Desnutrición en Monagas se ubica en 63% y la lechosa guisada es la opción alimenticia en comunidades vulnerables

lechosa

El incremento ha sido notable, según asociaciones civiles que se dedican a la atención de familias en condiciones de vida precarias. En 2019 la desnutrición en Monagas alcanzó 35 %, es decir, en un año el incremento ha sido de 28 puntos porcentuales. En el Hospital Central, de acuerdo con fuentes internas, han muerto 10 niños en menos de dos meses, y en comunidades vulnerables resuelven sustituyendo la proteína por frutas como la lechosa o por verduras.

Maturín. Son las 11:00 de la mañana. En la casa de la familia Martínez se acerca la hora del almuerzo y procurar la comida se ha vuelto una preocupación desde que los ingresos alcanzan solo para una semana y media. Con el sueldo de Germán (el padre de familia) solo pudieron comprar una harina de maíz y medio kilo de queso. Ya no hay nada en la nevera, pero hambre sí hay. Ahora les toca comer lechosa guisada.

Los nombres usados para este trabajo no corresponden a los reales de los involucrados, fueron cambiados por petición de los mismos.

La familia Martínez está integrada por cuatro miembros, una niña de 12 años de edad, un niño de 14 años y Germán y Eliana (los padres). Viven en el sector El Cementerio de la parroquia La Cruz, una de las comunidades catalogadas como vulnerables en Maturín. Visitar este sector es conocer de cerca la pobreza, niños descalzos en las calles y padres rebuscándose con trabajos de medio tiempo para garantizar la comida en la casa. Pero nada es suficiente. La realidad golpea, “no alcanza para comer”, es una frase dicha al unísono.

En las casas de El Cementerio la parte trasera es amplia, perfecta para sembrar, así es que los vecinos han podido sortear los tiempos difíciles, sembrando verduras y árboles frutales. En pocas oportunidades la familia Martínez tiene dinero para comprar un kilo de carne, que tenía un costo de 5.800.000 bolívares para el momento de publicación de esta nota. Ante la falta de dinero, resolver con conucos es la única opción.

“En la mata hay lechosas”, grita Darlis, la niña de 12 años. El almuerzo ha sido resuelto, se come lo que hay. Eliana se dispone a recoger los pocos aliños de su siembra, se le ha ocurrido guisar la lechosa como si se tratara de un pedazo de carne o pollo. Mientras tanto, Darlis y Gerson (niño de 14 años) se disponen a picar la lechosa verde en cuadritos. Están contentos, hoy tendrán para comer y añaden que será “algo diferente”.

Es la segunda vez que la familia prepara este menú. Por lo general suelen comer yuca con frijoles o frijoles solos, todo sembrado por ellos mismos. Los niños comentan que ya están cansados de comer lo mismo. Siempre esperan la cena con ansias los días cuando el padre cobra la quincena porque pueden comer arepas con queso, algo diferente a los granos de todos los días.

A pesar de que el El Cementerio ha sido también calificado por el gobierno regional como sector vulnerable, no disfruta de lo que el Estado define como “beneficios”. La caja Clap no llega regularmente, y cuando la reciben no tiene proteínas. Son pocas las veces que pueden comprar huevos, carne o pollo a precio solidario.

La cosa cada vez se pone más difícil. Aquí vivimos es con el sueldo de mi esposo, él gana sueldo mínimo y eso no alcanza para nada. Yo no estoy trabajando porque con esto de la pandemia no puedo dejar a los niños solos, ellos pasan todo el día aquí en la casa y dejarlos solos es que se me pierdan, porque por aquí hay mucha delincuencia. Últimamente hemos solucionado cocinando la lechosa, así guisada, tiene que estar verde y ya cuando está lista tiene sabor a papa”, detalla Eliana.

El ruido de la sartén con el sofrito de los aliños avisa que ya es momento de añadir las lechosas, picadas previamente en cuadros por los niños de la casa. El almuerzo está listo. Sirven las frutas guisadas y se disponen a comer. Eliana guarda en un envase de mantequilla la porción de Germán y asegura que ese será el almuerzo del día siguiente para su esposo, que trabaja como empleado de mantenimiento en las empresas de la zona industrial de la ciudad.

