El coral invasor Unomia Stolonifera se ha propagado por el Parque Nacional Morrocoy y pone en riesgo su ecosistema

Unomia Stolonifera

Las aguas del Parque Nacional Morrocoy, sus manglares y la red de arrecifes que anidan en las cristalinas aguas de este humedal venezolano están amenazados no solo por las acciones antrópicas de carácter turístico, empresarial y residual por hidrocarburos, sino que ahora también se enfrentan a la colonización de sus arrecifes ante el malicioso Unomia Stolonifera, un coral invasor y agresivo.

Coro. La red coralina y manglares en Morrocoy y Cuare se encuentran en estado crítico.  Al menos 80% de sus corales agonizan por el estrés ocasionado por los derrames de petróleo. A esto se suman la pesca ilegal de una de sus peces equilibrantes como lo es el pez loro y la colonización de sus corales nativos con la invasión del Unomia Stolonifera, una especie de coral muy agresivo.

Expertos biólogos, oceanógrafos y especialistas en biodiversidad y ecología de la Fundación La Tortuga advierten de la extensión de este Unomia Stolonifera, coral exótico (anteriormente Xenia SP.), el cual fue introducido de manera ilegal en las costas e islas venezolanas ya está presente en el Parque Nacional Mochima (Sucre) y que ya se advierte está en algunas zonas del Parque Nacional Morrocoy,  en costas de Carabobo.

Juan Pedro Ruiz-Allais, biólogo de la  Universidad de Oriente y coordinador del Proyecto Unomia por Fundación La Tortuga explica que la biodiversidad de estos ecosistemas ha sido impactada negativamente hasta el punto que, en las áreas más afectadas, la cobertura del Unomia Stolonifera se calcula en 80 %,  y con ello, ya han sido eliminados por completo los corales nativos y las diferentes especies asociadas al arrecife.

Unomia Stolonifera
Este coral exótico pero  invasivo puede anular toda la red coralina de Morrocoy y las diferentes especies asociadas si no se interviene y detiene su reproducción.  Foto: Cortesía
Amenaza latente

Dentro de los grupos más afectados por la expansión de la Unomia Stolonifera se encuentran los peces arrecifales cuyas poblaciones se han visto considerablemente disminuidas.

Victoria González, representante de la Fundación Azul en Falcón informó a Crónica.Uno  que efectivamente se han notado colonias de este coral en poblaciones de arrecifes en cayo Norte y cayo Sur. El hallazgo se hizo durante actividades de buceo y snorkel.

El pasado 5 de febrero los expertos de la Fundación La Tortuga en compañía de los miembros de Fundación Azul Ambientalista, corroboraron la presencia de este coral.

Juan Pedro Ruiz-Allais ha dejado claro que este coral exótico y agresivo afecta la pesca artesanal de forma directa. Ello, se suma a la reducción en la producción pesquera y se debilita la estructura económica y turística de la región donde se deposita la Unomia Stolonifera

“Morrocoy requiere de la acción inmediata por parte de organismos privados nacionales e internacionales, así como de la sociedad civil para evitar el avance de este coral que pone en riesgo las costas venezolanas”, dice el ambientalista

La caza del pez loro agrava la situación

Los corales y arrecifes no solo están a merced del Unomia, sino que la pesca ilegal e indiscriminada del pez loro deja al descubierto y sin protección a estos seres vivos cuya función dentro del ecosistema marino está mermada por las presiones de los derrames de crudo de los últimos años desde la refinería El Palito.

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Parte de la consecuencia de los derrames de crudo, lastre y actividades humanas sin control es la muerte de lo mangles, como el Avicennia germinando (mangle negro).  Foto: Cortesía.

Actualmente, la población de esta especie está amenazada debido a la pesca ilegal para vendérsela a turistas y lugareños como filet de mero.

Algunos pescadores son conscientes del daño que causan con la pesca ilegal del pez loro. Sin embargo, argumentan que es su medio de sustento, porque debido a los derrames y la carestía de combustible no tienen forma de variar la faena. “Las cosas han cambiado” manifiesta Javier que tiene más de 20 años en el oficio. “Sabemos que no está bien pero hay que atender a la familia”.

Afirma: “Con la falta de combustible y la poca asignación de gasolina no podemos ir mar adentro a pescar.  Con cincuenta litros no llegamos muy lejos”.

Una agonía que parece repetirse

Falcón es la localidad venezolana que posee mayor cantidad de humedales y los de las zonas costeras del oriente falconiano, sobre todo los de baja profundidad como en el caso de Morrocoy así como el Refugio de Fauna Silvestre Cuare, cumplen la función vital de protección de la costa y constituyen el hábitat de aves y especies marinas.

Las costas venezolanas cubren una línea de 3300 kilómetros y la superficie de manglares en este país suramericano es de 673.000 hectáreas, aproximadamente. Morrocoy abarca alrededor de 33 % de esa biósfera, que es parte fundamental del país.

Su ecosistema marino ya una vez agonizó y se logró su recuperación cuando se instauró la Agenda Morrocoy y todo una multidisciplinariedad de expertos se abocaron a su rescate y cuidado. Hoy “80 % del coral del parque está agónico” afirmó Victoria González.

