En 2020 hubo 2 millones de toneladas de alimentos más que en 2019, aunque sigue siendo insuficiente, pues si se recuperara el poder adquisitivo habría escasez. El papel del Estado en la disposición se redujo a 9,8 %. El déficit de alimentos fue más marcado en Guayana y Oriente, debido a la falta de combustible.

Caracas. Un estudio hecho por la ONG Ciudadanía en Acción reveló que en 2020 hubo déficit de alimentos en todos los rubros, a excepción de los cereales, para un déficit general promedio de 66 %, comparado con la dieta prototipo sociohistórica requerida. Es decir, de no ser por la caída del consumo y el poco poder adquisitivo de la mayoría de la población, Venezuela estaría en período de desabastecimiento.

En el año, Venezuela contó con un total de más de 5,1 millones de toneladas métricas (t) de alimentos, a razón de un promedio de 449.586,29 t mensuales. Los rubros con menos disposición en los anaqueles y puntos de venta de comida fueron frutas (20 % del requerido en el mercado nacional), carnes (34 %) y grasas visibles (como margarina, mayonesa, entre otras, con 36 % de lo que se necesitaba).

Tal disparidad y falta de alimentos se vio reflejada en el cambio de la dieta del venezolano, que hasta 2014 era diversa y balanceada, con proporciones similares de cereales, carnes y frutas, pero que actualmente tiene una composición promedio de al menos 40 % de cereales (harinas, arroz, pasta, entre otros), por ser los más accesibles para gran parte de los venezolanos, indicó Ciudadanía en Acción.

Entre 1999 y 2014, la dieta histórica venezolana constaba de 36,74 kg per cápita al mes, compuesta –en promedio– por 6,80 kg de cereales; 5,93 kg de carnes; 5,99 kg de frutas, entre otros alimentos.

La desigualdad está en el plato de comida

Edison Arciniega, director ejecutivo de CeA, dijo que en 2020 hubo 2 millones de toneladas métricas de alimentos más que en 2019, pero que ese avance no se ha traducido en una mejora equitativa del acceso de los venezolanos a los alimentos, pues el poder adquisitivo está por el suelo y solo un tercio de la población tiene capacidad económica para adquirirlos.

Estimaciones de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de 2019 muestran que 79 % de la población se encuentra en pobreza extrema, por lo que sus ingresos son insuficientes para cubrir la canasta alimentaria y más en un momento en el que el país acumula tres años con hiperinflación y más de 60 % de las transacciones comerciales se hacen con monedas extranjeras, que no están al alcance de todos.

Solo 5 % del plato de comida de los hogares más pobres es de alto rendimiento calórico. La desigualdad hoy en día está en los platos de comida. El primer tipo de consumidor puede estar consumiendo 700 gramos por ración, con alto rendimiento proteico, y las raciones de los dos finales pueden ser de 150 gramos juntando solo carbohidratos (arroz con yuca, por ejemplo), explica Arciniega.

Según la Encovi, las personas con menos ingresos tienen una alimentación basada en carbohidratos y el consumo nacional promedio de proteínas es de solo 34,3 % del requerido. Edison Arciniega afirma que la principal fuente proteica es el queso y que los hogares más pobres consumen carne solo tres veces al mes. CeA estima que 2020 cerró con déficit de 53,2 % de lácteos y 40,9 % de huevos.

Guayana y Oriente con situaciones más críticas

El informe de Ciudadanía en Acción muestra que las regiones con más déficit de alimentos fueron Guayana y Oriente, con 82,3 % y 55,2  %, respectivamente. Llama la atención que la zona oriental del país era la región que más disposición de alimentos requería y se vio afectada, principalmente, por la falta de combustible para trasladar los productos desde otras zonas del interior.

Edison Arciniega resalta que las regiones que más producen alimentos son la centroccidental, zuliana y andina, que tradicionalmente exportan sus productos hacia otras zonas del país. Sin embargo, la falta de combustible hizo que en 2020 tuvieran más alimentos de los que normalmente tienen, dejando sin menos acceso a las zonas más alejadas.

A lo largo del año, las regiones capital, central, centroccidental, andina y zuliana abarcaron alrededor de 75 % de la disposición de alimentos en el país, y alcanzaron picos en mayo y junio. En diciembre, la región con mayor disposición fue Centroccidente (18,48 %), seguida por Capital (17,11 %) y Zuliana (16,05 %).

Aumento gracias al sector privado

El peso de los programas de alimentación del Estado (Clap y Combos Proteicos) se redujo 9,8 % de la disposición de alimentos, casi la mitad de lo que llegó a abarcar en 2017 y 2018 (un tercio del total). Ahora su papel solo es resaltable en leguminosas (56,08 %) y pescados (38,52 %).

En el resto de los rubros medidos por CeA la disposición se logró a través de los actores regulares del mercado de alimentos, principalmente el sector privado. Arciniega resalta que el incremento en la disposición respecto a 2019 (dos toneladas métricas más) se debe a la reactivación progresiva de la agroindustria, que se expandió 20 % comparada con el año anterior.

En la actualidad, según estimaciones de la ONG, el sector agroindustrial cubre 66 % de los productos en anaqueles, aunque llegó a ser 91 % en 2012. La diferencia, enfatiza su director ejecutivo, es que ahora “los empresarios están invirtiendo su dinero” y dejaron de depender del Estado. 

Aun así, llamó a que se plantee una agenda seria para atender el campo venezolano, que hoy en día solo aporta 18 % de lo que consume el venezolano. Las importaciones también han hecho que aumente la disposición de alimentos y, a su juicio, pueden ayudar a aumentar la competitividad de la producción nacional, como ha pasado con alimentos como las carnes y hortalizas.


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