Durante el año 2020 la nación tuvo tasas de inflación más bajas que en 2019, sin embargo, en noviembre los precios de bienes y servicios de nuevo aumentaron de forma violenta. Solo ese mes la inflación se ubicó en 79 %, según cálculos de Ecoanalítica. Comparada con el resto del 2020 fue la tasa más alta.

Caracas. Finalizaba 2017 y los precios de los productos subían rápidamente, a una manera que angustiaba a la población y que los aturdía. ‘Pero si ayer costaba tanto, esto no se cree, cuántos bolívares necesito, cuánto me dijo que costaba’, son algunas de las expresiones que más resuenan desde entonces en las calles y los abastos. Algunos le quitan todavía ceros al bolívar para simplificar las cuentas y a un millón le dicen ‘mil’. Este 2020 Venezuela no salió de la vorágine hiperinflacionaria, pero a partir de 2022, finalmente, la nación podría experimentar tasas mucho más bajas en el índice de precios.

En 2020 el país podría cerrar con una inflación de 2545 %, una cifra más moderada que la de 2019 y 2018, cuando el indicador cerró en 130.060 % y 9585 %, respectivamente. Los datos corresponden a un informe de FocusEconomics elaborado a principios de diciembre del año pasado. 

Durante el año la nación tuvo tasas de inflación más bajas que en 2019, sin embargo, en noviembre los precios de bienes y servicios de nuevo aumentaron de forma violenta. Solo ese mes la inflación se ubicó en 79 %, según cálculos de Ecoanalítica. Comparada con el resto del 2020 fue la tasa más alta. Con ella se confirmó que Venezuela seguía en hiperinflación y pasaba a ser la tercera más larga del mundo, luego de un periodo de tres años. 

El alza acelerada en el tipo de cambio, que se registró en noviembre, también impactó en el costo de los artículos, en una nación dolarizada de facto, donde un grueso de la población usa las divisas para las transacciones o para tasar el precio de sus productos.

Especialistas advertían en 2019 que se necesitaban 12 meses continuos por debajo de 50 % para que la nación cortara con uno de los ciclos más empobrecedores. Pero las medidas para resolver el problema no llegaron. Desde enero de ese año las autoridades aumentaron el encaje legal y con ello limitaron los créditos a la banca, esta es una de las razones que contribuyó en la desaceleración de la inflación, pero el costo fue más recesión, pues los créditos les servían a las empresas y a la población para dinamizar la economía.

La falta de crédito y de inversiones ha hecho que las industrias solo inviertan en gastos operativos o de inventario, mientras que para la gente el ahorro no forma parte de su cotidianidad; las tarjetas de crédito dejaron de ser útiles, pues los límites se quedaron estancados debido a las limitaciones de la banca para prestar créditos. La caída del consumo es una constante en los distintos sectores económicos.

En 2021 FocusEconomics estima que la inflación venezolana cierre en 1566 %, mientras que en 2022 el indicador podría llegar a los tres dígitos y finalizar en 253 %.

El informe señala que es probable que la inflación haya acelerado más en los últimos meses de 2020, motivado a que los pagos de pensiones y bonos navideños que tradicionalmente el Gobierno otorga en diciembre acentúan los problemas existentes. “Las presiones sobre los precios se aliviarán en 2021, aunque la persistente depreciación de la moneda mantendrá la inflación elevada de todos modos”. 

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