El largometraje está inspirado en la cultura colombiana. Entre otras cosas, hay arepas y mariposas amarillas. Crónica.Uno estuvo en una ponencia de Byron Howard, uno de los directores.
Caracas. Mirabel es la única sin magia. Pertenece a los Madrigal, la próspera, alegre y respetada familia de Encanto, un pueblo remoto de Colombia.
Viven en una casa mágica, que tiene vida, y que se compenetra con las actividades diarias de sus habitantes, un personaje más que modifica su estructura de acuerdo con las necesidades de cada uno.
Los Madrigal sobresalen del resto de personas del lugar. Hace años recibieron una luz que simboliza el origen de su prosperidad. Cada uno de los descendientes recibe un don en algún momento de su infancia, un talento que determina su futuro y su función en el grupo. Mientras Julieta sana a las personas con la comida que prepara, especialmente arepas, Antonio puede comunicarse con los animales, Isabel hace florecer las plantas y Luisa tiene una fuerza descomunal, por lo que se encarga de reparar todo en casa y en hogares aledaños.
Ellos son el centro de Encanto, la nueva película de Disney actualmente en cartelera. La abuela Alma es el pilar, el comienzo de una dinastía que mantiene en equilibrio aquella localidad.
La tradición familiar es alterada cuando Mirabel cumple la edad para obtener su don, pero eso no ocurre. Un golpe bajo para los Madrigal, inesperado y misterioso. Si bien se convierte en la excepción, no es disminuida en la dinámica del hogar. Aunque ella no se siente a la altura, considera que ese desliz del que no es culpable, es una contrariedad en la tradición. Por lo tanto, hará más que lo suficiente para relucir.
Encanto es dirigida por Jared Bush, Byron Howard y Charise Castro Smith, quienes también figuran en los créditos del guion, al igual que Lin-Manuel Miranda, personaje clave en la autoría de ocho de las canciones originales de la película, que cuenta además con la música de la compositora Germaine Franco, responsable de las notas de Coco.
Hay obvias conexiones con una obra musical que absorbe del vallenato, la cumbia y la champeta. Están las voces de Sebastián Yatra y Carlos Vives en temas cantados en español. También hay alusiones a las famosas mariposas amarillas de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Sin dudas, hubo una revisión de referentes directos para la asociación del público, además de los colores, tradiciones y la comida, en algunos puntos con cercanía a Venezuela, lo que seguramente generará comentarios y comparaciones.
Encanto es una película de Disney sin villanos. Si bien hay una alusión a los derivados del conflicto colombiano: los desplazados, en su historia no hay un personaje clave que al estilo de Scar, Úrsula o Jafar busque acabar con los propósitos del protagonista. Tampoco es la primera del estudio sin una contraparte personificada. Intensamente fue una, y La dama y el vagabundo, otra.
Encanto comienza con el sosiego de una familia que superó la tragedia para disfrutar la alegría de los planes del futuro, como si fuera un video de Instagram que muestra la espectacularidad, sin mayores problemas.
Pero paulatinamente, el largometraje animado va mutando hacia la complejidad de las relaciones familiares. Aparecen los secretos, las intrigas, los miedos y la búsqueda de alianzas internas para no ser descubiertos.
El trabajo visual además hace énfasis en mostrar a personajes verosímiles para la región, propios de un mestizaje entendido, sin miradas ligeras.
Además, los autores de Encanto muestran el otro lado de los dones de los Madrigal, cuando empiezan a verse las cargas que conlleva cumplir con lo que los otros esperan de un individuo. Como si la singularidad de cada integrante se viera completamente resquebrajada por lo que los otros asumen que debería ser.
Es un acierto la manera en la que se presenta ese conflicto, al que se le suma el peligro de que la magia que ha hecho de ellos seres especiales, desaparezca, tal cual como indica una premonición.
Mirabel entonces, desde su presunta indefensión al no contar con dones, se propone evitar que su mundo, que es el mundo de todos, se desmorone. Y menos quiere ser ella la causa para que eso ocurra. Todavía más cuando debe enfrentarse a la rigidez de la matriarca.
La muchacha se adentra en los recovecos de la casa, rincones inexplorados, la parte debajo de la alfombra donde injustamente han escondido lo que consideran disruptivo. Y ahí, en las sombras, se convierte en lo que nunca pensó ser.
Encanto es una película de diferencias, pero también del entendimiento y del encuentro, como una tenue alusión a lo que tanto han buscado en Colombia desde hace décadas en medio de conflictos. Pero en su vorágine estética puede ser reinterpretada a tantos ámbitos grupales y personales, como una lección de la vida en familia y en sociedad, desde el entendimiento como individuo y pieza clave del resto. El respeto por la libertad y las decisiones personales como moraleja.
