confunde la gripe con el virus o cree no estar contagiado, lo más probable es que haya contraído COVID-19. 

No es que si no pierdes el gusto y el olfato no tienes coronavirus, la manifestación más clara es la tos seca y dificultad para respirar. La afectación bronquial existe porque el virus sobrepasa la barrera de la garganta y va directo a los bronquios. Si tiene malestar, no espere que haya una emergencia mayor para ir al médico”, recomendó la especialista.

Sobre la crisis hospitalaria Parra fue tajante: “Estamos en una crisis con una situación económica cada día más precaria. Aquí está envuelta toda la población. Los médicos no tenemos cómo atender a los pacientes que requieran de una placa, un examen o aplicación de un medicamento. No hay condiciones en los sitios de trabajo y eso es una complicación. La prioridad para el gobierno debe ser la salud, y eso pasa por los requerimientos básicos en los hospitales, como la falta de agua”.

Discriminación 

La voz sobre la situación de los González se corrió en el barrio de cuatro calles. Los vecinos cerraban las puertas de sus ranchos y casas cuando alguno de ellos pasaba por el frente e incluso evitaban caminar cerca de la vivienda de la familia. 

La gente es mala a veces, a cualquiera le puede pasar, y lo peor es que seguramente se repetirá la historia porque aquí todos somos pobres. Sabemos que es una enfermedad contagiosa pero igual tenemos que salir porque hay que buscar el pan”, dijo Gustavo, un sobrino del difunto.

Los bodegueros de la zona también se negaron a atenderlos.

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Los gastos funerarios oscilan entre los 300 y 600 dólares, gastos imposibles de afrontar para muchas familias zulianas / Foto: Cortesía

“Mi tío estuvo dos días comiendo papa con sal, porque nadie nos quiso vender un pedacito de queso, si mi primo y yo íbamos a la tienda nos decían: ‘Aquí no los queremos, ustedes tienen covid, váyanse para su casa que nos van a enfermar a todos’. Eso es terrible, y ahora que murió mi tío es peor, pero lamentablemente la vida sigue”, dijo Gustavo. 

En la comunidad hay miedo. Según sus propias cuentas, tres personas han muerto a causa de coronavirus en lo que va de año. 

A cada rato llegan los vecinos con un pote a pedir para comprar medicinas o para el entierro de alguien que murió por esa enfermedad. Tenemos miedo, muchas veces el familiar no entiende que no nos queremos enfermar y por eso los evitamos”, dijo Mauricio, un vecino del sector.

“Yo ni paso por ahí, hace unos días no olía ni me sabía a nada la comida, pero porque tenía alergia, me tomé un té de hojas de guayaba por una semana y se me pasó. Yo a esa gente no la quiero ni cerca”, dijo otra vecina.

Una muerte dolorosa y costosa

El domingo, luego de tres horas de agonía, recostado en la cama de la única habitación de su casa, murió Andrés. Ahora la preocupación era otra: el sepelio.

Yo solo pensaba: ¿con qué vamos a enterrar a papi? Si no tenemos cobres. Así que nos tocó pedir. Como nadie en el barrio quería ayudarnos por miedo, decidimos poner un mecate en la avenida y pedirle a los buses, carros y particulares que pasaban, porque el entierro salía muy caro”.

Junior reveló que su familia nunca obtuvo servicio funerario, por lo que tuvieron que pagar el servicio completo. 

“El Edén es el único cementerio que hace cremaciones y como mi papá murió de COVID-19 fuimos a averiguar los precios. 330 dólares cuesta la cremación y 660 dólares un entierro. Imposible pagarlo, yo sentí que me moría cuando escuche esos precios, así que comenzamos a mirar opciones”, relató el joven.

La familia tenía 5 dólares y 3 millones de bolívares en efectivo luego de pedir durante todo el día. Un vecino les prestó una bóveda, ya era una realidad que a pesar de las circunstancias no podrían cremar a su ser querido. Desarmaron un viejo ceibó y con ayuda de un carpintero del barrio le armaron la urna a su padre.

El cuerpo de Andrés estuvo 34 horas esperando para darle el último adiós. El velorio duró unos minutos, solo su esposa, su hijo menor, una hermana y su sobrino permanecieron abrazados delante de la urna. 

“No solo lloraba porque se fue papi, lloraba y lloro porque siento impotencia, rabia y miedo, tal vez otro de nosotros sea el próximo. Mis hermanos no pudieron venir, no quisiera estar en sus zapatos”, dijo Junior a Crónica.Uno.

Endeudados 

La familia González ahora debe pagar 200 dólares a su vecino por la bóveda. Además de 100 dólares que un amigo de la familia les prestó para comprar gasolina que gastaron en el traslado del cuerpo al cementerio, hacer diligencias y buscar el acta de defunción.

“No solo nosotros quedamos con esa deuda, también mis hermanos en Colombia, porque ellos allá trabajan vendiendo café y chucherías, cuando se presentó lo del oxígeno no tenían cómo ayudar y tuvieron que prestar unos pesos. Es difícil, porque a uno se le cae todo. Estamos endeudados, sin comida, sin trabajo y ahora mi mamá está enferma también, que ¡Dios nos cuide!”, sentenció Junior.

Según el Colegio de Médicos del Zulia, las familias que pierden un familiar por coronavirus deben cumplir con ciertos protocolos como aislarse, buscar asistencia médica para descartar otro contagio y tener reposo por no menos de 14 días. “Indudablemente esa casa es un foco de COVID-19 si no se toman las medidas necesarias”, recalcó Dianela Parra.


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