Índices de desnutrición se incrementaron en este 2023. Barinas ha quedado invisibilizada a pesar de los registros de atención inmediata que lleva la organización, informó la directora de Cáritas en la entidad.

Barinas. La encuesta Encovi más reciente arrojó que el estado Barinas tiene un 98,8 % de inseguridad alimentaria, una tasa de mortalidad infantil de 29,8 % y un 52 % de su población es económicamente activa. A pesar de las cifras que reflejan el panorama crítico que sufre la entidad, la ayuda humanitaria que otrora recibía la organización Cáritas Barinas se ha reducido en un 80 %.

Así lo dio a conocer María Gabriela Mayer, abogada y directora de esta organización. Indica que las peticiones y demandas de ayuda de personas necesitadas se han incrementado. La institución recibe ropa, medicamentos o material reciclable de personas que se acercan a la sede ubicada en el Palacio Episcopal, al lado de la Catedral de Barinas.

No cuentan con apoyo económico, sino proyectos que tienen un financiamiento y dejan algún beneficio a Cáritas o algunos donativos puntuales.

¿Cuál es la situación actual de Cáritas Barinas?

En Venezuela, hemos visto la disminución de las ayudas porque para nadie es un secreto la guerra de Rusia y Ucrania y el terremoto en Turquía. La mayoría de los aportes se desviaron hacia esas zonas. La mayoría de las ayudas que recibíamos venían de los países europeos que ahora están apoyando la crisis que existe en su continente.

¿En qué porcentaje se ha reducido la ayuda humanitaria?

Tenemos una reducción del 80 % de las ayudas. El año pasado teníamos ocho proyectos con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), nada más con ellos. El proyecto de OIM finalizó luego de ocho años ininterrumpidos. Cuando te hablo de la reducción de la cooperación es porque nosotros recibíamos los proyectos gracias a la cooperación internacional, que le aportaba dinero a las agencias de Naciones Unidas para trabajar. Ahora OIM se retiró de Barinas y realizan cosas muy puntuales en los estados fronterizos para atender problemas en Apure, Amazonas y Bolívar, como migración, grupos armados, enfrentamientos. El grueso del aporte que venía de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) se ha destinado hasta Apure. Barinas nuevamente ha quedado en un estado de invisibilidad a pesar de haber demostrado la necesidad que hay.

Este año solo contamos con el Programa Mundial de Alimentos, con visitas a varios municipios y el Proyecto Samán, un proyecto bandera de Cáritas Venezuela cuyo donante es Caritas Internazionalli. La disminución también ha sido considerable.

El año pasado habíamos visto que los niños mejoraron su peso, su estado nutricional. En este 2023, iniciamos en Ciudad de Nutrias, municipio Sosa. Los números de desnutrición se incrementaron otra vez, a pesar de que siguen recibiendo el Programa Mundial de Alimentos.

¿Cómo ha sido la reducción de la ayuda humanitaria en medicamentos?

En 2021 recibíamos grandes envíos. Para 2022, solo recibimos tres, de cuatro o cinco cajas que duran un mes. En 2023 no hemos recibido; no tenemos un aporte para la compra de medicinas. Hemos tenido que mermar este apoyo para la comunidad. En este momento tenemos el aporte de 25 cajas de medicamentos en España, gracias al padre Jesús Durán y particulares, pero el monto de envío son 1653,14 euros y no contamos con el dinero para pagarlo. Estos donativos procedentes de España se consiguen a través de las gestiones que realizan los sacerdotes que estudian en ese país. Pero ya uno de ellos se regresó, otro sigue allá y otro falleció. El año pasado logramos conseguir algunas con el apoyo del padre Durán.

En 2019 hicimos una subasta con la colaboración de la Asociación de Productores Rurales del estado Barinas (Asobarinas). Ese año nos dieron 100 cajas de medicinas de una sola vez, pero a lo largo de ese año, cada tres meses recibíamos 30 cajas de medicinas. En 2021 hubo una reducción; en 2022, llegamos a recibir 10 a 12 cajas.

María Gabriela Mayer, directora de Cáritas Barinas. Foto Briceida Morales

También tienen programas para las mujeres embarazadas. ¿Qué otras carencias han observado?

El proyecto Samán es un proyecto para niños menores de cinco años y damas embarazadas o en periodos de lactancia. Podemos tener jornadas con 20 o 30 mujeres embarazadas en un sector pequeño. Tenemos sectores en Ciudad de Nutrias, por ejemplo, donde atendimos 14 mujeres encinta y ocho de ellas tenían déficit nutricional. Ese bebé se verá afectado, son números que están, pero más allá de eso, son personas que necesitan atención. Con Samán, tenemos el apoyo para estas personas, pero hay una gran cantidad de damas que no acuden a un médico obstetra a realizarse sus chequeos y aprovechan la jornada de pesaje que hacemos para recibir algunos servicios. Lamentablemente, no podemos darles alguna vitamina como en años anteriores. Puede que tenga buen peso, pero no esté bien nutrida. ¿Cómo hacer para darles las vitaminas que hasta 2022 le entregábamos? La ayuda está siendo limitada para este tipo de mujeres embarazadas con desnutrición.

En relación con el tema de los migrantes, ¿siguen prestando apoyo?

La ayuda también se ha visto disminuida. Apoyamos en lo que podemos, junto con al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, con puntos de atención en casas de paso y mesas de información, en el Pagüey (municipio Barinas), Socopó (municipio Sucre) y Santa Bárbara (municipio Zamora). Apoyamos con hidratación y la comida es donada por las Cáritas parroquiales. Visibilizamos el tema de la trata de personas gracias a Hagamos Ruido, una campaña de información y prevención sobre la Trata de Personas. La idea es llegar a comunidades donde la migración sea latente y también a personas en movilidad. La campaña Hagamos Ruido es impulsada por la OIM y las víctimas son atendidas a través de la Red Clamor, una organización de la Iglesia católica en Latinoamérica, cuyo trabajo se centra en migración, refugio y trata de personas.

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