Alrededor de 10,9 millones de venezolanos están subalimentados o con hambre crónica (una de cada tres personas en el pais). Más de la mitad de los hogares siguen reduciendo sus porciones de comida y 84 % de los grupos familiares tiene pocas o nulas posibilidades de comer frutas, según el informe de diagnósticos comunitarios de Hum Venezuela.

Caracas. El despegue de la economía venezolana, tras siete años consecutivos de caída, sigue mostrando sus fisuras y exponiendo las brechas sociales de la población. En los hogares se mantiene la tendencia a destinar más dinero de la cuenta a la compra de alimentos, con una inflación rampante de más de 60 % en el año y un consumo en números rojos.

El informe de diagnósticos comunitarios de Hum Venezuela, que desde 2019 monitorea y documenta la crisis humanitaria que atraviesa el país, estima que la inseguridad alimentaria se redujo de 50,3 % a 42,8 % entre junio de 2021 y marzo de 2022, pero ese fenómeno no llegó de la mano de una mejora en la ingesta calórica de la población.

Granos, arroz, pasta, harina de maíz, huevos y queso -de los rubros más accesibles de la canasta alimentaria y que más rinden- aún son los que más consumen los grupos familiares venezolanos, según la encuesta de Hum Venezuela que incluyó a 20.186 miembros de hogares en 145 municipios del país. Más de 50 % de los encuestados, sin embargo, no consumen nunca o casi nunca frutas, pescado, pollo, carne de res, tubérculos y vegetales.

Se calcula que alrededor de 10,9 millones de venezolanos están subalimentados o con hambre crónica (38 % de la población); 6,4 millones (22,3 %) reducen la cantidad de comidas diarias y 2,8 millones (10 %) han comido una vez al día en el último año.

Consumo en picada

El último monitoreo de Hum Venezuela revela que, al primer trimestre de 2022, la ingesta de energía calórica alimentaria aumentó 7,4 % y llegó a 1559 kilocalorías (kcal) diarias por persona, por lo que actualmente el venezolano promedio consume 69,2 % de lo que se requiere nutricionalmente.

La caída va de la mano con otras cambios por rubros de producción nacional (que, vale acotar, también se encuentra en cifras mínimas por la pérdida de poder adquisitivo y las importaciones):

  • El consumo de producción nacional de carne de res llegó a 8,5 kg por persona al año (30,4 %);
  • El de producción nacional de leche y sus derivados llegó a 60 litros por persona al año, 50,8 % de lo requerido.
  • El consumo de hortalizas aumentó a 7,7 kg/personal/año, pero solo cubre 13,8 % de lo necesario.

El informe de Hum Venezuela, que recoge resultados de encuestas en 6459 grupos familiares y la mitad de ellos se ubicaban en barrios o comunidades populares, sostiene que entre 54 % y 60 % de los hogares frecuentemente faltan o no se come nunca carne de res y pollo. 

La cifra aumenta a 66,8 % para plátanos, 69,8 % en el caso de pescados y hasta 84,6 % de los grupos familiares reportan comer poco o nada de frutas. La crisis, además, empuja a 57,2 % de los hogares a reducir las porciones de comidas y a al menos 8 de cada 10 a reducir la variedad y calidad de los alimentos.

Ajustes en el presupuesto

Hum Venezuela revela que el abastecimiento por compras aumentó un punto a 91,9 % y otras alternativas como el intercambio por trabajo/trueque (10,4 %) y los obsequios o donaciones (18 %) se redujeron. Sin embargo, aumentó la cantidad de hogares que consideran que la cantidad de alimentos es escasa (21,4 %) y muy escasa (14,9 %).

La cantidad de hogares que utilizan casi todo su presupuesto para comprar alimentos se redujo a 55,3 %, aunque aumentaron los que gastan más de la mitad (de 10 % a 14 %) y los que no cuentan con presupuesto para hacer esos gastos (de 17,5 % a 22,7 %). De estos últimos, la proporción es mayor los estados Monagas, Anzoátegui, Zulia y Yaracuy.

Entre los hogares con inseguridad alimentaria moderada, al menos 34,8 % decidieron reducir el tamaño de las porciones de comida como estrategia para disponer de alimentos, otro 22,3 % redujo la cantidad de comidas al día y 20,8 % redujo gastos como salud y educación.

Otros datos

  • La distribución de alimentos del programa estatal Clap cayó 26 % y cubre 62 % de lo esperado. Sin embargo, fue el principal lugar de abastecimiento entre los hogares encuestados, a pesar de su disponibilidad irregular.
  • Al menos 5,1 millones de personas compran alimentos en el sistema Clap y 3,7 millones de ellos lo hacen cada dos meses o sin periodicidad definida.
  • La disponibilidad de alimentos llega a 44 % de sus niveles óptimos. Es decir, con condiciones normales de consumo, habría desabastecimeinto de alimentos.
  • Alrededor de 832.000 personas han tenido que recurrir a la mendicidad para comer (2,9 % de la población).

Participa en la conversación