En Morrocoy no solo hay arrecifes coralinos, este parque nacional es el ecosistema de mayor extensión con 32.090 hectáreas.

La red de manglares del parque contabiliza especies como Rhizophora nangle (mangle rojo), Avicennia nítida (mangle negro) y Lagunculnaria racemosa (mangle blanco). Debido a los derrames de crudo sus hojas van muriendo progresivamente.

Miriam Díaz de Arenz, preside el Instituto Falconiano para la Investigación, Conservación y Desarrollo Sostenible de las Zonas Áridas y Costeras,  Infalcosta, a propósito de los derrames y lastres en las aguas marinas de la entidad expresó: “Esto es un impacto que no solo involucra al mangle, sino todo el ecosistema que le circunda”.

Daño irreversible

Al respecto, la especialista María Barreto del Instituto de Zoología y Ecología Tropical  de la UCV  publicó en 2021 en el Boletín de la Academia de  Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales que las consecuencias sobre los manglares expuestos a los derrames de hidrocarburos como en Morrocoy conlleva la mortalidad por recubrimiento de las raíces aéreas y de los tallos. Estrés fisiológico o deterioro de los manglares y consecuente alteraciones en la reproducción así como la disminución en la cobertura y extensión de los mismos.

Morrocoy y Cuare representan unos de los humedales más grandes que tiene Venezuela.

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Pérdida básica de las superficies del suelo en el PN Morrocoy. Foto: Cortesía.

Es importante destacar que tanto en el Parque Nacional Morrocoy, como el Refugio de Fauna Silvestre Cuare son zonas Abraes (Áreas bajo Régimen de Administración Especial), que deben mantener un cuidado mayor porque además han sido designados sitios Ramsar -convenio firmado en 1971- para la conservación y uso racional de los humedales.

En tal sentido, las partes contratantes están obligadas “a mantener las características ecológicas de los sitios designados” y a cooperar en el manejo de humedales y especies compartidas.

Pero hay un silencio informativo sobre lo que exactamente ha ocurrido en las costas orientales y occidentales de Falcón ante la presencia de crudo, gas e intervenciones antrópicas, acciones humanas en la faz de la tierra, que están ejerciendo presión sobre todo el sistema marino-costero y en los asentamientos humanos circundantes.

Un humedal en total indefensión

Las funciones de los humedales saludables contribuyen a la reducción del impacto de las inundaciones, las sequías y los ciclones sobre las comunidades y también para el incremento de la resiliencia. Aportan beneficios de importancia hídrica, fuentes de recursos y energía, retención de sedimentos y protección, transporte, recreación y turismo e importancia ecológica, indica la organización ambientalista Vitalis.

Crónica.Uno tuvo acceso al informe de la fundación Azul Ambientalistas: “Canal de navegación amenaza la integridad ecológica del Refugio de Fauna Silvestre Cuare, costa oriental del estado Falcón, Venezuela”. En el documento se detallan los alcances devastadores de un proyecto turístico catalogado de “ilegal” y que causa grandes daños ambientales.

En el informe explica el investigador Frank Espinoza, que el Refugio de Fauna Silvestre Cuare enfrenta una nueva amenaza. El espacio sufre el peor impacto a su integridad ecológica debido a la construcción y dragado de un canal de navegación que inicia a unos metros de las alcantarillas, ubicadas debajo de la carretera nacional en sentido Sanare-Tibana- Cruce de Chichiriviche, justo al frente de la parcela propiedad de la empresa urbanizadora Lake Blue.

La ubicación estratégica del canal frente a la parcela de Lake Blue, supone que la citada empresa es parte activa y responsable en el diseño y ejecución del dragado ilegal del canal, “pero con el agravante, de no contar con un estudio de impacto ambiental y socio cultural de tan nefasta obra, que desde su inicio invade aproximadamente 480 metros de las poligonales del Parque Nacional Morrocoy y 1200 metros del Refugio de Fauna Silvestre Cuare”, reza el informe.

De acuerdo con el texto, varias hectáreas del citado bosque de manglar fueron consumidas por un incendio. “Lo que evidentemente pudo haber sido ocasionado por personas inescrupulosas. Este incendio, además de causar la muerte de varias hectáreas del citado bosque, afectó el hábitat de la fauna de invertebrados y vertebrados asociados a los pantanos de manglar”.

El ecosistema manglar se encuentra protegido por las leyes venezolanas mediante Decreto No. 1.843, Gaceta Oficial No. 34.819 del 14-10-91, en el cual se dictan las Normas para la Protección de los Manglares y sus Espacios Vitales Asociados. Pero esto no se cumple, afirman los ambientalistas.

Impactos ambientales por la construcción del canal de navegación 

Las consecuencias son muchas. Pero entre algunas acelerará el deterioro progresivo del humedal por alteración del drenaje y disminución de los aportes de agua dulce a las áreas estuarinas. Pérdida general de hábitat natural y disminución de biodiversidad.

Asimismo, disminuirá la capacidad del humedal en el control de inundaciones, mantenimiento de la calidad del agua y reducción de la contaminación. Afectará la respuesta del humedal y su contribución a la estabilidad del cambio climático a través de su papel en los ciclos globales de agua y carbono, entre muchas otras consecuencias para el sitio Ramsar.

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