A pesar de las dificultades con los servicios públicos, algunos habitantes de la parroquia Caruao (límite con el estado Miranda) han remodelado las viviendas familiares para convertirlas en posadas y ofrecer servicios turísticos que van desde el hospedaje, la comida y hasta el traslado a las playas de la zona. Están dispuestos “a seguir guapeando” para llevar el sustento a sus hogares. En Navidad y Año Nuevo habrá celebraciones especiales por la declaratoria de la Unesco del culto a San Juan Bautista como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

La Guaira. La proyección turística internacional de La Guaira ha estado fuera de los planes de sus autoridades. Sin embargo, va en auge el negocio de las posadas.

Pareciera un despropósito cómo se desaprovecha el potencial de una actividad que cuenta con 170 kilómetros de costa marina, 64 playas aptas, montañas y ríos atractivos y un legado colonial que se asemeja a otros en el Caribe, como el de Cartagena de Indias (Colombia) y Santo Domingo (República Dominicana).

Se pueden alegar múltiples razones y, probablemente, la mayor responsabilidad recaería sobre los sucesivos gobiernos chavistas, dominantes desde el nacimiento del estado Vargas en 1998.

Sin embargo, en medio de un proceso de hiperinflación que comenzó en 2017, desde la parroquia Caruao (extremo este, límite con el estado Miranda) han surgido emprendimientos de hospedaje, gastronomía y recreación que son cada vez más valorados por miles de caraqueños.

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El negocio de convertir casas familiares en posadas va en auge en  La Guaira. Foto: Cortesía.

No hay que engañarse: una de las mayores potencialidades de aquí es el turismo. La pesca, con tanta mafia, ya no da. Arreglamos los cuartos y otros lugares de la casa para ofrecer habitaciones a los clientes”, dijo Marina Escobar.

La joven de 29 años de edad y socióloga de la Universidad Central de Venezuela se cansó del “miserable sueldo que me pagaban en la Alcaldía”. Desde principios de este año acordó con sus parientes la nueva forma de generar ingresos, a través del servicio de hospedaje en cada habitación de su casa en La Sabana. Cobra 25 dólares diarios e incluye el desayuno para dos personas.

“Tuvimos que dejarnos de romanticismo, de lloriqueos que no resuelven nada y hasta pagar ‘algodón’ (una parte) a quienes nos movieron los permisos que necesitábamos”, admitió Escobar.

Agregó que promociona su emprendimiento turístico mediante las diferentes redes sociales y grupos de familiares y amigos en la plataforma de mensajería de WhatsApp.

Playa Caribe y el Pozo del Cura

En Urama, caserío cercano a La Sabana, donde los bañistas buscan las cristalinas aguas de las cuevas marinas, otros pobladores tomaron una decisión similar.

Emilia Mayora, costurera de 43 años de edad, convenció a sus abuelos y tíos para rentar habitaciones a los turistas en la vivienda donde transcurrió su infancia y adolescencia.

Lo más difícil no fue convencerlos sino cubrir los gastos de los trabajos de recuperación en la sala, comedor y algunos cuartos, pero ya estamos echando adelante”, señaló.

Junto con su esposo y dos sobrinos, no solo proporcionan el servicio de hospedaje en 20 dólares diarios por persona (incluye desayuno); con un costo extra, también los llevan a los lugares considerados como las joyas de la corona: playas Caribe y El Indio en Chuspa y el Pozo del Cura en Caruao.

“Creo que vamos a tener más oportunidades en la medida que lo del covid se controle más y, por supuesto, que la gente venga a la costa en estos días de Navidad”, indicó.

Mayora se refería a la costa del este del Litoral Central, que empieza en la Ciudad Vacacional de Los Caracas (parroquia Naiguatá) y a través de una carretera montañosa y de borde playero de 44 kilómetros, atraviesa los pueblos de Quebrada Seca, Osma, Oritapo, Todasana, Urama, La Sabana, Caruao y Chuspa. El trayecto vial en automóvil se completa en una hora y 15 minutos. Si se viene desde Caracas, entonces será de dos horas.

Aunque dicho pavimento no esconde trechos irregulares, el sol, el mar, la montaña y la disposición de cientos de moradores en las mencionadas localidades juegan a favor del despeje que anhelan los temporadistas, quienes, además, pudieran participar de los cultos sincréticos y sus bailes cadenciosos que remontan a los orígenes africanos.

Para este fin de año, se esperan más repiques de tambor y alegría colectiva en los pueblos de la parroquia Caruao por la declaratoria de la festividad a San Juan Bautista como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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Este fin año, los repiques de tambores serán mayores por la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad de la festividad de San Juan Bautista. Foto: Cortesía.

El reconocimiento de la Unesco será motivo para que haya “tambor hasta que el cuerpo aguante”, como cuando se materializara en 2015 una declaratoria similar para los Diablos Danzantes de Naiguatá.

Para todos los gustos

Aunque no se ubicó un censo actualizado de posadas y hostales de la parroquia Caruao en la Alcaldía del municipio Vargas, se estima que existen alrededor de 50 de estas.

Entre las posadas con prestigio en redes sociales destacan: Mi Refugio y Chuspa Costa Bonita, las cuales presentan piscinas, áreas de descanso, así como otras zonas ecológicas y para el entretenimiento familiar.

En la primera, ubicada en Todasana, cobran 40 dólares americanos por noche y en la última, Belkis Guía (docente de Historia y Geografía de bachillerato), atiende a los interesados junto con su esposo. Tiene 12 habitaciones, salón de usos múltiples y “una cocina con sabores y aromas del inmenso mar”.

En contraste con las casas reconvertidas en pequeños hostales, también figuran posadas de más renombre, como Lomas de Caruao, el spa ecoturístico Siete Mares en Osma, y Agua Miel, que despunta con su estructura colonial entre Caruao y Chuspa. Los costos de ellas oscilan entre 100 y 150 dólares americanos por persona. En el caso de la segunda aludida, brinda al visitante rutas para el ciclismo y tratamientos de belleza y relajación corporal.

Cuando se empieza la vía desde Los Caracas hasta Chuspa, hay variedad, para todos los gustos y presupuestos”, comentó, vía WhatsApp, Javier Santana, un lanchero del balneario de Todasana.

Se quejó de las dificultades para obtener gasoil a precio regulado ($0,5 el litro), pues le impide realizar los viajes turísticos que demandan quienes arriban a la zona.

“Pero voy a seguir guapeando, no queda de otra porque hay dos chamos a los que hay que darles de comer”, dijo Santana.


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