Al final se trata de eso. Precisamente ese cortocircuito familiar es lo que hace de la tensión un atractivo, un viraje bien conducido desde una intención que pudo quedarse nada más en la exhibición de la belleza, como si se tratara de una tienda para turistas. Afortunadamente, hubo criterio y talento para el viaje interno que conmueve.
Desde la dirección
Byron Howard es uno de los directores de Encanto, la película número 60 de sus estudios de animación. También ha estado al frente de otros proyectos de Disney como Zootopia (2016), Enredados (2010) y Bolt (2008).
En septiembre el director fue uno de los invitados al Festival Pixelatl, el encuentro más importante organizado en México del mundo de la animación, el cómic y los videojuegos.
Vía streaming, participó en una conversación para hablar sobre su carrera y Encanto. Crónica.Uno asistió al encuentro virtual, en el que Byron Howard contó sobre el proceso de investigación de su más reciente película, en la que comparte dirección con Jared Bush y Charise Castro Smith.
Cuenta que fueron varios los viajes a Colombia planificados por el equipo, pero solo pudieron ir Lin-Manuel Miranda, Jared Bush y él.
Llegó el covid y el resto del equipo no pudo ir. Pero ese primer viaje, que fue hace como tres años y medio, fue único porque Lin, nuestro compositor, pudo ir con nosotros y eso casi nunca pasa con estas películas. Es decir, tenemos mucha suerte de que Disney nos permita invertir tiempo para llevar a cabo esta investigación”.
Detalla que los tres coincidieron en el plan de hacer un musical, y al venir además cada uno de familias numerosas, esa podría ser una línea para centrar la trama.
“Empezamos a discutir sobre el lugar para ambientarla. Y, bueno, América Latina es enorme. Buscamos muchos lugares, tanto en Suramérica como en Centroamérica. Pero todo seguía apuntando a Colombia, un lugar donde confluyen cultura, música, comida, familias que son mezcla de todos lados, tanto españoles, como indígenas, africanos. Vimos que esos elementos eran perfectos para lo que queríamos con Encanto”.
Menciona también al realismo mágico y a la obra de Gabriel García Márquez. Fueron a lugares como Cartagena, San Basilio de Palenque, Barichara y Salento.
“Estuvimos pocas semanas allá. Apenas rasgamos la superficie, pero regresamos tan inspirados por la diversidad, las familias que nos recibieron para las cenas, personas que nos mostraron ese país que aman tanto. De hecho, hubo un joven que nos acompañó en el viaje que jamás había salido de su pueblo. Estaba viendo todas estas cosas de su país al mismo tiempo que nosotros. Fue muy bueno ver esa reacción de ver lo maravilloso de su propio país. Impresionante”, acota Byron Howard.
Sobre la emoción, sabían muy bien la responsabilidad que tenían de plasmar todo lo que habían recabado en experiencias y emociones. También contaron con la asesoría de los documentalistas colombianos Juan Rendón y Natalie Osma, que habían trabajado con el cineasta en Zootopia, obra que ganó el Oscar como Mejor Película Animada.
“Así como como para dirigir Encanto busqué un compañero de dirección, y tuve la suerte de encontrar a Jared, sabíamos que necesitábamos un escritor. Leímos unos 40 libretos todos diferentes tanto de televisión, cine y obras de teatro. Una de esas obras fue Feathers and Teeth, sobre un grupo de monstruos que viven debajo de un hogar de los suburbios, bastante oscuro, pero mágico también. Casi una familia normal a la que le ocurren cosas extraordinarias. Hay algo en la manera en que ella escribe que tiene mucho de ese realismo mágico”, cuenta Byron Howard sobre cómo conectaron con Charise Castro Smith. Ella además de guionista, también figura como codirectora, y es una de la escritoras de la serie The Haunting of Hill House.
Byron Howard dijo que en lo que respecta a la música, quisieron darle a cada personaje una sonoridad diferente, en la que se incluyera la cumbia, el vallenato, la champeta y reguetón.
- El misterio de Soho, el viaje de una joven entre pasado y fantasmas
- Eternals, la película que se diluye en el camino
- Halloween Kills, película tan solo entretenida
- Duna, ciencia ficción contemplativa para la trascendencia
- El último duelo, la épica de una heroína en defensa de la verdad
- Free Guy, una película sobre ir más allá
- Sin tiempo para morir, el adiós de Daniel Craig a James Bond
- La casa oscura, cuando el hogar se convierte en trampa
Participa en la conversación