Familiares de víctimas del barrio Kennedy denuncian que operativos de las FAES son un acto de cobardía

barrio kennedy

Los deudos denuncian que los efectivos “disparan y después averiguan”. La acción del cuerpo policial dejó al menos 6 víctimas en el sector. A los jóvenes les arrebataron a los hijos de sus brazos, dispararon y luego les robaron las pertenencias de sus hogares.

Caracas. En la cama de su casa en el barrio Kennedy fue asesinado Ricardo González Amundaray, de 26 años, por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Él es una de las seis víctimas que murieron en el operativo de este cuerpo policial entre la mañana del pasado 8 de enero y la tarde de este miércoles 9. 

Lo que hacen es un acto de cobardía. Disparan y después averiguan. No miden las consecuencias. ¿Por qué se encapuchan, matan y roban? Porque son unos malandros, dice el hermano de Ricardo, Danny Rivero, quien es funcionario de la Policía Marítima en el estado Falcón desde hace 26 años.

Ricardo tenía planes de emigrar a Colombia luego del 15 de enero de este año. Allá se encuentra su pareja desde hace 6 meses. Ambos pensaban llevarse a su hijo luego de estar establecidos económicamente. Sus otros hermanos también se encuentran fuera de Venezuela, algunos en Perú y otros en Argentina.

A las 6:30 a. m. llegaron los efectivos al barrio Kenneddy, parroquia Macarao. Ricardo dormía con su niño de 3 años entre sus brazos, cuando lo despertaron, le arrebataron al menor y se lo entregaron a la abuela que vive en el piso inferior.

Tres disparos en el pecho recibió el joven quien trabajó por casi cinco años en el Ministerio de Industria y Comercio. Sin embargo, había renunciado desde hace año y medio y mantenía a su familia con lo que obtuvo de la venta de un apartamento que le había otorgado su antiguo trabajo.

“No puedo decir que tenía la mejor conducta pero estas tampoco son las formas”, agrega el hermano. Ricardo estuvo preso dos meses en el 2017. Sus familiares desconocen las causas.

De la casa se robaron todo, denuncia Rivero. Comida, ropa y dinero. Para sus planes de migración, Ricardo pensaba vender su vehículo Corsa, el cual su hermano desconoce si los efectivos también se robaron. A horas del mediodía de este 9 de enero, Crónica.Uno constató que los efectivos de la FAES continuaban por el barrio Kennedy. Al momento de preguntarle sobre las razones del operativo respondieron alarmados: “váyanse de aquí ya”. En ese momento, había dos funcionarios, un hombre y una mujer, vigilando desde la puerta de un hogar en el sector II. Los otros funcionarios que viajaban en una pick up se encontraban dentro de esta misma casa. Minutos más tarde la policía informó que Ángel David Campos Álvarez habría muerto por presunto enfrentamiento. 

“Puros disparos”, es lo único que comentan temerosos los vecinos para describir lo que han escuchado en los últimos dos días. 

“Yo que soy funcionario no entiendo estas ensañas. Estoy convencido de que matan a lo loco y que las FAES tiene infiltrados en todas las comunidades”, agregó Rivero.

En su pueblo, Dabajuro, a 126 km del oeste Coro, informó que las FAES también había asesinado a cinco personas la mañana del 8 de enero.

Al que es malandro no le hacen eso. Hablan de enfrentamiento, pero es mentira. No se atreven. A los que mataron por mi pueblo eran personas que vivían de la siembra y del campo. La FAES actúa a manera de gatillero, dijo.

Ricardo se desangró en su propia cama hasta que el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegó al lugar cuatro horas después y retiró al cuerpo para llevarlo al hospital Miguel Pérez Carreño.

El joven vivía en la vereda 11 y Carlos Eduardo Ramírez, de 33 años, en la vereda 19. Ramírez es otra de las víctimas. “Lo sacaron por detrás de la casa y dispararon”, dijo su mamá, María Eva Sánchez. A él también le arrebataron a sus cuatro hijos menores de edad. La esposa no estaba en casa. Sus pertenencias —igual que en el caso anterior— fueron hurtadas por estos efectivos, según asevera su madre, quien cuenta que su hijo habría pagado una condena en una cárcel en Caracas.

De acuerdo con el parte policial, el despliegue se realizó para desarticular una presunta banda delictiva denominada El Brandón. Pero familiares desmienten esta versión. La banda deben ser ellos. Los de negro y encapuchados. Nuestros hijos podrían consumir y beber, pero no se metían con nadie, dice Sánchez.

Brando Rafael Sanoja Batista, Maikel Cumare Ávila y José Rafael Arévalo Pérez fueron los otros que murieron durante las acciones de este cuerpo adscrito a la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

Según un informe reciente del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), 7523 personas murieron a manos de cuerpos policiales en el 2018, casi 2000 personas más en comparación al 2017, considerando que fueron 5535, lo que representa un incremento de 36 %. Condenamos que esta sea la única respuesta de política pública del Gobierno ya que actúan fuera del Estado de Derecho y es una violación a los Derechos Humanos, mucho más en un país en el que no existe la pena de muerte, dijo el director del OVV, Roberto Briceño León.

Los encapuchados también en Guatire

Deivy Johan Caballero, de 33 años, era taxista y vivía en la urbanización Las Rosas, ubicada en Guatire con su mamá e hijo de 3 años. El lunes 7 de enero a las 8:30 p. m. efectivos de la FAES derribaron la puerta de su hogar y lo asesinaron, denuncia su madre.

‘Sáquenla, sáquenla’, fue lo único que dijeron. Cuando salí de mi casa con el niño y me alejé un poco, lo único que escuché fueron tiros, cuenta.

En total, calcula que 30 funcionarios estaban en el lugar.

No pudo ver el cuerpo de su hijo sino hasta que finalmente llegó a la morgue. Le dijeron que lo habían llevado a la sede del Instituto Venezolano de Seguros Sociales en Guarenas.

El mismo informe del OVV indica que Venezuela se posiciona nuevamente en el 2018 como el país más violento del mundo con 23.047 homicidios y una tasa de 81,4 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Miranda y Distrito Capital se encuentran entre los cinco estados más peligrosos del país.


Participa en la conversación