Al menos 12 % de la población mundial supera los 60 años y tiene un consumo superior a los 15.000 millones de dólares anuales. Venezuela llegó 20 años antes a su proyección de 12 % de adultos mayores y con ello surge un grupo de necesidades y demandas que pueden ser atendidas por el mercado.

Caracas. La migración masiva de venezolanos hizo que el porcentaje de población mayor de 60 años se acelerara rápidamente y alcanzara niveles que no se proyectaban sino después de la década de 2030, dejando escenarios demográficos y económicos que plantean más y nuevos desafíos.

En 2011, el Instituto Nacional de Estadística (INE) proyectaba que para 2039 la población mayor de 60 años abarcaría 12 % del total en el país. Sin embargo, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB estima que ya en 2030 la tasa podría ubicarse en 15 % de la población y llegar a 21 % en el 2050.

El envejecimiento acelerado de la población venezolana, a diferencia de otras en la región, se enfrenta a desafíos más profundos: la pobreza de ingresos afecta a 9 de cada 10 adultos mayores, las pensiones son írritas (sin señales de que puedan mejorar sustancialmente en los próximos años) y el sistema de salud -aún más necesario al llegar a la tercera edad- sufre años de deterioro y colapso.

Esto genera problemas y retos más complejos que deben ser atendidos en menor tiempo y con menos recursos. Los sistemas de salud, pensiones y cuidados a largo plazo son los que determinan la política pública orientada al adulto mayor, dijo el emprendedor social y creador de redes comunitarias de autogestión, Salomón Raydan, en un foro sobre economía plateada en el que participaron varias organizaciones de la sociedad civil.

¿Qué es la economía plateada?

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) califica a la economía plateada como esa parte de la economía global que se vincula al cambio demográfico producido por el envejecimiento de la población y que se enfoca en las necesidades y demandas de los adultos mayores.

Juan Pablo López, especialista del Laboratorio de Innovación del BID, destacó en el foro que la economía plateada “reconoce a los adultos mayores como una gran oportunidad de mercado y de crecimiento económico”, con un estimado de consumo de más de 15.000 millones de dólares al año a nivel global tomando en cuenta que cerca de 12 % de la población mundial supera los 60 años, según el Banco Mundial.

En Latinoamérica y el Caribe, sin embargo, la tendencia es hacia una aceleración cada vez más rápida, pues se estima que en el 2050 la tasa -que en 2020 era de 13 %- llegue a 27,5 % y aumente a 36,4 % en el 2090. Es decir, en menos de 70 años al menos uno de cada tres latinoamericanos estará en la tercera edad. El BID también proyecta que en el 2030 el 30 % del consumo de la región provendrá de los adultos mayores.

Y ante ello, como se abordó en el foro de economía plateada, se abre un mundo de posibilidades de bienes y servicios que se pueden ofrecer, tomando en cuenta las necesidades de ese sector en temas como:

  • Salud: telemedicina para el manejo de enfermedades crónicas, medicina preventiva, alimentación saludable o ejercicio físico para un envejecimiento activo.
  • Finanzas: servicios y productos relacionados con ahorro, seguros, hipotecas inversas y pensiones, procedentes tanto del sector público como del privado.
  • Transporte y movilidad: entrega preferencial y personalizada de alimentos y/o medicinas a domicilio, ajustes en la infraestructura urbana de lugares públicos y privados para cómodo acceso de adultos mayores con movilidad reducida.
  • Vivienda: oferta de alquiler de vivienda asequible y adaptada las necesidades del adulto mayor, como cercanas a transporte público, sin escaleras, con experiencias intergeneracionales, entre otros aspectos.
  • Participación laboral: los adultos mayores pueden trabajar más años como empleados y como emprendedores en distintos nichos del mercado.
“El envejecimiento también tiene una cara productiva e innovadora”

Juan Pablo López, del BID, señala que en Venezuela la economía plateada no solo puede derivar en oportunidades para la población de adultos mayores, “sino que permitirá impulsar la innovación, fortalecer el ecosistema de emprendedores nacionales y promover un desarrollo inclusivo”.

Un estudio del BID publicado en 2020 identificó 245 actores cuyos servicios o productos se dirigen a las personas mayores. Entre ellos destacaron organizaciones de tipo comercial (60 % del total), sin fines de lucro, gubernamentales, financieras, académicas, de comunicación e intergubernamentales. También se determinó que hay una tendencia hacia actividades de cuidados a largo plazo y salud, aunque al menos 20 % de los actores atienden a múltiples sectores de la economía plateada.

Como e incluso en mayor medida que sus pares de la región, la crisis socioeconómica que vive Venezuela obliga a sus ciudadanos a rebuscarse para satisfacer medianamente sus necesidades. La última Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) revela que la informalidad llega a 50 % del mercado laboral, aunque esa práctica, eventualmente, termina excluyendo a la población adulta mayor.

Estimamos que, en el 2030, cerca de 40 % de las personas a nivel global que van a recibir pensión tendrán en ese su única fuente de ingresos, es un gran número de personas que se suma a un 30 % que actualmente no tiene cobertura sanitaria básica, dijo en el foro organizado por la sociedad civil el director de la Escuela de Negocios de Madrid (IE Business School), Gustavo Fernández.

Un desafío de política pública

El emprendedor social Salomón Raydán señala que, si bien generar condiciones para desarrollar la economía plateada no sustituye por completo a las políticas de protección social, si permite que los adultos mayores tengan más autonomía y alivia la carga fiscal del sistema de salud público y las pensiones.

El sistema que debía dar soporte a la vejez, colapsó y de por sí limita mucho la capacidad de independencia de las personas mayores. El aumento significativo de pensiones va muy de la mano de bonanzas petroleras, y desde que cayó la última todo el sistema se fue abajo, señaló Raydán. Cálculos propios del emprendedor muestran que la cobertura de pensionados pasó de 16 % a 84 % entre 2000 y 2019, pero desde 2012 hasta la actualidad el monto de las pensiones perdió 95 % de su valor.

El BID estima que actualmente el gasto conjunto en pensiones y salud representa alrededor de 35 % del gasto público en la región y, sin reformas sustanciales, podría llegar a 80 % de los presupuestos en el 2065. Para reducirlo, sin dejar a un lado las responsabilidades inherentes al Estado, se debe promover la autonomía de los adultos mayores y profundizar en las colaboraciones público-privadas.


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