En general, los hoteles y posadas de la zona costera del país llegaron al tope de 40 % de ocupación permitida por las autoridades, pero durante el asueto solo se movilizó 27 % del total en el Carnaval de 2020 y se redujo el gasto turístico: más viajes cortos y menos consumo.

Caracas. El sector turismo tomó un leve respiro durante el asueto de Carnaval, al menos en cuanto a ocupación hotelera y venta de paquetes se refiere. Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo de buena parte de la población hizo que, similar a lo que ocurre desde hace varios años, aumentaran los viajes “ida y vuelta” para ahorrar gastos sin dejar de aprovechar los días de descanso.

Según cifras del Ministerio de Interior del gobierno de Nicolás Maduro, durante los carnavales de este año –signado por la pandemia, otro año en recesión económica y la escasez de combustible en el interior del país– se movilizaron 2.794.777 personas en el territorio nacional, 73 % menos que en 2020.

De ese número, al menos 35 % se concentró en el eje norte-costero del país, principalmente en Vargas, Miranda y Falcón. En zonas como Morrocoy y La Guaira la afluencia fue de la mano con las ocupaciones, que en algunos casos superó el aforo permitido, según explica a Crónica.Uno el presidente del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo), Leudo González.

Lo mismo ocurrió en otras locaciones turísticas de Aragua y Carabobo, aunque González resalta que las autoridades solo permitieron un máximo de 40 % de ocupación en hoteles y posadas para prevenir contagios de COVID-19.

Nicola Furnari, presidente de la Asociación Venezolana de Agencias de Viajes y Turismo (Avavit), señala a Crónica.Uno que en algunos hoteles y posadas de Mérida y otros destinos de montaña la ocupación fue alta, aunque dentro del aforo permitido. “Hubo poca oferta, poco menos de un tercio de lo que pudieras vender”, afirma.

La gasolina y el golpe al bolsillo influyeron

Ello, sumado a la crisis económica y falta de gasolina, hizo que aumentara nuevamente la movilización de ida y vuelta y se redujera el gasto turístico, que “se circunscribe a lo que se consume durante el día y muchas personas consumen lo que llevan desde sus casas”, explica González.

Según cifras que maneja Conseturismo, el día de más alta ocupación fue el domingo 14 de febrero, víspera de Carnaval, aunque a partir del lunes las personas comenzaron a regresar a sus lugares de origen. La reducción en la cantidad de días de alojamiento, afirma González, es un fenómeno que lleva años ocurriendo, a medida que se mantiene la recesión económica.

La diferencia también se notó en otras zonas del país, como los estados fronterizos o la región andina, en las que el gremio esperaba más afluencia y no se dio “probablemente por el temor de la gente a no conseguir gasolina” o por la restricción de vuelos nacionales a excepción de Porlamar y Canaima.

Carmen Meléndez, ministra de Interior, informa que durante el asueto solo 0,48 % de las personas que se movilizaron lo hicieron por vía aérea y 9,78 % a través de terminales terrestres que, a pesar de tener permiso para trabajar durante semanas de flexibilización, no cuentan con suficientes unidades y padecen la falta de combustible, lo que se ve reflejado en sus altas tarifas que incluso dificultan el ida y vuelta.

“Para el momento que vivimos, el balance fue positivo”

Las actividades turísticas estuvieron restringidas hasta noviembre de 2020, ocho meses después del inicio de la pandemia, por lo que a pesar de que la actividad durante estos carnavales fue 50 % inferior a la del año pasado, los operadores y gremios la vieron con buenos ojos tras las bajas ventas de diciembre.

José Luis Pinto, presidente de la Asociación Venezolana de Mayoristas y Empresas de Representaciones Turísticas (Avemarep), estima que en el estado Nueva Esparta (destino con la mayor demanda de paquetes) entre 10.000 y 12.000 personas, aproximadamente, se movilizaron e hicieron uso de servicios turísticos en Carnaval y días anteriores.

Al igual que Conseturismo, el vocero de Avemarep calcula que a la isla entraron entre 1200 y 2000 personas diariamente en esas fechas, aunque lejos de años anteriores cuando llegaba a triplicar ese número. Aún así, Pinto señala que “no se quedó nada frío” en cuanto a paquetes, por lo que intuye que habrían vendido más de haber sido superior el aforo permitido en los hoteles.

Los paquetes incluyeron alojamiento por tres noches, boletos aéreos, traslados Aeropuerto-Hotel-Aeropuerto y –salvo excepciones– alimentos y bebidas nacionales a partir de 270 dólares por persona. Nicola Furnari, de Avavit, calcula que durante el asueto vendieron un aproximado de 500 a 600 paquetes hacia Margarita, pero que no todas las agencias tomaron parte de esa distribución.

Lo que esperan para Semana Santa

Leudo González, de Conseturismo, enfatiza que “no hay dudas de que la restricción de vuelos afecta la toma de decisiones al momento de viajar”, por lo que –tal y como lo han solicitado desde hace varias semanas– llaman a permitir vuelos a otros destinos nacionales para mejorar la situación del sector.

Destinos como Mérida, uno de los principales del país y que por la falta de vuelos no fue comercializado durante este asueto por los mayoristas, se encuentran incomunicados por vía aérea. José Luis Pinto cree que Semana Santa podría superar las expectativas de Carnaval dependiendo del número de vuelos que se autoricen.

“El problema es que la oferta es muy limitada”, dice Furnari, y afirma que, pese a la euforia que haya causado este asueto, “no alcanza para todo el sistema de turismo”. Aun así, señala que, si las proyecciones son como las de Carnaval, “se espera que la Semana Santa sea interesante”.

Y factores como el curso de la pandemia seguirán influyendo, más tomando en cuenta que, pese a que el grueso de hoteles cumplió con el aforo permitido, durante lunes y martes de Carnaval se evidenció por redes sociales la falta de distanciamiento y uso de tapabocas en espacios públicos.


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