29 días de cuarentena. En todo este tiempo llegamos a 193 casos y nueve fallecidos por COVID-19; se acentuó la escasez de gasolina, de agua, de gas; el dólar paralelo pasó la barrera de los 130.000 bolívares. Todo eso puso en estado de tensión a la población, que busca cómo resolver su economía, dejando a un lado el avance del virus y el llamado a permanecer en casa.

Caracas. “Salgo cada ocho días, y en casa tratamos de alargar lo más que podemos los alimentos. Hago una o dos comidas por día, para que nos dure y así evitamos salir a la calle. Uno no sabe realmente qué pasa, hay mucha incertidumbre. No hay gasolina y ya comienzan a escasear los productos. La verdad es que esto es muy delicado”.

Rosa Sánchez ya tenía más de una hora en una cola para comprar carne y pollo. Estaba en uno de esos puestos informales que se ponen en las calles paralelas a la avenida Francisco de Miranda, a cinco cuadras de Petare.

Más de 50 personas esperaban, separadas a lo sumo medio metro cada una. Sánchez, a pesar de que tenía gorra y tapabocas, que impedían ver las expresiones de su rostro, en su voz dejaba colar la angustia que vive desde que llegó el COVID-19, el pasado 13 de marzo de 2020.

Por la comida la gente se ve obligada a salir de la cuarentena. Foto: Luis Morillo

“Es una situación muy tensa”, repitió por segunda vez. De inmediato le tocó su turno y dijo: “Hoy hay carne, ayer había solo sardinas y comida para perros. Me vi obligada a salir por eso, porque ya no se consiguen los productos y uno llega con mucha desesperanza a la casa”. Sánchez trata de comprar cerca de su casa en Boleíta. No va más allá para cumplir con la cuarentena, pero sabe que en Petare la cosa es diferente. Los vecinos salen a buscar las comidas por día.

“Allá los productos se consiguen más baratos y por eso se ve abarrotado de gente”, comenta otra señora de la cola. Y es así, en las zonas populares se impone la ley del día a día. Petare, a diferencia de Boleíta, que también pertenece al municipio Sucre, no tiene la misma dinámica. La economía informal es la base de la mayoría de los habitantes y, si eso es lo que da el dinero, no hay cuarentena que valga.

En la redoma de Petare hay hasta equipos antimotín. Foto: Luis Morillo

Por eso hasta con equipos antimotín de la GNB tratan de controlar las ventas y la aglomeración de personas.

La rutina de siempre

29 días de cuarentena. En todo este tiempo llegamos a 193 casos y nueve fallecidos por COVID-19; se acentuó la escasez de gasolina, de agua, de gas; el dólar paralelo pasó la barrera de los 130.000 bolívares.

Foto: Luis Morillo

Todo eso puso en estado de tensión a la población, que busca cómo resolver sus comidas por día y la economía, dejando a un lado el avance del virus y el llamado a permanecer en casa.

Desde el sector La Alcabala, pasando por todas las entradas del barrio Fechas Patrias, hasta la redoma de Petare, la vida –por lo menos hasta las 2:00 p. m.– continúa con la misma rutina que había hace un mes, solo que ahora la gente circula con tapabocas y algunos con guantes.

Desde las 6:00 a. m. la gente sale a buscar alimentos. Foto: Luis Morillo

No se ha detenido la presencia de niños en las calles, de las mujeres hablando en las paradas, de los chamos dándoles patadas a los balones de fútbol.

Tampoco el que vende plátanos, cigarros, café, agua, empanadas, ni el que recoge de la basura ha salido de la calle espantado por la cuarentena.

La falta de agua es un problema en toda la parroquia. Foto: Luis Morillo

“Nada de eso pasa. Aquí la gente sale a buscar la comida por día. El agua que no llega arriba hay que venir a buscarla aquí abajo, igual con las bombonas de gas”, dijo José Ramiro, trabajador de un electroauto, habitante de Mesuca.

La gente trata de mantener la rutina. Foto: Luis Morillo

En las aceras cercanas a la redoma de Petare hay plomeros y personas que botan escombros ofertando sus servicios. Hay muchos muchachos bachaqueando y cambiando comidas por día, que no se intimidan ante la presencia de los equipos de orden público de la GNB.

Tan es así que mientras un funcionario amedrentaba al fotógrafo de Crónica.Uno, le revisaba las fotos y gritaba: “Vete de aquí, no te quiero ver”, un par de jóvenes iniciaron una pelea en las narices de los propios guardias.

