En la Cota 905 la violencia es un vecino más

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Lo habitantes del barrio se acostumbraron a escuchar balaceras. Recientemente el cadáver de un chamo tendido en la calle los acompañó por más de un día

Yohana Marra/yohanamarra

Caracas. Más de 24 horas pasó el cadáver de un muchacho tapado con una sábana, en el sector El Naranjal de la Cota 905. Lo mataron a plena luz del día y en frente de varios muchachos que jugaban en una cancha, quienes después preguntaron a sus padres asombrados por lo sucedido. Nadie lo conocía porque no era del barrio, pero fue normal verlo tendido en el suelo por tanto tiempo.

Esa tarde Betty Pérez, a quien se le colocó un nombre ficticio por seguridad, iba subiendo por la rampa del barrio cuando oyó los tiros. Asustada se metió en casa de una señora y se quedó ahí por una hora, hasta que vio a su papá pasar corriendo bastante asustado, ya que había oído que uno de sus hijos y uno de sus nietos estaban allá al momento del homicidio.

“Mi sobrino de nueve años repetía y repetía cómo era el arma del tipo que mató al mototaxista. Eso se lo decía a mi hija, de la misma edad, y ella me estuvo cayendo a preguntas por un rato. Tuve que evadir cada una, ¿cómo le explico a mi hija por qué mataron a alguien en el barrio?”, dijo.

Al muchacho lo recogieron un día después porque los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) alegaron que debía estar presente un familiar de la víctima. Aunque para los vecinos el motivo era porque le tenían miedo a los delincuentes.

“Eso no es primera vez. PTJ (ahora Cicpc) siempre se tarda en subir a recoger a alguien. Recuerdo que hace dos años mataron a un chamo cerca de mi casa y no lo querían ir a buscar. Los vecinos llamaban y amenazaban a los funcionarios con bajar el cadáver hasta la vía principal o incluso quemarlo, si no iban a buscarlo”.

Pero aunque estas situaciones pongan la piel de gallina a los habitantes, y eviten salir de sus casas por unas horas, ya se acostumbraron a las balaceras o a los cadáveres a cualquier hora del día, pues siguen su vida como si nada pasara.

“Ya uno se adapta a este ambiente, al clima de violencia, lo que me preocupan son mis hijas, que estén jugando o haciendo algo y se forme un tiroteo. Uno nunca sabe qué se encuentre subiendo al barrio desde la parada”.

El viernes 5 de junio también fue otra muestra de la costumbre de los vecinos de los sectores de la Cota 905, pues luego del enfrentamiento entre malandros y antisociales -con granadas y demás- la gente estaba escuchando música, así como hablando en la calle con normalidad.

Betty añadió que cuando los efectivos visitan el barrio sin ser llamados es porque van a meterse en la vivienda de algún antisocial. Detalló que rompen puertas y entran a casas sin autorización.

Añadió que espera que los cuerpos de seguridad los visiten más seguido, pero es para brindarles la seguridad que necesitan.

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“Después del tiroteo en la Cota 905 ya la gente estaba oyendo música”

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