La tragedia dejó pérdidas económicas y materiales difíciles de recuperar para los comerciantes y dueños de negocios en Las Tejerías. La inversión de toda una vida se fue con el desborde de la quebrada Los Patos. El daño en algunas estructuras fue tan severo que dudan que se pueda levantar.

Las Tejerías/Enviados especiales. A las 5:30 de la tarde, Lorenzo Marín, su hijo y al menos seis personas que harían sus últimas compras del día en la carnicería, notaron que la quebrada Los Patos de Las Tejerías estaba por desbordarse y alcanzar, por poco, las paredes de la casa de dos pisos que sostenía ese y otros dos negocios.

Sin pensarlo dos veces, todos los clientes se fueron a sus casas. Tres días de intensas lluvias fueron más que suficientes para arrasar con la parte baja del sector Matadero, el más afectado en la tragedia del sábado 8 de octubre, y alcanzar hasta negocios en Las Tejerías del otro lado de la carretera Panamericana.

En El ofertón de las carnes, como se llamaba el local, solo se quedaron Lorenzo, su hijo y los empleados que cumplían su turno. Ya con el desborde de la quebrada llevando todo a su paso, lograron bajar las tres santamarías y cerrar la puerta del depósito donde guardaban las reses. 

negocios en Las Tejerías
Las maquinarias oficiales solo removieron los escombros y el barro de la parte delantera del negocio. El interior lo limpian diariamente sus dueños y trabajadores. Foto: Gleybert Asencio

Como pudieron, llegaron a las escaleras y subieron al segundo piso de la casa. Allí, vieron como 12 años de trabajo, inversión y empeño se fueron por la borda en menos de dos horas. 

Nos quedamos aquí hasta que pudimos salir porque, si salíamos antes, el agua nos llevaba. Por ahí (señalando la pared) se ve la altura del agua, nos llegaba casi al cuello. Salimos como a las 7:30 p. m., cuando bajó un poco el agua”, cuenta Lorenzo.

Su negocio, según cuenta Lorenzo y confirman otros comerciantes y vecinos del sector, “era la carnicería más grande” entre las pocas que abastecen al “pueblo” de Las Tejerías, como sus habitantes nombran al casco central y comercial del municipio Santos Michelena. 

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Foto: Gleybert Asencio
Pérdida difícil de resarcir

El desborde de la quebrada Los Patos fue de tal magnitud que tumbó los muros y paredes de una frutería que funcionaba justo al lado de El ofertón de las carnes, también propiedad de la familia Marín, así como la pared trasera de la carnicería, por donde se presume que el caudal se llevó una cava, un congelador grande y dos pequeños. 

Todo se lo llevó, salvo las tres neveras de afuera. Solo una de esas fue que se ‘medio’ salvó y hay que meterle unos 2000 dólares para que vuelva a funcionar, recuenta Lorenzo, con lamentos. 

La pérdida económica para la familia Marín, solo en la carnicería, la calculan en alrededor de 50.000 dólares. La mitad del monto se perdió en mercancía y el resto en maquinaria. Cajas registradoras, rebanadoras, equipamiento de oficina, herramientas se fueron tierra abajo junto con todo lo que arrastraba la quebrada desde la montaña.

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Foto: Gleybert Asencio

11 días después de la tragedia, Lorenzo, su hijo, dos nietos y seis empleados aún seguían removiendo escombros, pantano e intentando quitar el mal olor que dejaron las siete reses que tenían almacenadas, cada una valorada en alrededor de 2000 dólares. 

Víveres, charcuterías, pollo, carnes, de todo eso teníamos aquí. Quedaron como cinco cajas de refresco nada más. No tengo fondos de reserva, para nada. Nadie pensó que iba a pasar esto. Aquí estuvo el Presidente, dijo que iban a ayudar. Según, hay créditos, pero ponen muchas trabas, dice.

Foto: Gleybert Asencio
Menos negocios de los pocos que quedaban en pie

A tan solo 100 metros del negocio de la familia Marín, en la calle El Matadero que lleva al establecimiento del mismo nombre, tres carniceros “filetean” el cuero de una parte de las pocas reses que no se llevó el agua, viendo qué pueden salvar. 

Todo lo estamos botando. Ayer botamos una cantidad importante. Se perdieron 50 pollos, 30 kilos de hueso ahumado que se dañaron, chorizos, las cuatro reses que estaban en cestas”, contó uno de los trabajadores. 

Foto: Gleybert Asencio

La carnicería tenía más de 30 años operando y cambió de dueños hace menos de 15 años. Con todo y la crisis económica, que obligó a muchos negocios a cambiar de rubro para sobrevivir, lo único distinto que ofrecían eran quesos y mortadela. En la vitrina aún se exhibían los pedazos de queso llanero que, afirman, darán como ayuda humanitaria ante la imposibilidad de mantenerlos frescos sin electricidad.

