Familiares de difuntos denuncian profanación de tumbas en el Cementerio General de Cumaná

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Tumbas y sarcófagos abiertos, con ataúdes expuestos al aire libre, es la escena que se ve por doquier y los dolientes lamentan que el presupuesto familiar no les alcanza para reparar los daños de las profanaciones. Por el nivel de inseguridad, tanto dentro como en los alrededores del cementerio, a los parientes se les quitan las ganas de ir a cumplir con sus muertos.

Cumaná. Para la señora Gladys Aparicio, de 68 años de edad, natural de Cumaná, es muy doloroso llegar al cementerio y encontrarse con la escena perturbadora de la profanación de la tumba de su madre.

Allí en esa misma fosa yace el cuerpo de su esposo y una hermana. “ ¿Cómo puede alguien cometer este sacrilegio?”, se pregunta la señora Aparicio sin poder contener las lágrimas.

Muy indignada y llena de dolor cuenta que su madre y su hermana tienen más de 35 años de fallecidas, pero su esposo murió hace 12 años.

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La profanación de las tumbas también es un riesgo para la salud. Foto: Mónica Salazar.

Aparicio exige mayor compromiso de las autoridades del servicio municipal y vigilancia del camposanto central de Cumaná.

Ya no se puede venir como antes. La pandemia también ha limitado las visitas al cementerio, pero no es posible que ni nuestros difuntos puedan descansar en paz”, advierte.

Agregó: “Aquí, por más que uno quiera, el nivel de inseguridad, dentro y en las inmediaciones del cementerio, le quita las ganas a cualquiera de venir a cumplir con sus muertos”.

Para quien visita este camposanto es perturbador ver por todas partes amontonamiento de urnas y caminar con dificultad entre cada sepultura, tropezando con algunas que se pierden entre la maleza y escombros.

Tumbas y sarcófagos abiertos, con ataúdes expuestos al aire libre, es la escena que se ve por doquier y los dolientes lamentan que ante esta situación el presupuesto familiar no les alcanza para reparar los daños causados al sepulcro de sus familiares.

Francisco Bermúdez, docente de 60 años de edad, que también visitaba rápidamente la tumba de un familiar acompañado de un hijo, manifestó que además del dolor y la impotencia que provoca ver y saber que ya no respetan ni el lugar sagrado donde descansan los difuntos, “la violación de las tumbas se convierte en un problema de salud pública”.

Imagínese lo que aquí se podría desatar con la exposición de gases de cuerpos descompuestos y todo lo que ello significa y más en tiempo de pandemia cuando el coronavirus se propaga sin control”, agregó.

Bermúdez llama la atención sobre la llamada operación chatarra. “Desde que el gobierno hizo ese anuncio, para los maleantes no hay espacio que no degraden. Aquí no solo se han llevado el mármol, rejas y piezas de mausoleos familiares; aquí se están llevando hasta las tapas de concreto para sellar las sepulturas de humildes tumbas.

Habla el director

Para Julio Blondell, director del Cementerio Central de Cumaná, cargo que ostenta desde hace tres años, “el trabajo ha sido arduo”. Poner orden en medio de las denuncias de los familiares no ha sido fácil.

Para Blondell hay familiares que se quejan porque han perdido la ubicación de las tumbas de sus familiares, pero “deben reconocer que tienen mucho tiempo sin visitar a sus difuntos y, por consiguiente, hay muchas tumbas olvidadas, abandonadas”.

El Cementerio Central de Cumaná está adscrito a la Fundación de Servicios Funerarios que administra los 16 cementerios existentes en el municipio Sucre bajo la supervisión de la Alcaldía de Cumaná.

Explica Blondell que la razón de la acumulación de urnas en los pasillos y caminerías del cementerio obedece a que recientemente se han realizado un sinnúmero de exhumaciones legales, autorizadas por familiares, quienes requieren disponer de los espacios de las fosas de su propiedad para el entierro de otros parientes.

Lamentablemente la pandemia, debido a la extensión del contagio por el COVID-19, ha provocado un número de muertes sin precedentes y en la ciudad hay muchas familias que no tienen cómo cubrir los gastos funerarios de un ser querido.

Cuenta el director del camposanto cumanés que por esta razón algunos indolentes osan desenterrar y extraer las tapas o lápidas de cemento con que sellan las tumbas para cubrir o tapar la de sus familiares.

El hurto de tapas viene sucediendo desde hace muchos tiempo”, admite Blondell.

Sin embargo, para solventar esta situación, el director del Cementerio de Cumaná aclara que mantienen una alianza con una empresa denominada Inversiones I. A. que está elaborando las lápidas de concreto para cubrir la demanda.

“Si al momento de que alguien necesite enterrar a un familiar y sus deudos no tienen las tapas de concreto, se les envía a la empresa para que retiren las cuatro láminas de concreto estándar necesarias para sellar la tumba”.

Blondell afirmó que bajo su gestión se acordó donar la fosa y hasta el ataúd en caso de muerte por COVID-19.

Enterrar a un pariente en el Cementerio Central de Cumaná tiene un costo de entre 150 millones y 180 millones de bolívares. Además de que en la ciudad 90 % de los cumaneses ya tiene su fosa fúnebre” .

Entretanto, el responsable de la dirección del cementerio indicó que dependiendo de la situación socioeconómica de quien requiera los servicios funerarios solo se le solicita: 80 bloques de 10 y dos sacos de cemento para la fosa (si no la tiene). En cuanto al pago de los sepultureros este debe cancelarlo los familiares y el mismo está entre 30 millones y 40 millones de bolívares. “Nada, de pago en moneda extranjera”.

Se pudo conocer que el Cementerio Central de Cumaná modificó su horario de atención al público y ahora trabajan desde la 7:00 a. m. corrido hasta las 5:00 p. m. De igual forma, se supo que están coordinando acciones junto con la policía municipal, Saves y Servisucre para mejorar el servicio a la comunidad.

Transcendió que están ofreciendo un servicio funerario con cobertura para nueve familiares con un pago inicial de 2 millones de bolívares y una cuota mensual de por vida también de 2 millones de bolívares.


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