Las escuelas se “alejan” cada vez más. Fallas de transporte, poca disponibilidad de efectivo para pagar el autobús y la ausencia del PAE ponen al Gobierno a arrastrar la asignatura de garantizar el acceso a la educación.

Caracas. Los dos hijos de Adriana Rosales, uno de 10 años de edad y otra de 3 años, faltaron 3 veces al colegio en enero. O llegaron pasadas las 7:30 a. m., pese a que salen a las 5:45 a. m. de la casa. Viven en la urbanización Ciudad Miranda, en Charallave. En ocasiones tienen que agarrar hasta dos camionetas. En condiciones normales llegarían en 20 minutos a la Unidad Educativa Privada José María España y Picornell, pero ese tiempo se puede prolongar hasta 90 minutos ante la poca disponibilidad de unidades de transporte público.

Hasta noviembre tuvo a los niños en transporte escolar, pero la empresa dejó de hacer el servicio a colegios que quedan en el centro de Charallave. El vehículo también se quedó sin cauchos y lo que cobraban no alcanzaba para mantener el carro. En varias oportunidades se quedaron accidentados. Ha tratado de buscar otro transporte, pero le han comentado que pueden cobrar hasta 450.000 bolívares por niño.

Me toca llevarlos. Se ha vuelto una odisea todos los días. La niña siempre pregunta cuándo se va a ir en el transporte. Muchas veces no hemos podido llegar, no hay camionetas y nos toca devolvemos. O se hace muy tarde y no vale la pena ir.

La escasez de efectivo también afecta. A diario, Adriana requiere de 10.000 bolívares para pagar los traslados. Entre ella y el esposo intentan retirar lo que puedan del cajero o le piden ayuda a un vecino que tiene efectivo porque trabaja en camionetas por puesto.

No hay nada externo a la responsabilidad del Estado: no está garantizando el transporte, la alimentación, no hay profesores. Cuando el estudiante salga de bachillerato no tendrá las mismas oportunidades que tuvieron generaciones pasadas, advierte Olga Ramos, miembro de la Asociación Civil Asamblea de Educación.

Las inasistencias son un problema en el sistema educativo. De acuerdo con el control de las escuelas de Fe y Alegría en el occidente del país, al 18 de enero se había reportado hasta 70 % de ausentismo escolar.

Nunca había leído unas estadísticas como estas. ¡Un salón con 10 niños! No tienen para comer, la escuela sin PAE. Se suma la falta de efectivo, de transporte. No tienen ni jabón para lavar los uniformes. Si el año pasado fue difícil, este es terrible, exclama la coordinadora de Educación para la Paz de ‎Fe y Alegría, Luisa Pernalete.

Fausto Romeo, presidente de la Asociación de Institutos Educativos Privados, considera que la asistencia a clases solo llega a 60 %.

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Para los docentes también se trata de una carrera de obstáculos. “Cuando no había el problema del transporte, las maestras pasaban de primeras así hubiese cola porque eran las maestras. Ahora, como quedan tan pocos jeeps, si ellas pasan primero, la gente de la comunidad se molesta”, cuenta una docente de un preescolar de Los Jardines de El Valle.

En un colegio en El Paraíso, recientemente 12 personas, entre docentes y administrativos, pidieron traslado de institución por las fallas de transporte.

Sin reconocer las vocales

En el preescolar de Los Jardines de El Valle los niños solo asisten a clases cuando llega la merienda del PAE. Pueden pasar hasta 3 semanas sin que la institución reciba los alimentos. De una matrícula de 25 niños, van de 3 a 10. Están quienes faltan toda la semana.

Estos niños de 5 años todavía no reconocen las vocales ni los números. Se quedan dormidos, bostezan, se les siente el aliento de que tienen hambre. Yo tengo a los del tercer grupo, que ya deberían saber escribir su nombre, y no lo hacen.

Para Ramos, el que haya cupos y escuelas no es suficiente, pues garantizar la educación también es que el estudiante permanezca y tenga éxito: Cuando se tiene un programa de estudio es porque es el momento, por el desarrollo que tiene el niño, para que adquiera ese conocimiento. Después le va a costar más.

En algunas instituciones la planificación escolar no se está cumpliendo. En la Unidad Educativa Nacional Corapal, en la parroquia Caraballeda, estado Vargas, el cronograma de una maestra de primaria se ha interrumpido. En la tercera semana de enero no hubo ni PAE ni electricidad, por lo que los niños salieron más temprano. Lo que iba a dar ese lunes y martes, ya viene quedando para el miércoles. Y si los estudiantes no van a clases, tengo que esperar hasta dos días para tener suficientes alumnos y dar el contenido. Tiene una matrícula de 40 alumnos, pero regularmente asisten entre 22 y 25. “El grupo está muy atrasado, van por debajo del nivel del grado que cursan”, señala.

Ramos lamenta que en Venezuela no existan opciones para la recuperación escolar, menciona que en algunos países existen programas compensatorios para solventar esos momentos perdidos. “El Estado tiene esa obligación, sobre todo cuando es el responsable de las fallas”. Concluye que los alumnos “se van a quedar cortos porque el año escolar no va a alcanzar, ha estado demasiado accidentado”.

Foto: Luis Miguel Cáceres


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