Con la pérdida total del negocio El ofertón de las carnes y de la carnicería-charcutería de El Matadero, solo quedó una más en todo el casco central de Las Tejerías. “Sigue funcionando una en el pueblo, que no le pasó nada, pero ya no está operando porque no tiene productos”, aseguran al unísono los trabajadores. 

Foto: Gleybert Asencio

Otros negocios de la zona registraron pérdidas que superan el millar de dólares. Una lunchería que operaba en la avenida principal, un negocio de venta de verduras y hortalizas y un abasto de propietarios asiáticos -todos cerca de la principal zona del desastre- perdieron mercancía, mobiliario y sufrieron daños en sus estructuras, algunas recuperables, pero otras no.

Abraham, trabajador de uno de los locales afectados que apoyaba removiendo escombros, teme por el tiempo que pueda demorarse el sector en recuperarse. Ya de por sí era complicado conseguir trabajo aquí, ahora con menos negocios en Las Tejerías no me quiero imaginar, dice. En su caso, sus empleadores le aseguraron salario, pero mantenerlo dependerá de la recuperación del comercio. 

Foto: Alberto Torres

El matadero municipal de Las Tejerías, bajo administración privada y uno de los cinco que operan en el estado Aragua, fue arrasado por completo por el desborde de la quebrada.  La fuerza del agua tumbó la pared externa, por donde entraban y salían los camiones de carga, y arrastró de un extremo a otro el tanque de agua y el portón de entrada.

Por suerte, recuenta Freddy Tarache, encargado del matadero desde hace 18 años, ese sábado no había animales en los corrales y establos porque llegan normalmente cada lunes; las pérdidas fueron principalmente de estructura y maquinarias.

Foto: Gleybert Asencio

Por ser el más alejado de la zona central de Aragua, el matadero de Las Tejerías abastecía principalmente a esa zona y otras aledañas como El Consejo y parte de La Victoria, así como a comunidades rurales que conectan Las Tejerías con la ciudad de Los Teques.

Justo al lado del matadero se ubicaba el mercado municipal de Las Tejerías, donde había entre 10 y 15 locales comerciales y también se ubicaban vendedores informales, según vecinos consultados. El establecimiento quedó devastado al estar al lado de la quebrada y entre los escombros se encontraron al menos dos cadáveres, cuenta Freddy, quien reside en un edificio de dos pisos aledaño al matadero.

Foto: Gleybert Asencio
Los créditos se ven lejanos

Para intentar reponer sus pérdidas, Lorenzo y su hijo fueron a tres bancos (Venezuela, BNC y Mercantil). Les habían comentado que daban hasta un año de financiamiento, pero en el BDV solo le hablaron de un máximo de seis meses. El dueño de El ofertón de las carnes asegura que en seis meses no podrá levantar todo un negocio de la magnitud de su carnicería. 

A los proveedores tienes que pagarles, porque abres un negocio y te caen todos. Son deudas y cálculos que tienes que sacar, dice.

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Foto: Gleybert Asencio

Desde 2018, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene un fuerte control sobre los financiamientos que pueden ofrecer los bancos públicos y privados, con el fin de contener la inflación y el tipo de cambio, mediante mecanismos como el encaje legal, porción de los depósitos que los bancos no pueden prestar.

De acuerdo con datos de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario, desde que el gobierno redujo el encaje legal a 73 %, la cartera de créditos ha crecido 238 % y al cierre de agosto se ubicaba en 4694 millones de bolívares (alrededor de 730 millones de dólares al tipo de cambio oficial promedio de ese mes). Sudeban reporta que ese mes se destinaron 3396 millones de bolívares a créditos comerciales ($528,9 millones) y 366 millones de bolívares a microempresas ($57 millones).

Especialistas como el economista Hermes Pérez calculan que la cartera de créditos, en condiciones normales, debería ubicarse entre 12.000 y 17.000 millones de dólares para impulsar la economía. Desde el sector agrícola, por ejemplo, estiman que requieren $5000 millones para potenciar su actividad y, al menos, $500 millones para darle un impulso en el corto plazo. 

Foto: Gleybert Asencio

Como en los últimos ocho años de contracción -que se llevaron consigo miles de empresas quebradas-, tras la tragedia de Las Tejerías los pequeños y medianos comerciantes están convencidos de que de la pérdida monetaria saldrán adelante. Las promesas gubernamentales las escuchan con beneplácito, pero convencidos del desamparo económico y de que solo con esfuerzo propio podrán recuperar lo que quedó. O empezar desde cero.

No tengo fondos de reserva, para nada. Nadie pensó que iba a pasar esto. Tocará ver cómo se consigue comprar otro local en otro lado o aquí mismo… No hay de otra, soy comerciante desde toda la vida”, exclama Lorenzo.

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