Los estudiantes de la UCV se reunieron con la Dirección de Mantenimiento y el Consejo de Conservación y Desarrollo (Copred-UCV) para afinar el permiso de las jornadas de limpieza. Acordaron que sería un grupo pequeño para mantener medidas de bioseguridad.

Caracas. Quince estudiantes se dividieron en dos grupos. Cada uno iba a limpiar un pedacito del pasillo de Las Banderas en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Se repartieron los productos de limpieza y empezaron. Las escobas no paraban de levantar el polvo y las hojas secas del piso de una casa de estudios que luce cada vez más abandonada ante la falta de mantenimiento.

Cincuenta bolsas negras, cuatro kilos de jabón, tres escobas, dos rastrillos, dos palas y dos cepillos. Con esos productos que recibieron como donaciones en la oficina de la Federación de Centros Universitarios (FCU) iniciaron la primera jornada de limpieza que se hizo este 21 de mayo. Además, aunque recibieron cloro y desinfectante, tienen en cuenta que algunos pisos de la UCV no se pueden lavar con estos detergentes.

Cada uno se echó un poquito de gel antibacterial antes de agarrar su escoba o rastrillo. Algunos se ponían a recoger las palmas secas que estaban en el piso. A ponerle una bolsa a las cestas de basura o a recoger con las palas todo lo que barrían los otros compañeros. Un trabajo en equipo en el que predominó el amor de los estudiantes hacia su universidad.

En nómina de trabajadores de mantenimiento de la UCV hay unos 250 obreros, de los cuales solo ocho están asistiendo la universidad, según comentó Jesús Mendoza, consejero universitario y estudiante de Odontología. La mayoría de este personal reside en Guarenas, Guatire o los Valles del Tuy y, con las medidas de cuarentena por la COVID-19, el alto costo del pasaje y salarios no superiores a cinco dólares, prefieren buscar otras vías de sustento económico que asistir a la universidad.

Los estudiantes se reunieron con la Dirección de Mantenimiento y el Consejo de Conservación y Desarrollo (Copred-UCV) para afinar el permiso de las jornadas de limpieza. Acordaron que sería un grupo pequeño para mantener medidas de bioseguridad y determinaron algunas zonas que pueden limpiar sin exponerse al virus.

UCV
Foto: Luis Morillo

Mendoza comentó que, en una oportunidad, la universidad contaba con el apoyo de 22 obreros de la misión Venezuela Bella, pero como en Caracas están haciendo distintos arreglos a través del plan “Caracas, Patriota, Bella, Victoriosa y Segura”, entonces estos trabajadores no han asistido más. Estiman que a partir de julio regresen a la UCV porque, de alguna manera, representan un apoyo importante para la limpieza de las áreas.

En medio de la búsqueda de opciones para limpiar la universidad, se han encontrado con otros problemas que son muy difíciles de resolver por los estudiantes. Por un lado, existe un fuerte problema de control y poder entre el personal de seguridad de la UCV, y los trabajadores no tienen acceso a herramientas claves, como linternas, y deben dormir en sillas o bancos porque no hay un área de descanso. Y, por otro lado, ha aumentado mucho la cantidad de personas en situación de calle que están durmiendo en rincones de la universidad.

Foto: Luis Morillo
Una universidad abandonada

A los estudiantes les preocupa mucho el regreso a clases presenciales una vez que las condiciones epidemiológicas lo permitan. El número de baños públicos que están cerrados es muy alto, hay muchas filtraciones, salones que están llenos de polvo y telarañas, pasillos oscuros y una infraestructura que está pidiendo a gritos varios estudios para determinar en qué condiciones está la UCV.

Los salones de la Facultad de Humanidades y Educación, pese a que está custodiada, están muy abandonados. En el pasillo entre Historia y Geografía han usado pupitres para trancar las puertas para evitar que desde los ventanales de la parte externa pueda ingresar alguna persona. El baño de caballeros no tiene ningún grifo, los urinarios están tapados y las pocetas no tienen agua.

Foto: Luis Morillo

El techo del pasillo hacia la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas se ve bastante débil. Mendoza manifestó que  tienen miedo de que colapse como pasó con la parte del pasillo techado en junio de 2020. En especial porque luego de un año del colapso es que se comenzó con la primera etapa de arreglo con el retiro de las losas.

Desde hace mucho tiempo las autoridades universitarias han denunciado el presupuesto insuficiente de la UCV. Mendoza recordó que en 2020 solo se aprobó 0,97 % del presupuesto, que fue pagado por seis meses y quedó pendiente la otra mitad del año. Mientras que en 2021 se aprobó el 0,27 %, y la universidad no ha recibido el monto acordado.

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Foto: Luis Morillo


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