Entre pena y tristeza, Eliana reconoce que su calidad de vida ha desmejorado en el último año. El desempleo, la pandemia y la crisis que vive el país se han sumado al deterioro de las condiciones de vida de la familia.

No te voy a decir que antes éramos millonarios, porque siempre la situación ha sido difícil, pero podíamos comprar un pollo y rendirlo o un kilo de carne. Yo me acuerdo de que hace muchos años qué no se podía hacer. Yo creo que hasta el más pobre comía bien, pero con este gobierno y la situación del país, que todo está carísimo, es muy difícil vivir bien”, subraya Eliana.

Desnutrición en Monagas se incrementó 28 puntos porcentuales

De acuerdo con datos aportados por la Asociación Civil Conciencia Ciudadana, los niveles de desnutrición en el estado alcanzan 63 %, lo que consideran un incremento importante, tomando en cuenta que en 2019 los índices se ubicaban en 35 %. Es decir, de cada 10 niños por los menos seis se considera que están en estado de desnutrición, cuando en 2019 esa cifra era tres.

Marlene Rodríguez, representante de la asociación, comenta que han visitado varias comunidades vulnerables del estado, entre ellas: El Nazareno, Barrio Bolívar, Pinto Salinas, y han notado cómo han disminuido las posibilidades de las familias monaguenses de adquirir alimentos, en comparación con 2019.

Conciencia Ciudadana y la iglesia Cristo Resucitado, a través de Cáritas Maturín, hemos llevado a cabo un programa de asistencia social. Tenemos aproximadamente 100 personas que son atendidas semanalmente con desayuno y almuerzo. En Conciencia Ciudadana tenemos alrededor de 30 personas en situación de vulnerabilidad, y por Cáritas se atienden al menos 50 y una que otra más”, explica Rodríguez.

Son cuatro días a la semana en los que alrededor de 100 personas son atendidas con dos comidas por día. Los colaboradores permanentes de estos programas han permitido que la ayuda llegue a muchas familias monaguenses.

“Es lamentable lo que hemos visto. En enero ingresaron al programa tres niños de cuatro, nueve y 10 años de edad. El mayor (10 años) pesaba ocho kilos. Son niños que están en una situación de riesgo. Gracias a Dios el más pequeñito se ha ido recuperando, porque le estamos dando nutrientes. Los tres viven con su mamá y cuando ella sale a trabajar quedan al cuidado de ellos mismos”, comenta Rodríguez.

Se suma el déficit de alimentos en la región

El informe de Ciudadanía en Acción muestra que las regiones con más déficit de alimentos fueron Guayana y Oriente, con 82,3 % y 55,2 %, respectivamente. Llama la atención que la zona oriental del país era la región que más disposición de alimentos requería y se vio afectada, principalmente, por la falta de combustible para trasladar los productos desde otras zonas del interior.

Edison Arciniega, director ejecutivo de la ONG Ciudadanía en Acción, resalta que las regiones que más producen alimentos son la centroccidental, zuliana y andina, que tradicionalmente exportan sus productos hacia otras zonas del país. Sin embargo, la falta de combustible hizo que en 2020 tuvieran más alimentos de los que normalmente tienen, dejando sin menos acceso a las zonas más alejadas.

Realidad palpable

Fuentes internas del Hospital Universitario Manuel Núñez Tovar de Maturín informan que en los primeros 35 días que han trascurrido del año 2021 han fallecido alrededor de 10 niños menores de dos años de edad como consecuencia de una alimentación precaria.

Los infantes son ingresados en el área de emergencia pediátrica con síntomas como diarrea y deshidratación severa, lo que complica su cuadro clínico, pues en su mayoría son alimentados con agua de pasta o arroz. Algunos provienen de comunidades indígenas del sur de Monagas.


Participa en la conversación