Uno de los uniformados sacó su arma de reglamento a menos de 30 centímetros del equipo de prensa y les dijo: “Qué pasa, cómo se van a pelar aquí delante de la guardia”, pero eso fue en vano, pues uno de los hombres le manoteo la cara y con la misma se fue.

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La GNB se mete a los barrios, según la gente, a corretear a los que salen luego de las 2:00 p. m. Foto: Luis Morillo

“Es fuerte la situación aquí. El problema de las fotos es que las suben a las redes sociales y después dicen que la guardia trafica con la comida, con la gasolina. Pero dale, sigan haciendo su trabajo”, le tocó decir, luego de la demostración de poder de aquel hombre del barrio.

Eran las 11:24 a. m. de este martes 15 abril y la GNB se desplegaba por todo el Fechas Patrias, por la redoma, por la entrada de Palo Verde y hacia la Línea de Petare.

A las 10:00 a. m. ya habían mandado a cerrar los locales, pero quedaban aún buhoneros con las mercancías en cajas y bolsas, negados a abandonar las esquinas. Incluso algunos sin tapabocas.

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La necesidad de tener servicios como el gas es otro de los motivos por el que los vecinos se movilizan. Foto: Luis Morillo

“Falta mucha conciencia, la gente no quiere hacer caso”, refirió un polimiranda que está prestando apoyo en Petare debido a la contingencia.

Camiones y la ballena de la GNB están atravesados en la avenida Francisco de Miranda, cerca de Campo Rico y en el Gran Muro de Petare.

En los alrededores de la estación del Metro y del mercado están dispuestas las unidades motorizadas con equipos antimotín. Mientras la gente se retira y la calle queda mojada, pues algunos comerciantes lavan sus espacios, la sensación que da la entrada de Petare es la misma que se observa después de una protesta disuelta por el paso de la ballena.

Dice la gente que la guardia sube a los barrios y mete a sus casas a los que están deambulando después de las 2:00 p. m. Este martes tal vez había más despliegue de seguridad: GNB, PNB, Polisucre y Polimiranda, pues el gobernador de Mirada, Héctor Rodríguez, fue a la plaza El Cristo, donde todo estaba limpio y ordenado, a entregar ambulancias y unidades a los cuerpos de seguridad. Un acto de precampaña.

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Héctor Rodríguez, en una acto en la plaza El Cristo, mientras en Mesuca no hay agua. Foto: Luis Morillo

En ese evento, que estuvo rodeado de trabajadores de la Alcaldía de Sucre y de la gobernación, fue muy poca la participación del pueblo petareño. Más bien la gente pasaba, miraba y seguía.

Los trabajadores que desinfectan las calles, con sus batas blancas y tanques de agua con alcohol y gel estaban en abundancia en esa plaza que, en comparación con las cuadras cercanas, estaban completamente limpias.

Solo se vio cerca del terminal a cinco de ellos, ya cansados de la jornada del día, reposando en la orilla de una acera. “Antes nos daban una braga diaria, ahora cada tres días. Cuando llego a la casa la lavo, no queda de otra”, comentó una de las aseadoras.

A estos trabajadores les dan cada tres días una braga nueva. Foto: Luis Morillo

De casos no se habla abiertamente. Un policía mencionó, muy bajito, que en el sector La Vega de Petare y en Palo Verde hay casos positivos.

Pero la gente, en el barrio, no ha visto a las cuadrillas de la plataforma patria hacer el recorrido casa por casa. “No hemos visto que se lleven a alguien”, dijo un vecino.

En Boleíta sí estaba un grupo de más de 20 personas. El cubano a cargo, que solo tenía tapabocas, dijo que no tienen permitido hablar. “Pero aquí no hemos encontrado casos sospechosos”, señaló al tiempo que soltaba un cigarro y se lo pasaba a otro compañero, que igual se lo llevó a la boca.

¿Y andas así sin traje de bioseguridad? “No hace falta, solo estamos preguntando si la gente tiene algún síntoma, no necesitamos los guantes”, respondió con toda naturalidad.

La dinámica y el cómo se lleva la cuarentena es propia de cada comunidad. En Catia ya se usa hasta el pase de movilidad, al estilo ghetto, para controlar el tránsito de personas. En Petare sacan a las fuerzas antimotín, y en zonas como Boleíta, Los Dos Caminos y ya entrando incuso a Chacao la gente sale menos a la calle, se turna por días. Aun así, como ya le está sucediendo a la señora Rosa Sánchez, la escasez de alimentos amenaza su cuarentena y la empuja de nuevo a la calle por la subsistencia.

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La gente se preocupa por la escasez de productos. Foto: Luis Morillo

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